Rodrigo Pretto
El más famoso de los tanatólogos argentinos destierra mitos. Tiene 48 años de trayectoria y en su extenso currículum se encuentra la organización de las ceremonias fúnebres de José Luis Cabezas y Menem Jr. Sin embargo, asegura que el traslado del cuerpo de Perón fue lo más impactante que vivió. Ya tiene preparado su funeral y cuenta que por el temor a ser enterrado vivo le solicitan que en el ataúd les coloquen un celular.
Rodrigo Pretto
Para Ricardo Péculo, un velatorio no marca que una muerte ocurrió, sino que una vida fue vivida. Sostiene que quienes aceptan la muerte viven más. Aclara que los ataúdes rasguñados y cuerpos en otras posiciones forman parte de algunos mitos que rodean a la muerte. “Hay que entender no existe lugar para moverse dentro de ellos y mucho menos para darse vuelta”, dispara. Con su voz grave, casi de ultratumba, parece mimetizarse con el oficio propio. Con más de 45 años de trayectoria, el hombre es precavido. Ya tiene preparado su funeral y la elección de vestimenta: será con un facón, una bombacha de gaucho y un sombrero, al mejor estilo tradicionalista. Y si bien en su currículum aparece la organización de ceremonias fúnebres como la de José Luis Cabezas y Menem Jr., entre otros, asegura que el traslado del cuerpo de Perón en 2006 fue el servicio que lo marcó a fuego. Dice que los únicos cajones son los de la mesita de luz. Y cuenta que el temor social a ser enterrado vivo ha llegado al punto de solicitar que dentro del ataúd haya un celular.
Es piloto privado, paracaidista y buzo deportivo. También aficionado al salto ecuestre y saltos ornamentales, apasionado al timonel de yate a motor, amante del golf, tradicionalista, jugador y árbitro de pato. Ricardo Péculo tiene 68 años, es tanatólogo disciplina que aborda todo lo relacionado con la muerte y desde hace 48 brinda servicios fúnebres. Comenzó a trabajar en la empresa fundada por su hermano Alfredo, cuando por esa picardía de los jóvenes quería “juntar unos mangos para salir el fin de semana”. Hoy es profesor universitario, autor de diferentes maestrías, recorre el país dictando conferencias y capacitaciones. También supo ser una celebridad televisiva. Se ha transformado en el más reconocido y famoso dentro de su profesión.
Si bien en su currículum aparece la organización de ceremonias fúnebres como la de José Luis Cabezas y Menem Jr., entre otros, asegura que el traslado del cuerpo de Perón en 2006 fue el servicio que lo marcó a fuego.
El oficio de director
El “maestro de ceremonias” asegura que se trata de un oficio que se adquiere de generación en generación, y que actualmente sólo existe una tecnicatura en Corrientes que se puede estudiar a distancia. “Hay que capacitarse. Es un trabajo mucho más importante de lo que la sociedad piensa. Hasta podemos hacer mala praxis y dejar marcada a una persona para el resto de su vida”, reconoce Péculo, quien agrega que se trata de una profesión ligada exclusivamente con los sentimientos. Por eso sostiene que es sumamente necesario conocer de homenajes, tradiciones religiosas y derechos funerarios. “No hablamos solamente de velar a un ser humano”.
En su sitio web, el reconocido tanatólogo tiene su propia carta de presentación. “Un velatorio no marca que una muerte, ocurrió sino que una vida fue vivida”. Bajo ese concepto, Péculo considera la base de su trabajo. “Se trata de honrar una vida, no de enterrar a una persona. Es reconocer, homenajear a un individuo en su despedida. Esto no quita el dolor de los seres queridos, pero lo alivia”.
Asimismo, en un ambiente rodeado de muerte, aclara que le tiene miedo, pero es consciente que se debe hablar de ella. “Por experiencias que tengo en mis largos años dentro de esto, sé que aquellos que aceptan la muerte viven más. No en tiempo, pero hay quienes trabajan pensando que son inmortales. Y cuando tomamos conciencia de que en algún momento ya no vamos a estar más, comenzamos a disfrutar de la vida misma”. La muerte, explica, sigue siendo un tema tabú, aunque se encuentra transitando el camino que recorrió el sexo en su momento y de a poco la sociedad comienza a abrir el diálogo.
Péculo fue el encargado de organizar servicios funerales de casos resonantes en la historia argentina. Menem Jr., José Luis Cabezas y el traslado de Juan Domingo Perón, entre otros, figuran en su extenso currículum. “Amo este trabajo y en cada situación le pongo el alma. Sé que una familia, en cada velorio, necesita contención. Y a eso me aboco”.
Su velatorio, preparado
“No imagino mi muerte”, asegura Péculo. Pero su funeral ya está completamente organizado para cuando llegue el momento. Siguiendo las costumbres tradicionalistas, la vestimenta que llevará en su ataúd ya está seleccionada. Una faca, una bombacha de gaucho y un sombrero. Así quiere que sea su despedida. Aclara que nadie le teme a la muerte, sino al modo. “Todos le tenemos miedo al sufrimiento, a la agonía”, aclara.
Dice que los únicos cajones son los de la mesita de luz. Y cuenta que el temor social a ser enterrado vivo ha llegado al punto de solicitar que dentro del ataúd haya un celular.
El tanatólogo trata de desterrar los miedos sociales a ser “enterrado vivo”, algo que en la práctica considera improbable por el avance de la medicina. Y si bien reconoce que existieron, la inexistencia de certificados de defunción eran los grandes culpables de los casos de catalepsia. Por eso testifica que actualmente existen pedidos especiales que se ha transformado en recurrente. “Hoy solicitan que en el ataúd les coloquen un celular. Yo quiero aclarar que abajo no hay señal (risas), pero es una tranquilidad”.
Un máster en su carrera
Así lo considera el experto al traslado de féretro de Juan Domingo Perón, en aquel recordado 17 de octubre de 2006 cuando todo terminó con serios incidentes que incluyeron una batalla campal entre el sindicato de camioneros y de la Uocra. Aquel día hubo disparos de armas de fuego y unas 50 personas heridas.
Actualmente existen pedidos especiales que se ha transformado en recurrente. “Hoy solicitan que en el ataúd les coloquen un celular. Yo quiero aclarar que abajo no hay señal (risas), pero es una tranquilidad”.
El experto rememora que fue una experiencia “muy fuerte” desde lo personal. “Tuve que abrir el ataúd porque debían tomar muestras de ADN, por eso dicen que fui el último que vio al general. Y realmente es así. Luego trasladar el cuerpo. Fue realmente impactante”.
“Por experiencias que tengo en mis largos años dentro de esto, sé que aquellos que aceptan la muerte viven más. No en tiempo, pero hay quienes trabajan pensando que son inmortales. Y cuando tomamos conciencia de que en algún momento ya no vamos a estar más, comenzamos a disfrutar de la vida misma”.
Ricardo Péculo
En El Trébol
El reconocido tanatólogo exequial brindó una charla en el Centro Cultural Cervantes de la ciudad de El Trébol. Ante la atenta mirada del público en general, Péculo disertó sobre “Mitos y verdades de la muerte”.
El encuentro, al cual concurrieron más de 50 personas, fue organizado por la Cooperativa de Agua Potable, que cuenta con su Servicio de Sepelios. Contó con la presencia, además, de representantes del Crematorio “Requiem”, Dyeser -empresa de suministros para funerales-, Casa Galli -artículos funerarios- y miembros de la Federación de Cooperativas Prestadoras de Servicios Sociales.