—Te voy a mandar el recorte de El Litoral donde consta que la primera reunión de transición entre (Jorge) Obeid y (Hermes) Binner se hizo a cuatro días de las elecciones -reprocha un interlocutor del PJ.
La provincia comenzó a recorrer el camino de la transición que derivará el 11 de diciembre en la asunción del gobernador Omar Perotti.
—Te voy a mandar el recorte de El Litoral donde consta que la primera reunión de transición entre (Jorge) Obeid y (Hermes) Binner se hizo a cuatro días de las elecciones -reprocha un interlocutor del PJ.
—¡Pero esas elecciones se hicieron en septiembre! -advierte un funcionario socialista.
—¡¿Y quién tiene la responsabilidad de haber convocado a elecciones, este año, seis meses antes de que termine el mandato?! -retruca el peronista.
Entre chicanas de ese tenor, la provincia comenzó a recorrer el camino de la transición que derivará el 11 de diciembre en la asunción del gobernador Omar Perotti, después de doce años de gestión socialista. Las dos semanas posteriores a las elecciones del 16 de junio depararon pocas novedades en la materia; apenas, quiénes integrarán el equipo por la gestión entrante, y la expectativa de que “martes o miércoles próximo” se concretaría la primera reunión. “El peronismo está demasiado ansioso”, sostienen en el Frente Progresista. “El socialismo se resiste a dejar el poder”, responden desde el PJ.
El 2007 aparece como el antecedente más cercano de transición entre dos gestiones provinciales de signos políticos diferentes. Pero fue a la inversa. El Justicialismo entregaba, entonces, el mando al primer gobernador socialista de la historia. La actual hasta tendrá algún interlocutor en común -el contador Rubén Michlig-. Pero ya empezó diferente. El archivo periodístico que desempolva el PJ para apurar ahora al oficialismo consigna algo más que la primera reunión de la comisión de transición a diez días de las elecciones. Consigna, también, que apenas 24 horas después de aquellos comicios realizados el domingo 2 de septiembre de 2007, Binner era recibido en un encuentro protocolar por Obeid en su despacho de la Casa Gris. Era lunes al mediodía. Binner llegaba con Antonio Bonfatti y Raúl Lamberto; Obeid lo esperaba junto a Roberto Rosúa y Mario Lacava. Finalizado el cónclave, Obeid acompañaba al socialista hasta donde aguardaban los periodistas para sólo decir: “Los dejo con el futuro gobernador de la provincia”. Y se retiraba sin agregar más.
Por estos días, Miguel Lifschitz y su sucesor sólo han tenido hasta aquí contactos telefónicos. O al menos eso es lo que se hizo trascender de manera pública. “Falta mucho tiempo todavía, casi cinco meses de gestión”, enfatizó en varias ocasiones el gobernador socialista. Lifschitz prometió predisposición de todos sus ministros, pero aclaró siempre que se lo preguntaron, que seguirá tomando decisiones hasta el 10 de diciembre. Ése es, precisamente, uno de los puntos que preocupa a la nueva gestión.
El PJ ansía comenzar con los encuentros formales de la comisión de transición para literalmente “marcar la cancha”. Se citaron, al principio, temas generales que están bajo la lupa como licitaciones y nombramientos. Pero con el correr de los días, ya comenzaron a tomar nota de varios actos de gobierno post elecciones que encienden luces amarillas: la firma de convenios con intendentes para la compra de luminarias LED a través de un crédito que está sujeto a una autorización nacional, un decreto del 21 de junio con “ascensos extraordinarios para la policía”, una licitación para el Enapro en la ciudad de Rosario. Y más. Sobre esa base, el peronismo considera que “urge” comenzar a acordar los temas de la transición, y ello -aseguran- excede ampliamente la necesidad -obvia y lógica- de consensuar criterios para la redacción del futuro presupuesto provincial.