Poder ilimitado, escándalos sexuales, incestos y asesinatos. La corta vida (apenas 29 años) del emperador Calígula quedó atada a estos hechos, al punto de que los historiadores llegaron a describirlo directamente como “un monstruo”. El director teatral Edgardo Dib se inspiró en esta figura histórica y tras una profunda investigación forjó, junto a un grupo de actores santafesinos, la obra “(esto no es) Calígula”, que lejos de ser una puesta de caracter biográfico ficcionaliza “un momento clave” en la vida de aquel perturbado monarca.
El espectáculo, cuyos intérpretes son Sergio Abbate, Luchi Gaido, Raúl Kreig, Silvana Montemurri, Lucas Ruscitti y Rubén Von Der Thüsen se desplegó a mediados de 2017 y resultó al año siguiente seleccionado en la Fiesta Provincial del Teatro. Ahora, será reestrenado en el marco de una temporada que se realizará todos los sábados del mes de julio, a partir de las 21, en La 3068 (San Martín 3068), a partir del sábado 6.
En diálogo con El Litoral, Dib señaló la atracción por el tipo de personajes de las características de Calígula y Medea, eje de otro de sus espectáculos. “Me interesa entender por qué estos personajes hacen lo que hacen. Como director y como actor de teatro, uno tiene que entender siempre los motivaciones de los personajes y no juzgarlos”, apuntó. “Empaticé con Calígula y sentí que lo podía entender. Al Calígula que yo me representé, no al Calígula real, que uno no sabe cómo fue. Esto lejos está de ser una biografía fidedigna del personaje histórico, es una ficción absoluta. Pero sí trato de entender por qué actuó como actuó”, consideró.
“La obra no es otra cosa que una excusa para hablar de los vínculos familiares, que es un tema recurrente en mis espectáculos. Acá tenemos al líder de un imperio, pero que a la vez es emperador de una familia. La corte no es otra que su propia familia, que le exige seguir gobernando. Y este hombre que está al borde del suicidio, quebrado por dentro, está en la disyuntiva entre matarse o seguir el mandato familiar. Se ve obligado a continuar ese mandato, lo cual trae consecuencias nefastas, que lo encaminan a un camino de autodestrucción. De modo que el objetivo de “(esto no es) Calígula” es ver qué pasa en las vísceras de este hombre, que si bien fue catalogado, y lo fue, como un asesino, convive en un contexto que yo creé ficticiamente, con una familia que presiona y lo propone como salvador, como pilar mientras sus integrantes viven tranquilamente”, detalló Dib.
El Calígula de Dib es un personaje asfixiado por la familia, al cual se representa a través de registros que rozan el grotesco y el absurdo, con composiciones actorales extremas, revestidas de humor negro y ferocidad. De hecho, en la estructura de la obra aparecen muchos lugares comunes asociados al Imperio Romano que revuelan el imaginario colectivo (las bacanales, el circo, las batallas de gladiadores) que se incorporan como pequeños shows que se encolumnan detrás de una situación base congregante, que es el velorio de Drusila, hermana y amante de Calígula. “Todo está resuelto desde un lugar de mucho humor ácido y de una intensidad actoral muy potente”, remarcó el director.
Rodearse de actores talentosos y experimentados, algunos de los cuales participaron en la construcción de exitosas puestas como “Edipo y yo” y “El jardín de los cerezos”, fue una de las claves de Dib para poder llevar adelante con eficacia un espectáculo tan complejo como “(esto no es) Calígula. Es que la demanda para ellos es grande: deben cambiar de escala varias veces y adaptarse a circunstancias desiguales. “Pasan de situaciones muy íntimas y pequeñas, que van develando de a poco los secretos familiares, a otras extremas, donde el registro actoral cambia. Tuve la suerte de contar con un elenco de primera, que siempre estuvo dispuesto al juego y a ir al fondo emocional de los personajes, que son víctimas de sus propias decisiones”, apuntó Dib.
Una posible síntesis del sentido de la obra se sostiene en una paradoja: pese a que se trata de un argumento cuyo punto de partida es la muerte (de Drusila, hermana y amante de Calígula), es un espectáculo muy vital, que apuesta a la vida. “Es un trabajo de mucho impacto, con muchísimo ritmo y juegos. Los espectadores van a ver actores con gran despliegue y la van a pasar muy bien. Nadie queda indiferente luego de verlo” finalizó el director.
Los diseños de espacio escénico, vestuario, banda sonora e iluminación son de Edgardo Dib; la asistencia plástica en utilería es de Lucas Ruscitti; la edición de diapositivas lleva la firma de Prismar Productora. El diseño gráfico es de Pablo Tibalt y la fotografía, de Leonardo Gregoret. Pablo Tibalt y Leilen Bouchet son los asistentes de dirección, mientras que Raúl Kreig colaboró en la puesta en escena y dirección de actores. El texto, puesta en escena y dirección general pertenecen a Edgardo Dib.