El Litoral / [email protected]
La negociación es de club a club, sin ejecutar cláusula de salida: los sabaleros adquieren el ciento por ciento de la ficha y firma contrato por tres años. Frenado lo de Ardente y van por un “9”.
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Con 27 años, más de 50 partidos en San Martín de Tucumán donde fue referente y marcó 7 goles —todos de cabeza—, Lucas Javier Acevedo se convirtió en el tercer pasajero del nuevo Colón de Pablo Lavallén. Un jugador con altura NBA —los buscadores marcan 1,95 de estatura—, con un gran poderío de arriba en las dos áreas, que llegará para reforzar la cueva, acaso uno de los puntos que dejó dudas en el último semestre ante el bajón de rendimiento de Guille Ortiz y la no adaptación de Andrés Felipe Cadavid.
A pesar de que existía una cláusula de blindaje y salida automática, Colón evitó cualquier tipo de conflicto y le negociación se cerró de club a club: los sabaleros adquieren el ciento por ciento de la ficha y el contrato que se firma es por tres temporadas.
Nacido en Córdoba (en Justiniano Posse), el 8 de noviembre de 1991, el “Negro” Lucas Acevedo era una de las prioridades para Lavallén y para los dirigentes, más allá de las continuidades de Emmanuel Olivera y de Damián Schmidt, además de la certeza de que por ahora no hay nada firme para que emigre Guillermo Ortiz.
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La “Muralla” Acevedo comenzó su carrera profesional en el Club Atlético Tiro Federal Argentino en el 2012. Antes, a los 16 años había quedado libre de Newell’s y en lugar de volver a su pueblo natal, Justiniano Posse, continuó su carrera como futbolista y se probó en Tiro Federal. A mediados de 2013, por medio de un convenio pasó a formar parte de las filas del Club Atlético Rosario Central, firmando un contrato por 4 temporadas. Los dos clubes rosarinos poseían ambos el 50 por ciento de la ficha del jugador gracias a dicho acuerdo entre ambas partes. Jugó bastante en la División Reserva y luego de un año se produjo su debut en el equipo profesional. Disputó 9 partidos marcando 2 goles.
A principios de 2015 la dirigencia rosarina buscó cederlo a otro club para que tenga más continuidad y fue Nueva Chicago, que recientemente había ascendido a la Primera División, quien incorporó al defensor a su plantel a préstamo hasta diciembre de 2015.
Finalizado su préstamo, tuvo que volver a Rosario Central en enero de 2016, aunque volvió a ser cedido a préstamo, esta vez al Club Sportivo Estudiantes de San Luis. Siguió haciendo experiencia en el ascenso: Ferro, Ramón Santamarina de Tandil y ahora San Martín de Tucumán, donde primero subió a la “A” y ahora perdió la categoría.
Colón compra el ciento por ciento de la ficha —lo hace de club a club en negociación directa con San Martín de Tucumán— y el futbolista firma un contrato por tres temporadas. Al cierre de esta edición se estaban firmando todos los papeles y cerrando la parte administrativa.
Con tres refuerzos y más allá del segundo arquero, ahora los esfuerzos apuntan a un “9” de área: el entrenador quiere a Leandro Díaz de Atlético Tucumán.
Se “frenó” lo de Ardente
Como se sabe, al solucionar Leo Burián sus temas personales y dar el sí para seguir en Colón, el entrenador y los dirigentes se evitaron un dolor de cabeza. Mucho más en un mercado de mucho movimiento de goleros.
Ahora bien, más allá de la continuidad de “Cachorro”, está tomada la decisión de traer “un arquero ya formado y con experiencia”. En ese sentido, el nombre apuntado en las últimas horas es el de Luis Ardente.
“El arquero interesa, Pablo lo conoce. Tiene 37 años y en seis meses queda libre, pero se quiere ir bien de San Martín de San Juan. Hablamos con Miadosqui y lo que el club pide no es algo que Colón hoy pueda pagar. Por ahora, más allá de las ganas, está frenada la operación”, confiaron a El Litoral. El otro nombre, que interesa porque también fue dirigido por Lavallén, es Lucas Acosta de Belgrano de Córdoba.