El trabajo de la asociación civil OFA (Obesos, Fmiliares y Amigos)
"No es lo mismo el gordo profesional que aquel que vive en un barrio carenciado"
Sabina Moya le da lucha a esta enfermedad desde hace más de 20 años. Impulsó la creación de una asociación civil, desde donde palpó las mayores dificultades que tienen las personas que no tienen recursos económicos para afrontar la obesidad.
Imagen ilustrativa. Woman’ s feet on bathroom scale
A raíz del fallecimiento de la joven de 27 años que padecía obesidad mórbida, sumado al triste final ocurrido la semana pasada de “Maxi”, un participante del programa “Cuestión de peso”, esta problemática vuelve a estar en el “tapete” a nivel nacional. La Asociación Civil OFA (Obesos, Familiares y Amigos) surgió en Santa Fe a fines del año 2009, pero por distintos motivos dejó de funcionar, de manera activa, en 2014. No obstante, seguían en contacto. En su momento, sus integrantes consideraron que la “misión estaba cumplida”. Pero hace unos meses, volvieron a recibir consultas y decidieron a “volver a hacer un poco de ruido”. Este nuevo episodio, enciende otra vez los alertas en OFA.
Sabina Moya, que le da batalla a la obesidad desde hace unos 20 años, fue en aquel entonces uno de los pilares fundacionales de la asociación. “OFA surge por la problemática específica que se empieza a plantear en el Cullen. Al punto tal que el actual director, Juan Pablo Poletti, fue unos de los médicos jóvenes que empezaron a pensar a la obesidad como una enfermedad. Yo soy una especie de ‘conejillo de Indias’ en el Cullen, porque fui una de las primeras personas en realizarme el By Pass gástrico. Rápidamente pasé a ser la cara visible de la problemática de la obesidad como enfermedad, y mucha gente empezó a acercarse al hospital”, comentó Moya.
Pero poco tiempo después de su intervención, operaron a Juan Pablo, un chico de 28 años, que lamentablemente falleció. Entonces lo que eran todas loas después de la operación de Sabina, se transformaron en críticas que derivaron en el final de este tipo de intervenciones en el Cullen. “Pero se logró un equipo interdisciplinario de psicólogos y nutricionistas, entre otros profesionales, que hubiera sido magnífico de haber prosperado. Como eso no pasó, fue lo que impulsó a movilizarnos para trabajar el tema desde afuera”.
“Tras cerrarse todo, quedé muy huérfana. Pero no me arrepiento de lo que hice: mi calidad de vida dio un viraje del 60% después de la operación. Y si actualmente no me puedo mantener, o no puedo ser una persona delgada, es porque la problemática está en la cabeza. Si no hay un seguimiento y una contención adecuada con psicólogos, nutricionistas, médicos y especialistas que acompañen, es todo más complicado”, describe Moya.
El detonante de la obesidad mórbida, no es ‘Maxi’ (el chico de Cuestión de peso que falleció la semana pasada), o esta chica de 27 años, es algo que viene de muchos años. Hay una cuestión social y psicológica.
Cuando faltan recursos
Respecto al trabajo de OFA, Sabina detalló que recibían mucha gente que venía del norte de la provincia. “En cinco años trabajamos aproximadamente con casi un centenar de personas, donde las características principales eran sus escasos recursos, y que eran jóvenes de un promedio de edad que rondaba los 40 años. Se acercaban a buscar ayuda, de todo tipo. Hace diez años atrás, no había la conciencia que hay actualmente respecto a la obesidad como enfermedad. No había camas, camillas ni sillas de ruedas en los hospitales”.
“Soy la única visibilización de la obesidad en mi familia. Viendo mi problema, cuando mis hermanos empezaron a tener sus hijos, lo primero que hicieron fue hacerlos socios de un club para que hagan actividades físicas, y controlar la alimentación. Y para todo eso, necesitás recursos económicos. No es lo mismo el gordo profesional que el que vive en un barrio de la periferia”, concluyó Moya.