El profesional, que además de ser el máximo referente de Emergentología del Fernández, es Director Médico del Internacional Trauma Life Support y miembro de la American College of Emergency Physicians, entre otros cargos, explicó que la sociedad debe capacitarse para la emergencia: “los médicos siempre vamos a llegar tarde, siempre, al menos que justo este la ambulancia acá y vos te caigas, pero un espacio entre me avisan, llamo, sale y llegó. Por eso la comunidad tendría que entrenar en lo que se podría llamar primer respondedor, socorrista, primera asistencial. En cada grupo de trabajo, en cada colegio, en cada oficina, en cada lugar donde hay personas tendría que haber una o dos entrenadas en comenzar hacer lo correcto. Y esa cadena debe ir superándose”.
Fernández expresó que la emergencia debería una materia seria, que se tendría que dictar desde el primer grado. “En el post grado ya hay residencia de emergencia, hay una capacitación un poco mayor, y se está cambiando”, subrayó. Además, comentó que “empieza a existir dentro de las cátedras, pero todavía no como materia, como curricula no está, pero cada vez se le está dando más importancia. De hecho, hay un viejo concepto que, por suerte está cambiando, que el médico recién recibido iba el fin de semana, dentro del fin de semana iba a la noche, y dentro de la noche salía en ambulancia”.
Por último, el Jefe de Emergencias, se refirió a una serie de mitos que existen ante hechos habituales que pueden darse en la vía pública o en algún establecimiento u hogar. Fernández resaltó que a las personas que convulsionan, por ejemplo, enseguida creen que se “va a tragar la lengua”, entonces se pone una corbata o un pañuelo y se le mete lo dedos en la boca, pues bien, eso no hay que hacer. En los menores de edad son muy frecuentes las hemorragias nasales, lo primero que se hace es ponerle algodón en la fosa nasal y tirarle la cabeza hacia atrás, pero hay que hacer justamente lo contrario, cabeza hacia abajo, sonarse fuertemente la nariz y comprimirse. “Son tips que se han pasado de generación en generación y se hicieron mitos. Una persona se quema y viene una serie de remedios caseros innombrables: manteca, dentífrico, hemos visto de todo”, concluyó el especialista.