Zona Ganjah vuelve a Santa Fe este domingo desde las 21, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), en el marco de “La búsqueda Tour”, gira de presentación de su más reciente disco. Desde las 21, el conjunto de reggae liderado por el chileno José Gahona traerá su historia y el álbum más reciente (“La búsqueda”) siguiendo con la idea que los inspira desde 2003: ser un proyecto independiente y un concepto musical dirigido a entregar conciencia y buena música a los oyentes.
Las anticipadas están en venta a través de sistema Ticketway y sus puntos de venta físicos: Credifé (Santa Fe, Rafaela y Esperanza), Nexon Santa Fe (sucursal Aristóbulo del Valle y sucursal Peatonal San Martín), Nexon Paraná (Centro), Nexon Santo Tomé. También se pueden comprar en la boletería de Tribus, de miércoles a domingo desde las 18.
Antes de su desembarco, Gahona conversó con El Litoral sobre el presente y la historia de un proyecto de crecimiento.
—Contanos algo de “La búsqueda”, este nuevo disco: ¿Cómo fue hacerlo? ¿Cómo están viviendo estas presentaciones donde la gente empieza a conocer los temas?
—El proceso de hacerlo fue bastante especial, porque en mi caso, al ser el productor, estaba a cargo de llevarlo a cabo. En lo personal me pasaron un montón de cosas, cambios de lugares, que hicieron que el proceso fuera bastante adaptativo. Fue un proceso largo, tampoco podemos parar de hacer giras, porque salían lugares para visitar e íbamos. Se hace difícil por ahí hacer las dos cosas al mismo tiempo. Por eso se estiró un poquito.
Hicimos la grabación, lo especial fue que grabé con todos los músicos, lo cual no había hecho antes: solía trabajar solo grabando todos los instrumentos y sacaba el disco de la manga. En este caso armé un equipo, por eso tuve una experiencia muy diferente, muy enriquecedora a nivel musical y humano. Después de eso seguí a cargo como siempre, haciendo la mezcla, el mastering, hasta el proceso final. La alegría es tener este disco terminado, y sentir que logré un nivel muy alto en lo técnico, en la producción; estar tan satisfecho con este resultado me tiene re feliz.
Después la reacción en la gente es hermosa, porque después de tanto trabajo tu entregas por fin eso que tienes para mostrar, y la gente tiene su propio recibimiento y sus propias experiencias que te van compartiendo. Ves que no solamente les gustó, sino que se identifican, vamos como en un camino de crecimiento parecido: es muy enriquecedor.
—Siempre desarrollaste un mensaje de apertura mental, de crecimiento personal. ¿Sentís que en el mundo de hoy es más necesario transmitirlo?
—Sí, creo que hoy en día es más necesario que tengamos cosas que nos hagan el contrapeso para el otro lado, para el lado bueno. La música es una de esas cosas, creo que se le subestima el valor que tiene: en un mundo tan caótico, tan estresante, nos dejamos estar en este camino y empezamos a enfermarnos. La música en una manera muy poderosa que todavía no admitimos a nivel general equilibra la balanza para el otro lado, para poder traer lo bueno, sentimientos lindos, sensaciones buenas que nos equilibran y nos permiten sentirnos mejor.
Hoy en día es muy necesario tener esto, y sobre todo si en la música hay un mensaje que te invita a reflexionar o a sentir el lado más espiritual de la vida, y enriquecerte también por ese lado: suma siempre.
—¿Hacia dónde tendríamos que ir? ¿Cómo se puede encarar desde cada uno ese viaje?
—Primero las cosas tienen que cambiar siempre desde adentro de uno: no se puede hacer una marcha de la nada y exigir otro estilo de vida mejor, u otra calidad de vida, si nosotros mismos tenemos el problema interno que nos va a llevar al mismo lugar en que estábamos antes. Las cosas si no arrancan de raíz no cambian. Esa raíz somos nosotros en el interior, y eso tiene que ver con descubrir la espiritualidad de uno mismo, entender cosas que muchas personas en la sociedad no saben ni que existen, o no le dan nada de importancia. Sin embargo no somos físicos nada más: ya todas las ramas de las ciencias se están dando cuenta de la otra parte energética, eléctrica, espiritual, como se quiera llamar; que es energía y que tiene que ver con las emociones, los sentimientos, las cosas sutiles, la música también.
Quizás la curiosidad te va a llevar al autoconocimiento, a estudiar, buscar, entender. Sin esa curiosidad estamos dando vueltas en círculos.
—Más allá de los textos, el color de tu voz es distintivo dentro de la escena del reggae: escuchás Zona Ganjah y lo reconocés enseguida.
—Es importante en las bandas (lo digo como oyente de música): cuando escuchás el timbre del cantante y lo identificás inmediatamente. Está muy bueno que se haya dado así. Lo único que la gente me destaca que el modo de cantar ha cambiado desde el principio. Y sí: escuchás el primer disco y el último parece hasta que fuera otra persona. La línea y el estilo son los mismos, pero hay una evolución: creo que he aprendido a manejar una técnica y se ha ido desarrollando. La voz va cambiando, mejorando. Pero sí, marca mucho el estilo de Zona Ganjah.
—Hay una relación con los fans, un ida y vuelta a través de las redes.
—Sí, desde un principio se dio como un fenómeno especial, que tuviéramos tantos seguidores en Facebook; después entramos tarde a Instagram, pero en Facebook llegamos casi a los cuatro millones. Tenemos un feedback permanente, informando, avisando de los shows y todo eso.
—Han estado en Colombia, México, Perú, Uruguay, Costa Rica. ¿Esperabas esta proyección cuando arrancaste el proyecto? ¿Cuándo te diste cuenta de que esto iba a funcionar por toda Latinoamérica?
—En realidad no esperaba nada, era una cosa más personal cuando empecé: cantar para sentirme bien yo. Se dio justo que se empezó a masificar Internet, la gente empezó a tener acceso y la música se empezó a transmitirse a través del mp3, estaba de moda ese formato, estaban las plataformas de pirateo.
Zona Ganjah se viralizó sin que yo lo haya intentado siquiera: imaginate que si no lo intenté tampoco lo iba a esperar. Cuando empecé a encontrarme gente en la calle que escuchaba Zona Ganjah, me pasaron un par de anécdotas muy locas. Un par de años después, en 2008, por primera vez salgo a tocar afuera, a ver qué pasaba. Me fui a México, y ahí me di cuenta de que era masivo (a nivel underground), una locura que no me esperaba.
—Son muchos años de andar. ¿Cómo se ve cuando uno mira para atrás todo este tiempo?
—Se ve corto. Sientes como que ha sido hace poco. Siempre estamos recordando anécdotas, porque nos ha pasado de todo en tantos viajes. Nos damos cuenta de que han pasado 15 años y es un montonazo.
—¿De donde se sacan las ganas, la creatividad, la energía, para seguir adelante?
—Con los viajes es más pesado, porque después de tantos años viajando se hace algo estresante. Pero bueno, es el proceso previo a poder llegar arriba del escenario, que es lo que a nosotros nos gusta: estar ahí, después de todo el trámite la finalidad es esa: cuando estamos arriba se retribuye todo el esfuerzo de lo demás que hay que hacer para que eso suceda.
En cuanto a la creatividad también: en general son como las ganas de mejorar. Todos coincidimos en que queremos desarrollar una carrera y el único sentido de hacerlo es ver que cada vez estás mejor, sorprendiéndote con tus propios logros. Es una cosa de autosuperación, y mientras vayas teniendo las herramientas para hacerlo se va retroalimentando.