El Concejo dejó en suspenso una resolución que plantea una sesión especial “en conjunto” entre los ediles y José Corral, para que el intendente dé explicaciones sobre dos puntos: la designación de Luz Balbastro (ex candidata a la intendencia en las últimas elecciones) como secretaria de un área especial de la Sindicatura General Municipal, y la no realización del Súper TC2000 este año. Esta resolución —que impulsó el bloque justicialista— volvió a la comisión de Gobierno y podría tratarse la próxima sesión. Se necesitan los dos tercios para su aprobación.
Dicho así, todo parece muy técnico y engorroso. Dicho en criollo, la “intentona” del PJ es llegar a una “interpelación” sobre el mandatario local. En rigor, en el recinto el edil que impulsó esto, Ignacio Martínez Kerz, citó como “el espíritu de esta herramienta legislativa” una vieja resolución, la Nº 11.672, sancionada el 19 de octubre 2006.
Esa resolución implicaba la ratificación de una interpelación al entonces intendente Martín Balbarrey, con un temario políticamente espinoso: las “obras virtuales” (denunciadas por este diario), el destino de los subsidios al transporte público e irregularidades en el Tribunal de Cuentas Municipal, entre otros puntos, narra la crónica de aquel entonces.
Según se pudo reconstruir, Balbarrey había dado lugar a un primer pedido de interpelación sólo por escrito. Pero la resolución Nº 11.672 rechazó esa respuesta tipografiada, y lo emplazó nuevamente a que asista al Concejo para rendir cuentas ante los pedidos de explicaciones. Todo consta en la versión taquigráfica de aquella sesión de 2006.
Con todo, es interesante observar los movimientos políticos de los dos arcos opositores en el Concejo. El PJ —que ganó la Provincia pero que en la ciudad tendrá sólo la tercera minoría en el Legislativo, y probablemente pierda la presidencia del Concejo—, se quedaría con poco desde diciembre a nivel local. Pero sigue siendo oposición, y pareciera extremar esta postura: ¿quiere llevar al titular del Ejecutivo a una suerte de “banquillo de los acusados”?.
Quizás sea exagerado plantearlo en esos términos. Pero hay elementos a analizar: porque de aprobarse esa sesión especial, cabría la posibilidad de que ésta se hiciera en el recinto, con eso a lo que toda la clase política le escapa: la exposición. Ante los periodistas, a las cámaras, y los taquígrafos.
La otra salida, menos traumática, es una “reunión de trabajo”. Este formato de convocatoria —que habitualmente se utiliza desde el Concejo en citaciones a funcionarios municipales, a la sala Zapata Gollán, para tratar temas puntuales, a puertas cerradas, sin periodistas presentes ni taquígrafos— es muy distinta a la forma sesión especial, pues no implicaría una fuerte exposición pública.
En esto último pareciera mostrarse la postura deslizada desde el FPCyS. “Tenemos dudas sobre la herramienta de convocatoria. No estamos del todo de acuerdo con una sesión especial... Vamos a analizar qué tipo de convocatoria es la más adecuada”, dijo una referente frentista.
Hay otro elemento que podría tomarse como hipótesis: el Frente Progresista está en medio del proceso de transición (el cambio de mando municipal) y quizás le resulte más cómodo que esa transición sea lo menos caótica y lo más políticamente “negociada”. Los problemas que dejan los que se van, en definitiva, serán entrado diciembre de los que ocuparán al Palacio Municipal.