César Carignano, el ex jugador de Colón que hoy cumple funciones periodísticas en LT 10, escribió en su facebook lo siguiente:
César Carignano, el ex jugador de Colón que hoy cumple funciones periodísticas en LT 10, escribió en su facebook lo siguiente:
“Campeón del Mundo con Estudiantes, ídolo de Colón, dueño de una zurda prodigiosa y récord mundial de goles olímpicos, son algunas de las cartas de presentación de Ernesto Álvarez.
Cococho, es otra. Porque hay seres mágicos que no precisan el nombre, les basta con su apodo. En Colón, no les hace falta el documento a Poroto, al Ploto, a la Chiva o a Motoneta, por citar algunos. Su identidad es el nombre con el que el pueblo los aplaude y abraza.
Ernesto, Cococho o Álvarez son diferentes modos de citar a un buen hombre, a un cálido y gentil hombre.
Así lo reconocen todos. Los que lo vieron jugar, hablan de un jugador cautivante, versátil, lírico; y de un muy buen tipo. Los que lo conocieron en inferiores, describen a un ser paternal, cariñoso y humilde.
Quizá por ese último rasgo, en las antípodas del narcicismo que se apodera de muchos, los pibes del club no supieron sobre la dimensión impactante que representa en la historia del club y del fútbol.
Los pibes nunca supieron que fue campeón del mundo, que era dueño de una zurda de ensueños y que metió más goles olímpicos que nadie.
Esa no era su responsabilidad. Contar la historia, derramarla sobre los que constituyen el futuro para ayudarlos a acrecentar su pertenencia y su amor al club, teniendo a protagonistas principales muy cercanos, es tarea de quienes dirigen.
Se fue Cococho. Necesitaba hacerlo. Muchos lloran o ríen abrazados a los recuerdos. Muchos otros, pibes que entrenan y defienden cada semana la camiseta rojinegra, se enterarán hoy sobre la vida y obra de uno de los grandes referentes futbolísticos y humanos de la centenaria historia sabalera. O no lo harán, si se les pasa la información de largo. Lo mismo que ha ocurrido con Poroto en marzo y con Motoneta en abril”.