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En una nueva edición de su Exposición Rural, todo el departamento reflejó a pleno su enorme capacidad productiva. La integración con el comercio, la industria y los servicios para tirar juntos hacia adelante.
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Fue una fiesta. En medio de la peor semana de la macroeconomía argentina de los últimos meses, San Justo se dio el gusto de hacer oídos sordos a la inestabilidad política y económica, y montó el festejo de su 75° Expo Rural. Campo y ciudad, comercio, industria y servicios, de la mano para mostrar el potencial productivo de todo un departamento. Que sigue estando ahí, al alcance de la mano, impulsado por su gente que día a día no hace otra cosa que seguir apostando al trabajo, la inversión y el crecimiento económico y social.
Hablando con los protagonistas nos contaron que las trabas son muchas y muy difíciles de sortear, de allí que la iniciativa para mantenerse en pie sea entre todos, sin excepción. Faltan incentivos para quedarse a vivir y trabajar en el campo. Paradójicamente, el sector que genera el 66 % de las divisas del país no resulta atractivo para las nuevas generaciones, y los oficios rurales se van perdiendo de a poco. Pero en San Justo no se quedan con eso y siguen adelante. Por eso los consultamos sobre la iniciativa y sobre el impacto de la incertidumbre en la planificación del trabajo de campo.
Sensaciones
Según Berardo Vignatti, presidente de la entidad organizadora de la fiesta, al ingresar al predio ya se vive una sensación diferente. “Desde ayer los ánimos eran diferentes, cada uno que llegaba veía como se iban armando los stands, dentro del contexto de esta semana tan movida, logramos que solo se hable de esto, y eso nos enorgullece”, manifestó con orgullo.
“Logramos que este evento en San justo se de como en el marco de una burbuja, que más allá del contexto del país, todo el evento lo hacemos para disfrutar un ámbito de negocios para disfrutar en familia”, agregó.
Según el joven dirigente, pensar hacia adentro y mirarse el ombligo “nos hace mal como sociedad. Por eso, desde el primer día trabajamos para que esta exposición sea de la gente, brindando espacios gratuitos sin costo inclusive a la gente de la ciudad, para pensar en quienes nos vienen a visitar”, sostuvo en relación a una entrada de $ 200 para los 4 días y tarifas muy accesibles para los expositores. “Por ahí las familias del campo tienen que hacer grandes distancias para llegar hasta acá, y también para los expositores. En un evento que llegan más de 30.000 personas, permite ampliar la rural en un 100 % en infraestructura. Pusimos el triple de pantallas LED, pero como los stands son mucho más grandes que el año pasado casi que ni se notaban”, expresó sin salir de su asombro. “Logramos entender que como campo y ciudad es un evento de todos”, sintetizó.
Bajar un cambio
Consultado sobre el impacto de la incertidumbre en la planificación productiva de la zona, expresó que sin dudas “tal como lo veníamos hablando con los dirigentes, tenemos que transmitir tranquilidad, no fomentar la incertidumbre, tenemos que tratar de bajarle los decibeles a la gente. Esto nos pega de lleno, al bolsillo de todos nosotros. Tengamos en cuenta que las inversiones del campo se hacen a moneda dólar, y afrontar estas situaciones de imprevisibilidad se pagan y de mala manera, por eso ahora queda escuchar. Espero que el marco siga siendo el mejor para las actividades productivas”, analizó.
El modelo no se agota
Según María Herminia Rabassedas, de la CD organizadora, la respuesta de los expositores fue total. “Además, la calidad de los stands nos sorprendió a todos. Parecía un modelo agotado, pero invitamos a la ciudad y a las entidades de la región, ahí surgió el Paseo del Centro que hoy tiene más de 25 stands, que nos permite integrarnos, trabajar, y cuidarnos entre todos, estamos interrelacionados, inclusive algunos stand con hasta 3 empresas. Aluminio, muebles integrados, y eso se ve en la muestra y en la región”, expresó.
Consultada sobre la diferenciación con la reciente Argencarne, opinó que “pudimos aprender a diferenciar los eventos que se complementen, logrando esa integración, una doble oportunidad para la región”.
Acerca del impacto en la planificación, se mostró escéptica respecto del porvenir, aunque demostró que los productores volverán a hacer su trabajo. “Estamos para salir a sembrar girasol y maíz, y no sabemos con qué reglas y gobiernos los vamos a cosechar. El rumor de retenciones por suerte no prosperó y sería un grave error, deberíamos encontrar el mecanismo para que estos sectores puedan generar más y no menos, igual el productor siempre tira para adelante, todos creemos en un país abierto al mundo que progrese. Veremos qué pasa en octubre”, expresó.
Trabajo rural
Alberto Balbi, titular de OSPRERA a nivel provincial, remarcó que es una muy buena exposición, y que como es habitual, la entidad volvió a decir presente. “En estos eventos montamos ‘La Matera’ y ponemos a disposición para los trabajadores del agro el móvil de odontología”. En este sentido, admitió tener un proyecto para mejorar la prestación del servicio en las escuelas rurales. “Queremos hacer un convenio con la provincia, porque quedan muchos que los papás no están en regla y quedan excluidos, y si la provincia nos diera una mano con eso, podríamos avanzar para dar un mejor servicio para toda la familia rural”.
Consultado sobre los últimos aumentos salariales para los trabajadores rurales, admitió que si bien hubo una mejora, “el básico quedó muy bajo, porque habíamos aumentado al 24%, pero con $ 25.000 es un salario muy bajo por las responsabilidades que se tiene en el campo, los riesgos para su salud, etc.”.
Balbi reconoció que el trabajador aporta el 3%, el patrón el 5 % y con ese 8 se aporta para toda su familia. “Pero aquel que tiene un autito y le carga dos veces en el mes nafta gasta la mitad del sueldo. Hoy tenemos las herramientas para revertir esto, nuestros dirigentes a nivel nacional están trabajando para lograrlo”.
Los jóvenes y el campo
A su turno, Oscar González, de la delegación San Justo, resaltó que con los vaivenes de la economía se frenó un poco el ritmo de afiliaciones. “Venían a un ritmo creciente en la toma de empleo y esto ha parado un poco por la situación de los productores y los empleadores. Ha mermado el trabajo, sobre todo por los costos de tener un empleado rural, pero seguimos siendo optimistas por la buena cosecha”.
Sin embargo, apuntó a un tema de fondo del que se habla poco en la ciudad. “El problema mayor es que no tenemos mano de obra de jóvenes en el campo para reponer. La juventud hoy no lo interesa trabajar, es más fácil quedarse en el pueblo, hacer una changa o cobrar un plan antes que ponerse a trabajar”, reconoció con dolor.
Según González, con las nuevas tecnologías se debería trabajar en conjunto con las entidades para que aquel trabajador que quiera, pueda acceder a los conocimientos para trabajar en el agro. “Tampoco queda gente de a caballo”, se lamenta.
El gremio tiene actualmente unos 65.000 trabajadores y 15.000 monotributistas afiliados en la provincia. “Queremos terminar con la categoría de peón general y ojalá que en un futuro no muy lejano podamos inscribirlos a todos”, anheló.
Los ovinos vienen marchando
Francisco Mayoraz llegó desde San Cristóbal con sus ovejas raza Hampshire Down (o caranegra) para apoyar la movida ovina que se expresó el día lunes en el marco del evento. “Vinimos con 3 machos como para acompañar algo que comenzaron en Argencarne, ligada a la carne ovina. Esta raza es una de las más carniceras, que se ha adaptado muy bien a toda la provincia, y hoy es la raza con mayor auge, y esto lo vimos en Palermo, tiene un potencial enorme para cruzamiento”, sostuvo.
Consultado sobre los escollos para avanzar en la cadena ovina, reconoció que como productor cabañero, “la provincia ha hecho un esfuerzo muy grande y la Nación también, pero faltan lugares para faenar. Y no hace falta tener un gran volumen productivo, porque los pequeños productores se pueden asociar para lograr una producción mayor y más pareja para poder entrar a los mercados, porque para poder entrar se necesita un volumen constante. Tenemos que ir a un cordero de 30 kilos de carne en el marco de una producción pareja”, insistió.
Respecto del momento del país, admitió que “fue una semana muy difícil, estuvimos hablando con criadores que son los que reciben el coletazo más rápido y quienes más tardan en recibir los buenos vientos. Hay muchos replanteos de aquellos que ingresaron hace un par de años, es muy difícil para tomar decisiones, hay que ver cómo se estabilizan los mercados”. Y que en materia de agricultura, en cuanto al dólar será complicado encarar la campaña agrícola sobre todo para el pequeño y mediano productor. “Muchos sufrieron con las inundaciones, y bajaron los rindes en muchos campos del norte”.
Aves de corral
El sector de aves de corral fue uno de los más visitados. Allí hablamos con el sanjustino Ángel Costa, odontólogo y a la vez, criador de codornices. “Arrancamos hace un año, compramos los huevos por internet, fabricamos una incubadora y producimos para consumo propio. El huevo se incuba en 17 días hace la eclosión y a partir de los dos meses ya está poniendo huevos, y ponen un huevo por día durante un año y medio. Se dejan los machos y van a la incubadora. También tenemos chivos, y es una linda actividad, hay que tener un buen lugar acondicionado y uno se va contactando y aprendiendo de la gente que más sabe”, contó.
A su turno, Patricio Casabianca, criador de aves de Monte Vera recordó que comenzó hace 20 años con las razas de aves de las razas más importantes. “Me apasiona la genética, sobre todo por seguir buscando las razas como son, y sobre todo porque en Santa Fe se ha perdido mucho, es difícil encontrar razas puras de aves. Se busca la rusticidad, mucha gente de campo ya no cría aves por el tema económico y muchos optan por ir a comprar el huevo y el pollo, no como se hacía antes. Es muy importante la sanidad, contar con lugares limpios, y ahora hay muchos depredadores que antes se cazaban como las iguanas, los zorros y las comadrejas”.