El juicio contra la joven arquitecta que intentó apuntarle los genitales a su amante con una tijera de podar en 2017 se inició este lunes en Córdoba con un crudo relato de la víctima sobre cómo se sucedieron los hechos.
El hecho se produjo en 2017. La mujer, de 28 años, utilizó una tijera de podar y le seccionó el 90% del pene.
El juicio contra la joven arquitecta que intentó apuntarle los genitales a su amante con una tijera de podar en 2017 se inició este lunes en Córdoba con un crudo relato de la víctima sobre cómo se sucedieron los hechos.
El juicio lo lleva adelante la Cámara 2ª del Crimen, pero podría suspenderse si prospera la intención de la fiscal Laura Battistelli de que se cambie por "tentativa de homicidio agravada" la actual acusación de "lesiones gravísimas agravadas por el vínculo" que hasta el momento pesa sobre la imputada, Brenda Micaela Barattini, de 28 años.
En caso de prosperar el cambio de la acusación, el actual juicio debería suspenderse y convocarse a uno nuevo con jurado popular.
La arquitecta, a quien popularmente se conoce como "la Lorena Bobbit cordobesa" está presa en el penal de Bouwer desde fines de noviembre de 2017, luego de seccionar el 90% del pene de su amante, al que le reconstruyeron el miembro.
Barattini se abstuvo hoy de declarar, aunque anticipó que lo hará en la próxima audiencia, una vez que conozca la declaración de su víctima, solo identificada por sus iniciales, SAF.
Su defensa, además, pidió que se le permitiera no estar presente en la sala para la declaración de la víctima, quien hizo un pormenorizado relato de los hechos.
CÓMO PASÓ
"Empezamos a tener relaciones y me dijo que me iba a dar una sorpresita, que tenía algo para darme. Me dijo que si me dejaba poner algo en los ojos. Me puso un antifaz, como de terciopelo. Después me dijo que adivinara con qué me tocaba. También quiso atarme pero yo no quise. Empezó a hacerme sexo oral. De repente sentí algo. Me quiso matar en ese segundo", relató el hombre que sufrió el corte casi completo de su pene.
Y continuó: "No sabía qué me había cortado. No vi nada. El dolor fue un segundo. Ella salió de encima mío, yo intento levantarme, me tapo, me subo los pantalones e instintivamente agarro el celular para llamar a una ambulancia".
"Quiero salir y ella comienza a insultarme. Me agarró de la remera, de los pelos, y no me dejaba salir. Yo estaba con una mano haciéndome presión. Atiné a salir, y me agarraba, no dejaba irme. Metí una llave que encontré por ahí y pude abrir", agregó.
"Abrí la puerta y salí. Quedé tirado en el palier, estaba lleno de sangre. Ella estaba detrás mío, queriendo sacarme el teléfono. ’Dame eso, dame eso’, decía. Ahí salió una vecina, a la que nunca pude darle las gracias. Fue un ángel, el primer ser humano que me ayudó", continuó su relato.
La víctima, a quien se conoce solo por sus iniciales, repitió varias veces que en aquel momento sintió que se iba a morir. "Sentí que me moría", dijo varias veces en el juicio SAF, quien "no ha perdido el miembro, pero la secuelas psicológicas que sufrió son irremediables y de por vida", según describió su abogada, Carolina Testa.
"Para nosotros no hay ninguna duda de que hubo intención homicida. La normalidad de la vida de mi cliente desapareció", afirmó la letrada.
El Litoral | NA