Bárbara Korol
Bárbara Korol
¿Sufrís? Me pregunta con voz brillante y dulce de nena chiquita y juguetona. ¿Vos sufrís, mami? Miro sus ojos grandes y oscuros que están descubriendo la vida y el corazón me colapsa de ternura. Trato de imaginar qué significa sufrir para su mente infantil donde todo es juego y alegría. La observo durante un rato... y me doy cuenta de que no poder ir a ver a las ovejitas, no dejarla cortar las flores silvestres, no ir a pasear al río o no darle en este instante una gelatina o un confite de chocolate puede ser sufrir para ella. Y mis penas se alivian en su mano pequeña. Todas esas cosas que no entiendo por qué suceden, las actitudes mezquinas que duelen, las palabras mordaces que lastiman, la indiferencia, el desprecio, la crueldad, todo se disipa con una sola sonrisa llena de inocencia y de amor. Dibujando hormigas y sapos me voy olvidando de los que me dejaron sola, de los que me decepcionaron, de los que alguna vez me hirieron sin piedad. Y viéndola tan linda, tan suave, tan buena, mi alma se llena de perdones y de gratitudes.
¿Sufrís? Me pregunta despacito, cómplice y compañera. No, mi amor, con vos es imposible sufrir, le contesto enamorada. Y nos abrazamos un segundo más, con un cariño eterno.