Iván Noble vuelve a Santa Fe para presentar su último disco “Mujer & Ego”, en el que versiona canciones escritas o popularizadas por mujeres. En diálogo con El Litoral, el cantante comentó sobre su búsqueda en ese repertorio que hubiera querido escribir, y que adaptó a su decir personal.
Gentileza producción Cuando presentás un disco nuevo es una cosquilla especial: querés ver la cara de la gente, si se hicieron amigos de las canciones o no , afirma Iván, que llegará con su banda completa.
El jueves, desde las 21.30, en La Moreno (Marcial Candioti 3341), Iván Noble regresa a Santa Fe con su banda completa para presentar su último disco “Mujer & Ego”. En este material, el cantante se corre del lugar de autor para homenajear a aquellas mujeres que compusieron temas que a él le hubiera gustado componer y también aquellos temas que fueron escritos por hombres pero popularizados por mujeres. Las anticipadas a $ 800 en Cablevideo (Marcial Candioti y Balcarce) o con tarjeta de crédito en www.harlem.com.ar.
Para descubrir más sobre esta relectura, El Litoral dialogó con Noble, en un viaje a un decir diferente pero propio.
Riesgo artístico
—¿Cómo surgió la idea de hacer este disco de versiones?
—Tenía ganas desde hace un tiempo de hacer un disco de canciones que no sean mías; quería descansar un poco de mis propias canciones. Venía con esa idea desde hace un tiempo largo, y después se transformó en esta idea de hacer canciones escritas o popularizadas por mujeres: me parecía que siempre es más riesgoso artísticamente hacer algo que sea a primera vista inesperado. No es tan común que después se versione desde una voz masculina lo que antes hicieron mujeres.
Así que me puse a buscar repertorio de todo tipo: no quería que sea un disco de rock estrictamente, sino que quería que haya un poco de todos los géneros, y ver si le podía poner mi propia impronta.
—¿Cómo fue encontrarle el sonido propio (como en cualquier versión) y además el lado másculino a canciones que fueron escritas por mujeres (o por hombres pensando en intérpretes femeninas)?
—Justamente por eso me parecía que artísticamente iba a ser interesante intentarlo. Hubiera sido más fácil o “natural” hacer un disco de versiones de Charly García, de (Joaquín) Sabina, de tipos que escucho mucho y que a primera vista tengo más cerca. Pero también hubiera sido menos interesante. Me parecía que estaba bueno intentar que por un rato esas canciones se parecieran a canciones que hago yo.
—¿Alguna quedó afuera porque no te gustaba cómo quedaba?
—Sí, dos o tres. En ese sentido el proceso es igual que cuando las canciones son propias: hacés una primera selección y después en el proceso de hacer el demo y arrimarla al sonido final te das cuenta de que algunas te quedan mejor que otras.
—Abarcás desde María Elena Walsh a Rosana o Julieta Venegas. ¿Cuáles dijiste de entrada “ésta va” y cuáles se fueron agregando?
—En general todas me dieron ganas de hacerlas por distintos motivos. Algunas eran más familiares, las tenía muy escuchadas, y otras las conocí hace poco. Pero el denominador común era que me gustaran mucho y casi te diría que las envidiara: canciones que uno envidia, que me hubiera gustado escribir a mí.
—Todo artista y probablemente todo el mundo tiene una lista de canciones que uno diría “cómo no se me ocurrió a mí”.
—Exacto: ésa es un poco la maldición de las canciones. Por más que uno haga un montón de canciones y se lleve bien con las canciones que hace, siempre hay algunas ajenas que uno dice: “puta madre, eso tendría que haber sido mío”.
—O que pensás: “Para qué voy a hacer otra si alguien lo dijo mejor antes”.
—Bueno, eso pasa muy seguido también, cada vez más te diría. Después de tantos años de hacer canciones, y después de tantos años de escuchar canciones, hasta podría decirse que ya está todo escrito: que al mundo no le hacen falta más canciones. A primera vista puede pasar eso, pero siempre son bienvenidas, a la larga uno descubre canciones que no conocía, o se te ocurre una, y por un ratito uno piensa que es un granito de arena en la historia de la cultura popular del mundo. Pero la verdad es que uno podría no escribir nunca más y ya está: con las hermosas canciones que hay el mundo seguiría adelante sin problemas.
—Pero probablemente Celedonio Flores pensó lo mismo en algún momento de su vida...
—Y por suerte escribió.
Diversidad
—Tenés como invitada a Soledad en “Una canción diferente” de Celeste Carballo; es la única invitada.
—Es una canción muy entrañable para mí, porque cuando era muy joven, 13 años, escuchaba mucho el disco debut de Celeste en vinilo; creo que aún lo tengo incluso. Además era un dueto con David Lebón, que es un tipo al que quiero, admiro. Cuando pensé en hacerla, me parecía que estaba bueno volver a hacerla en dueto, y hacerlo con alguien que a primera vista no tuviese que ver con el rock.
Hace un tiempito había visto a la Sole cantando canciones de rock en la tele, cantó una canción de (Gustavo) Cerati, de un espectáculo que hizo, y me pareció que la hizo muy bien. Así que me la crucé después, fue muy generosa y le copó la idea, quedó muy lindo.
—Otro tema que lo estuviste tocando muy acústico en televisión pero que está muy eléctrico en el disco es “Canción de caminantes” de María Elena Walsh.
—Es muy hermosa. Por suerte de muy niño mis padres me la hicieron escuchar a María Elena, y ésta es parte del repertorio de ella “para adultos”. Me parecía que está escrita hace más de 30 años y me pareció que estaba perfecta para el espíritu de la época.
—La más joven de las autoras es Loli Molina (“Las cosas que se quedan en vos”). ¿Cómo descubriste el tema?
—Conocí algunas canciones de Loli porque uno de los chicos que toca conmigo en algún momento tocó con ella, y siempre me mandaba algunas; las había curioseado, me parecen muy hermosas. Esta en particular me la mostró el coproductor del disco, Gustavo Borner, ingeniero de sonido argentino y productor que vive en Los Ángeles. Cuando hablábamos de artistas, le dije que podía ser Loli Molina; me dice: “Uh, hay una canción que me encanta”, me la mostró y dije “está perfecta”. Y ahí estuvo.
Varón tanguero
—Hablando de producción, ¿cómo fue la búsqueda musical para darle unidad a un repertorio tan diverso?
—Tuve la suerte de que al disco lo grabaran músicos que son tremendos. Está grabado en Los Ángeles, dos de los músicos tocan con John Mayer, otro es el guitarrista de Alanis Morissette. El concepto que unificó todo es que tocaran en vivo, tocando todos juntos; hay alguna sobregrabación de guitarra, pero la idea era que tenga un sonido crudo pero cálido a la vez: creo que se logró.
—Decís: “He cantado, como varón, sobre desamores tal vez demasiado”. ¿Hay alguna canción tuya que digas “es machista”, o “la haría distinta”, o que te suene rara hoy?
—De las que canto no. Inevitablemente tienen el punto de vista del narrador que soy yo, un tipo ya tirando a mayor, de 50 años, criado y sobre todo educado sentimentalmente (y en lo que a canciones se refiere) hace muchísimos años. Así que es muy probable que alguna de mis canciones tenga un punto de vista que a la luz de ahora pueda parecer un poquito anacrónico; no sé si machista, pero si masculino. Pero me parece absolutamente normal, no abjuro de eso; y por otro lado tampoco me gustaría sobreactuar una corrección política de época que no tengo.
Ojalá que las canciones que canto no sean ofensivas ni despreciativas: no lo son, creo. Después si vamos a otras muy viejas, de la época de Los Caballeros (de la Quema), por ahí en algún momento alguna puede tener una cosa más boba en ese sentido, pero ya no las canto. Soy un tipo criado en una época determinada, que probablemente abusa de la melancolía y de algunas miradas de varón tanguero, pero no mucho más que eso.
—Vicios de toda pluma.
—Vicios o usos: cada uno escribe de lo que más o menos siente.
En la ruta
—Recién arranca la gira, Santa Fe va a ser la tercera fecha. Va a ser al revés que otras giras, porque Capital va a ser el punto de llegada, antes vas a recorrer buena parte del país.
—Uno arranca entusiasmado y lleno de preguntas. Después de tantos años de tocar, cuando presentás un disco nuevo es una cosquilla especial: querés ver la cara de la gente, si se hicieron amigos de las canciones o no. Por supuesto me gusta cantar canciones viejas, y en el show las va a haber también. Pero estar de estreno siempre te da esa cosquilla: vamos a ver qué pasa.