El dúo integrado por los cordobeses Zoe Gotusso y Santi Celli llegará en el marco de su gira despedida, antes de tomar nuevos caminos. De eso y más habló El Litoral con la juvenil cantante.
Gentileza producción Santi y Zoe, en su última aventura juntos: cada unos está trabajando en canciones nuevas en solitario.
Salvapantallas llega con su gira despedida a Santa Fe: con casi tres años de carrera, un disco editado en forma independiente, recitales a sala llena, dos nominaciones a los Premios Gardel como Mejor Nuevo Artista y Mejor Disco Pop y millones de reproducciones en Youtube y Spotify, llega el momento de decir “Hasta luego”. Movidos por la intuición y las ganas de hacer música nueva por diferentes caminos, Zoe Gotusso y Santi Celli prepararon este tour despedida, un show íntimo a dúo, que pasará por diferentes teatros del país, Chile, Paraguay y Uruguay.
El show será el sábado 19 de octubre en ATE Casa España (Rivadavia 2871), con apertura de puertas a las 21. El valor de las entradas es: platea preferencial (fila 1 a 11): $ 700; platea (fila 12 a 22): $ 600; generales (planta alta): $ 500. Se pueden comprar en la boletería de la sala (con un cargo por costo del servicio de $ 30 adicional) o de manera online en www.harlem.com.ar.
Antes del adiós como dúo, El Litoral dialogó con Zoe para conocer las vivencias de esta etapa y lo que viene para su futuro.
Cierre
—¿Cómo están viviendo la gira despedida?
—La verdad es que hasta ahora viene siendo todo muy lindo. Tiene una carga emotiva muy fuerte, porque estamos separándonos y diciendo “hasta luego”; ya con esa carga emocional ya es un montón, se hace especial. Y es como que se vuelven a renovar los votos: hubo obviamente una decisión de dejar de hacer música juntos, pero esto de despedirnos queríamos hacerlo con una gira, queríamos hacerlo con música; y a pesar de que el Santi esté haciendo sus canciones y yo las mías siento que la gira tiene un encanto de que es la última vez juntos en cada lugar.
—De alguna manera convalida todo lo que hicieron antes.
—Sí. Siento que Salvapantallas duró estos tres años, empezó muy arriba, y me encantaría que termine tan arriba como empezó. Hablo de una cuestión de satisfacción personal. Lo cerramos en el Teatro Ópera, elegimos plazas a las que hemos ido y otras a las que no pero nos pedían mucho. Nos concedimos todos los caprichos y uno era hacer una gira, así estamos: a las lágrimas.
—Justo el corte se da en un momento de éxito, con la repercusión de “SMS”, tocando en festivales. ¿Cuál fue el disparador para decir “cada uno tiene algo que decir por su lado”?
—Es verdad, lo lógico sería que no nos separemos ahora, porque siento que hace seis o diez meses que estamos viendo los frutos grandes de la cosecha que venimos haciendo hace tres años. Pero me parece que hay algo que mata a cualquier argumento que es el de la intuición y el qué tiene uno ganas de hacer.
Estamos haciendo música, soy una artista y Santi también; nuestra cabeza y nuestro corazón nos llevan a hacer mísica solos. Sucedió que yo me vine a vivir a Buenos Aires antes, empecé a hacer canciones sola, que sentía que tenía que hacerlas sola. Santi empezó a hacer sus canciones. Nos hablamos, nos miramos a los ojos y lo decidimos.
Le estamos dando la espalda a la lógica, pero me parece bastante valiente (no lo digo porque seamos nosotros): ahí te das cuenta de que claramente no estamos pensando en los números ni en la guita. Es como estar en una pareja: “¿Qué tenés ganas de hacer ahora?”. “Estar solo”. Y bueno, listo, porque si no te vas a enfermar.
Y siento que dentro de todo estamos acostumbrados a separaciones tristes, más de tragedia. Esta es una separación más moderna (risas), o sana. “Ya que nos vamos a separar, salgamos, lo festejamos, y hagamos cada uno su camino”.
—¿Cómo se ven hoy estos tres años, desde aquellas primeras juntadas tomando la leche hasta hoy?
—Salvapantallas me ha dado cosas hermosas: canciones, amigos, aventuras y lugares hermosos. Tengo 22 y empecé a girar a los 19, estuvo increíble. Así como digo que ésta es la última vez, me llevo muchas primeras veces: la primera vez que me subí a un escenario grande fue con Salvapantallas; la primera vez que fui a unos premios también; la primera vez que grabé en un estudio.
Pensando en que voy a seguir una carrera, estos primeros tres años me parecieron re lindos porque todas esas primeras veces las compartí con alguien al lado. Y seguramente lo voy a seguir haciendo: siempre se trabaja en equipo. Pero quizás ahora estoy decidiendo ser la única al frente, decidiendo el 100 % de las cosas, y es otra respuesta.
Me gusta mucho de Salvapantallas que fue un momento de aprendizaje, de aprender a laburar en equipo, de aprender a ceder (que me parece re importante, porque no estamos en el mundo solos). Me curtió, yo soy chica...
—Y aprendiste mucho de golpe.
—Sí.
Aprendizajes
—¿En qué momento les cayó la ficha de que pasaban de ser unos pibes jugando a que la cosa iba en serio?
—Es muy difícil decir un día. Siento que después de que nos mudamos a Buenos Aires, después de unos meses de estar acá. Fue tener al lado colegas, estar en una ciudad grande. Hay lugares que son como checkpoints: como los jueguitos, llegás y ya no volvés. Tocar en el Lollapalooza y estar al lado de otros músicos fue como un checkpoint para la banda.
Hace tres años que vengo viendo cosas increíbles, no sé bien cuándo fue el quiebre: hubo muchos, fue mucho crecimiento durante tres años. Vivimos uno al principio un verano que volvimos a Córdoba y de repente los bares en los que tocábamos estaban estallados. Pero como decía, creo que los frutos grandes fueron hace meses.
A veces no me conformo, y lo que tengo lo he soñado mucho. Por eso está bueno parar la pelota y disfrutar. Esto que me está pasando lo soñé mucho, y a veces me olvido, sigo pensando que tengo que esforzarme mucho. “¿Podré vivir de la música?”, y en realidad hace tres años que estoy viviendo de la música. Uno siempre se exige más pero está bien; todo el camino me viene gustando.
—¿Por qué pensás que tanto público se sintió identificado o interpelado por las canciones o por tu voz?
—Responder es difícil, porque me tiro flores a mí o a Santi. Me siento sincera cantando esas canciones, el acompañamiento de Santi también. No estamos en una pelea de egos: yo canto, él me hace voces, él toca la guitarra, yo lo acompaño. Creo que el vínculo es sincero y eso llama, es dulce: nos miramos a los ojos y eso es lindo siempre. Hacemos canciones, componemos nosotros. Toda esa sinceridad fresca hoy, en un mundo en el que pasan cosas tan fugaces y todo es tan efímero... siento que la gente busca cosas reales. Hoy estamos haciendo una gira en la que salimos vestidos de blanco con dos guitarras y dos voces: si eso no es valiente, hoy 2019, que estamos en una guerra de AutoTune y volumen... lo banco muchísimo, es mi búsqueda.
Después hay un montón de canciones en YouTube, un montón de versiones. Es difícil que lo diga, pero siento que hay una voz que atrae, me doy cuenta: canto y la gente me mira como si tuviera paz. Es como que tengo magia. Me hago cargo, hago canciones, es como todo un pack. Y es simple: la gente elige, gusta o no, tiene alma o no.
Porvenir
—En este tiempo lanzaste tus primeros singles solistas, como “Un bossa +”, “Monoambiente en Capital” y “Calefón”, además de colaborar con artistas como Louta y Valdés. ¿Cuál es tu búsqueda personal ahora?
—En esta ambición y exitismo decidí frenar la pelota y decir: “Me voy a despedir de mi banda, hasta que termine voy a estar con mi energía ahí”, hasta noviembre. Ya vengo haciendo canciones que me encantan (por algo está pasando esto), que tengo ganas de cantar sola. Espero que sean parte de un disco, que si te digo cuando sale te miento, porque no tengo fechas.
Me quiero ir a hacerlo a Brasil o Uruguay. Quiero hacer esa travesía, siendo una outsider: soy la más cancionera, en los festis soy la más tranquila; me gusta eso. Y quiero salir un poco de acá, aunque me encanta Buenos Aires: a Brasil porque me encanta el bossa, o a Uruguay, que también me gusta su música.
Salir un poco de la escena está bueno, hay que intercambiar. Agarraré las canciones, una valija, un par de amigos que tengas ganas y nos iremos a hacer el disco. Armaré una banda y empezaré a principios del año que viene: ese es mi plan.
—Hace un tiempo dijiste que no habías hecho todavía tus mejores canciones. ¿Qué sentís que falta o que podés incorporar en el futuro? ¿O es una forma de decir que queda mucho por delante?
—Hay canciones que me gustan, son lindas, hay contenido; pero tampoco sentía la grandeza como para estar cerrando el otro día el Festival Capital. A veces me da como un poquito de apuro, como que todavía no hice tan grandes canciones. En realidad no tenés que rendirle cuentas a nadie, pero siento que los artistas tienen momentos muy arriba (también muy abajo), vamos a llamarles momentos de oro: no sé si están conectados con sí mismos o se alinean todos los planetas, pero sacan obras que no las borra nadie. Podría hablar desde discos de artistas que conocemos hasta discos de amigos.
No quiero desmerecer “SMS”, me parece hermoso, parte de ese proceso de aprendizaje; pero siento que ese disco me sucedió. Esta otra ronda de canciones me gustan mucho, “ahora voy agarrando sabor”. Obvio, todavía digo lo mismo: ya voy a tener mi momento de grandeza, pero el de hoy me gusta mucho.