En paralelo al despliegue mediático consecuente del debate, el presidente desarrolla una extensa recorrida de treinta días por pueblos y ciudades de distintos puntos del país. Alternando el ejercicio del poder con su candidatura, en cada parada Mauricio Macri realiza una promesa, de cara a una deseada próxima gestión. Respecto del ítem Educación, propuso que, de ganar las inminentes elecciones, las Becas Progresar serán “solo en carreras prioritarias y estratégicas”. Desde la oposición, el anuncio fue tomado como un “reperfilamiento” de la ayuda económica estudiantil, en tono de broma sobre las medidas implementadas en materia económica.
Ante esto, el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, descartó de plano tanto un recorte presupuestario como de libertades en la elección de los estudios a seguir. “En la gestión anterior, las Becas Progresar obraban como un subsidio porque no había control ni requisitos. Ahora, el presidente dispone que haya un compromiso por parte de quien las recibe y nosotros, en base a un amplio estudio realizado por la Secretaría de Políticas Universitarias, decidimos enfocarlas en áreas de conocimiento estratégica que necesita cada región para lograr su desarrollo”, sostuvo Finocchiaro consultado por El Litoral, y amplió: “Nadie le va a prohibir a los jóvenes que estudien una carrera determinada, pero sí buscamos incentivar el desarrollo de profesionales en determinados sectores para favorecer un modelo de desarrollo productivo de crecimiento y de país exportador”.
—¿Por qué se vuelven importantes algunas carreras y de qué depende que algunas otras ocupen un lugar menor?
—Tenemos que empezar a discutir qué es lo esencial y qué no, para poder invertir el dinero en lo que todos estemos de acuerdo. Cuando el Estado planifica lo tiene que hacer para el desarrollo de todos, no de la mera vocación individual. Por eso vamos a privilegiar carreras que estén contenidas dentro de determinadas áreas de conocimiento. No hablamos específicamente de carreras, porque quizás dentro de una misma área algunas son promocionadas y otras no. Ya teniendo una Universidad pública y gratuita, lo que queremos es que los becados tengan igualdad de posibilidades además de igualdad de oportunidades.
Este anuncio abarca un trabajo realizado con los CPRES (Consejos de Planificación Regional de la Educación Superior), actores industriales, sectores empresariales y organizaciones sociales de cada región. Y lo que queremos es que cada ideal individual sirva al sueño colectivo, porque cuando se desarrolla cualquier localidad se desarrollan todas las personas que la habitan.
Esto es consecuente a nuestra idea de federalismo, ya que facilitaríamos a los estudiantes que, si así lo quieren, se queden en el lugar de origen, donde está su historia, sus familias y amigos.
Además, hay que decir que esto es dinámico porque lo que hoy es considerado un área estratégica puede que dentro de diez años ya no lo sea. El cambio en el futuro nunca va a ser tan lento como en el pasado, y la educación tiene que ser flexible para adaptarse a eso.
—Para afrontar este dinamismo, harán falta estímulos económicos e inversión en Educación e, incluso, en conjunto con otros ministerios. ¿Cómo se financiará?
—El financiamiento correrá por cuenta del presupuesto del Ministerio de Educación de la Nación, porque para nosotros es esencial que cada región de la República pueda desarrollarse en términos productivos, económicos, sociales, culturales y morales. Y es por esto que decidimos enfocar los esfuerzos del Estado -que siempre son escasos- en aquellas áreas que nuestro país necesita para desarrollarse.
Cuando recibimos las Progresar -que antes estaban en Anses- sólo se les exigía a los estudiantes tener aprobadas dos materias por año. De 200 mil becas otorgadas, 130 mil no cumplían con este requisito y 70 mil no acreditaban ni una materia, pero igual se les renovaba. Eso es dinero que los argentinos estábamos tirando a la basura. Porque la lógica de una beca educativa es el del compromiso y no el de una contraprestación como en el caso de un subsidio.
Creemos que la verdadera inclusión educativa no es que un estudiante esté adentro de la universidad, sino que salga con un título en la mano. Y por eso también implementamos el premio a la Excelencia Educativa, que es un beneficio del 100% del cobro percibido anual en el caso de que apruebe todas sus materias con más de 8 de promedio.
—Aunque le es ajeno, el deterioro general de la economía ha impactado muy fuerte a nivel nacional. ¿Cuánto ha repercutido en la implementación de las políticas educativas?
—La causa mediata -no inmediata- de la pobreza es la falta de educación, haciendo que la gente no acceda a empleos de calidad. Sobre esto trabajamos denodadamente durante estos años. Este ministerio no dejó ninguna política incumplida. Hemos navegado por las aguas turbulentas de esta crisis, llevando adelante todas las políticas educativas necesarias para el crecimiento de la Argentina, porque supimos distinguir entre lo esencial de lo que no lo es. Y todo esto gracias a la firme determinación del presidente Macri, que nunca nos dejó sin recursos.
No sólo mantuvimos todas las políticas educativas esenciales, sino que incorporamos conectividad para el 60% de la matrícula nacional para fin de este año, con el compromiso de completar el restante 40% el próximo año. También incorporamos el plan nacional Aprender Conectados de equipamiento tecnológico diversificado; el plan nacional Aprender Matemática, elaborado con expertos locales e internacionales; más de 920 mil capacitaciones docentes enfocadas en mejorar los malos resultados de Lengua en primaria; el programa Escuelas Faro en 3.500 escuelas en distintos puntos del país de alta vulnerabilidad socioeducativa.
Además de su tarea al frente del Ministerio de Educación, Finocchiaro desarrolla su campaña para alcanzar la intendencia del partido bonaerense de La Matanza. En vistas a esto, el ministro repasó los distintos programas que sostuvo durante su gestión. Tras repasar en detalle cada una de las políticas nombradas durante la entrevista, destacó la consolidación de las pruebas Aprender. Consideró que, pese a los reclamos durante los primeros años de su implementación, es uno de los logros que le expresan desde los sectores educativos: “La mayoría de los directores e investigadores nos han transmitido su interés por las Aprender, ya que son un instrumento clave para conocer cómo estamos”, dijo, y agregó: “Son uno de los cambios culturales que estamos logrando”.
Por otro lado, como balance, expresó que queda como deuda para la próxima etapa, resta “trabajar por una mejor implementación del sistema superior con las universidades”. “Tenemos que ir por un sistema de créditos para que los alumnos puedan transitar mejor sus carreras. Básicamente, lograr que las carreras sean más cortas y flexibles, porque no puede ser que plazos como el de la carrera de Abogacía sea de seis años”, finalizó.
Durante casi un año, la Secretaría de Políticas Universitarias dependiente del Ministerio de Educación trabajó en el informe denominado “Áreas de vacancia”. La publicación -de libre acceso y descarga en su página web- indagó sobre las áreas estratégicas de cada provincia y la oferta universitaria disponible en cada territorio que, en base a la cantidad de estudiantes, definieron las distintas áreas de vacancia.
De ese mapa de carreras estratégicas, se desprenden las áreas con mayor salida laboral pero de escasa titulación en la Región Centro (Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos): Procesos productivos, diseño y construcciones; producción agropecuaria y alimentaria, y salud animal; servicios turísticos hoteleros y gastronómicos; Tecnología de la información y comunicación; y Salud Humana.
Al funcionar como orientador de las Becas Progresar, el ministro sostuvo que “necesitamos potenciar todas estas áreas”, y puso de ejemplo el caso del turismo: “Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba son provincias hermosas, pero el turismo no es solamente mostrar los paisajes naturales. Digo esto porque, hoy en día, la gestión del turismo es una cuestión prioritaria, tanto en traslado como en hotelería, excursiones, gastronomía y no están siendo desarrolladas”.
Entre las menciones, Finocchiaro también se refirió al caso de la Ingeniería en Alimentos: “Transformar materia prima en un producto elaborado es sumamente importante. Esto conlleva un extenso proceso productivo en el cual intervienen un montón de personas y requiere de mucho estudio. Por más que una región sea muy linda y me guste, no reditúa en ningún beneficio si no le compro nada a los que venden sus productos típicos”.