Juan Chiummiento | [email protected]
Previo a su paso por Rosario para presentar su documental “Fondo”, dialogó con Mirador Provincial y brindó su mirada sobre la economía actual y el rol del organismo internacional en la actual crisis.
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Cuando el presidente Mauricio Macri anunció el regreso de Argentina a los brazos del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Bercovich, se agarró la cabeza porque imaginó lo que se venía. Más allá que se hablaba de un fondo distinto, con mirada social y perspectiva de género, el periodista estaba seguro de que los días que venían en el país no iban a ser los mejores. No se equivocó.
Junto a su productor Claudio Martínez pensó en abordar en formato documental una serie de interrogantes sobre los que vale la pena reflexionar: ¿Qué es el FMI? ¿Quién lo controla y qué proponen sus recetas? ¿Quién las diseña? El resultado de esos meses de trabajo se reflejan en “Fondo”, una película que se proyectará este lunes en el auditorio del sindicato de Luz y Fuerza de Rosario.
En diálogo con Mirador Provincial, Bercovich -al aire todos los días en Radio Con Vos y parte del staff de C5N- aseveró que el Fondo “no es solamente un edificio lleno de tecnócratas, sino que es una herramienta del Tesoro que sigue estando al servicio de mantener la hegemonía estadounidense sobre nuestros países”.
-Sobre la genealogía del documental, ¿fue idea tuya?
-Fue idea de Claudio Martínez y mía. Martínez era el productor de Brotes Verdes el año pasado y es un productor del cual aprendí mucho, un tipo que de televisión es de los que más saben de la Argentina. Con él, cuando se anuncia el acuerdo con el Fondo Monetario, yo hablo y le digo “esta es una historia que ya vivimos, no se puede creer que estemos volviendo a esto”. Y él me responde que hay que explorar esa historia, y nos comprometimos a ver cómo contarla. A la semana, Jorge Lanata le hace una entrevista a Christine Lagarde, la única que concedió a un medio argentino televisivo desde que se firmó el acuerdo. Yo estaba viendo esa entrevista con mi mujer y no podía creer que, primero, en la televisión argentina, se le lavara la cara de esa manera a Lagarde, se allanara de esa manera el camino para que el Fondo Monetario vuelva a regir los destinos nuestros, y también me pareció especialmente llamativo que sea Lanata el ariete de ese regreso, siendo que él fue uno de los críticos del endeudamiento. Incluso hizo una película sobre la deuda.
-Visto los últimos años de Lanata no sorprende tanto eso...
-Puede no sorprender ahora dada su trayectoria pero no deja de resultar chocante en términos de vueltas de la historia. Cuando vi eso, sin poder creerlo, un Fondo Monetario que se decía que había cambiado, que se preocupaba por la diversidad de género, por los derechos de las minorías, por la ecología, yo a sabiendas que es el mismo de siempre, lo llamé a Claudio y le propuse mostrar cómo quedó Grecia después de 10 años del Fondo Monetario. Organizamos el viaje en una semana y, cuando presenté el informe, tuvo una repercusión tal que nos dimos cuenta de que había por lo menos una discusión que dar. Entonces ahí lo presentamos, lo editamos, lo pensamos y yo quedé en contacto con griegos un montón, a lo cual luego de terminando 2018, y viendo que se precipitaba la crisis y el rol del Fondo en ella, nos propusimos hacer algo más grande. Y planifiqué en abril irme a Washington, a una de las dos asambleas anuales del Fondo, y ahí sí tuve la chance de entrevistar algunos jerarcas del Fondo. No tuve ninguna disposición de ninguno de los jerarcas que tan amablemente habían atendido a los medios que concordaban con su posición, pero sí pude entrevistar largamente a Stiglitz, que es el Premio Nobel que más ha criticado, y desde dentro, a los organismos financieros internacionales. Ahí nos dimos cuenta de que había efectivamente una historia que contar y que se podía contar en un formato de película. Después vino Portugal y allí encontramos un país que se salió de los cauces que proponía el Fondo; luego nos pusimos a hacer la arqueología de la última vez que estuvo el Fondo en Argentina.
-Seguramente por tu formación estudiaste mucho la historia del Fondo, que debés haber repasado bastante para la película. En ese marco, quería preguntarte si pensas que en algún momento el FMI cumplió con esa tarea que le fue encomendada allá lejos en Bretton Woods, la de colaborar con la recuperación económica, propiciar mayor cooperación internacional...
-No, el Fondo tuvo desde sus inicios la marca de la hegemonía estadounidense sobre todo Occidente, en términos de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. El Fondo tiene dos períodos muy marcados: el primero va desde Bretton Woods hasta los años 70, donde efectivamente juega el rol que se había comprometido a jugar, evitando devaluaciones competitivas, presentándole plata a los países con problemas en la balanza de pagos o problemas de déficit en su cuenta corriente, para evitar que se desaten guerras comerciales como las que habían llevado a ambas guerras mundiales. De todas maneras, ese rol estuvo siempre iniciado por el hecho de que, en su constitución, el Fondo procura mantener la hegemonía de Estados Unidos sobre todo Occidente. A partir de la crisis del petróleo, cuando los petrodólares comenzaron a fluir hacia Wall Street y se empiezan a prestar a los países en desarrollo, el Fondo Monetario cambia completamente de rol -un rol que ya se había diluido porque la hegemonía del dólar se había opacado por el yen, la libra y el franco suizo- y pasa a ser un gendarme de Wall Street. Empieza a ser el custodio de que los países endeudados por ese flujo de capital se repagara en los términos que los acreedores lo necesitaban. Entonces el Fondo, a diferencia de lo que hacía antes -que era meterse en los países para garantizar que no fueran comunistas-, agrega la función de proteger los intereses de los bancos.
- Mencionabas antes el tema de Portugal, donde estuviste para el documental. Se habló mucho hace unas semanas, cuando Alberto Fernández estuvo allí, de una posible “salida a la portuguesa” de Argentina. ¿Con qué te encontraste y creés que es posible esa salida?
- No es posible copiar el modelo de ningún país porque todos tienen sus especificidades, sus restricciones particulares. Así como no se puede aplicar el modelo neoliberal de los superávits y del crecimiento de la productividad, como tampoco es válido universalmente la teoría del derrame ni las hipótesis fuertes del neoliberalismo, tampoco es válido extrapolar el ejemplo de un país europeo con diez millones de personas, con sus características particulares y sobre todo con el Banco Central Europeo detrás, a un país como Argentina que está hiper endeudado, en crisis, en una bruta recesión y con un desempleo muy alto.
-Pero vos hablaste de cierta rebeldía de los portugueses. Eso sí podría copiarse...
-Es que eso es lo que me pareció interesante del ejemplo portugués, que es un país que rompió con los dictados del Fondo y lo hizo contra el consejo y contra la opinión del Fondo. Entonces, sí, Portugal se apoyó en el Banco Central Europeo; sí, Portugal atraviesa un boom turístico que explica en parte su bonanza; sí, Portugal había ajustado antes de volver a crecer y eso en parte también explica que haya podido generar los empleos que generó con salarios más bajos, producto de ese ajuste. Pero de ninguna manera es válido lo que dice la derecha portuguesa y la derecha argentina, que es que Portugal creció porque ajustó. Lo que yo me encontré después de haber hablado con funcionarios importantes, con economistas de todo el espectro, con políticos de todo el espectro y con gente de la calle es que Portugal creció porque dejó de ajustar, no porque había ajustado antes. Portugal, de vuelta, es un país del sur de Europa, con un ingreso superior al argentino... Pero si mirás los casos de Grecia y Portugal, que son países muy similares entre sí, ahí ves que efectivamente uno siguió al pie de la letra la receta del Fondo diez años y está hecho mierda, y el otro rompió después de dos años de ajuste y empezó a crecer.
-A la semana de que se anunciara el acuerdo con el FMI, en Mirador Provincial hicimos una entrevista a la economista Julia Estrada y el título de esa nota fue que el acuerdo era un respirador artificial que el gobierno iba a tener hasta las elecciones, que fue básicamente lo que pasó. Julia tiene 30 años y no vivió tantas otras crisis que sí vivieron muchos periodistas que fueron bastante condescendientes con el acuerdo. ¿Te parece que el periodismo y la dirigencia tuvieron una actitud condescendiente?
-Prefiero no comentar sobre eso. Ya lo dije cuando te dije lo de la entrevista, pero me parece que sí.
-Sin hacer nombres propios me refiero... ¿Te parece que en general el periodismo mayoritario y la dirigencia local no tuvo una enjundia desaforada en contra del acuerdo?
-Es que no hace falta enjundia. Era simplemente recordar lo que nos pasó hace 20 años, cuando el Fondo Monetario nos llevó del mismo modo que ahora a una crisis por testarudez, por sesgo ideológico y por interés tanto geopolítico como económico.
-La última es la más fácil. ¿Dónde está la plata del FMI?
-Se fugó. Sirvió para pagarle a los acreedores que habían prestado inicialmente al gobierno de Macri y para que los argentinos ricos fugaran capitales y lo hicieran sin ninguna restricción durante este tiempo. Ahora el Fondo Monetario se tiene que hacer responsable de haberle prestado como le prestó a un país que no podía pagar eso y haber reivindicado y dicho que era correcto un plan económico que no conducía a generar las divisas necesarias para ese repago. No es una plata que Argentina pueda devolverle al Fondo Monetario y es importante, y esto es lo que trato de transmitir en el documental, que se identifique bien claro que el Fondo Monetario no es solamente un ente, un edificio lleno de tecnócratas, sino que es una herramienta del Tesoro de Estados Unidos que al igual que Bretton Woods sigue estando al servicio de mantener la hegemonía estadounidense sobre nuestros países. Eso es lo que también tiene que discutir un gobierno que se proponga superar esas trabas y esas restricciones.