Por Gabriel Rossini | [email protected]
El 5,9 por ciento de inflación del mes de setiembre informado el miércoles por el Indec se convirtió en un nuevo obstáculo para el presidente Mauricio Macri.
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El Litoral
El 5,9 por ciento de inflación del mes de setiembre informado el miércoles por el Indec se convirtió en un nuevo obstáculo para el presidente Mauricio Macri, en su intento por dar vuelta una elección que parece estar definida, fundamentalmente por las decisiones de política económica que afectaron la calidad de vida de la mayoría de los argentinos.
Se trata del tercer índice más alto de los cuatro años de la gestión Cambiemos: en abril de 2016 fue del 6,7% y en setiembre de 2018 del 6,5%. En todos los casos fueron producto de olímpicos saltos del dólar como consecuencia de la desconfianza y la inconsistencia de las políticas económicas.
En la región pampeana, donde está incluida la provincia de Santa Fe, el índice de inflación fue del 6,1%, dos décimas por encima de la media, solo superada por la del noreste que fue del 6,2%.
Con esta cifra, en los 9 primeros meses el IPC (Indice de Precios al Consumidor) acumula un alza del 37,7%. Y con relación a un año atrás, un incremento del 53,5%, lo que convirtió a la Argentina en el tercer país del mundo con la inflación más alta después de Venezuela y Zimbabwe.
Si tenemos en cuenta las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central de la República Argentina y la de los consultores que miden la inflación, el último semestre sumará entre 13 y 15 puntos a la inflación, lo que hará que termine el año entre 55 y 58 por ciento, la más alta desde la implementación de la convertibilidad en 1991.
Es más, desde la última hiperinflación que el país sufrió hace casi 30 años, los 3 años con más inflación son de la era Macri: el primer término la de 2019, en segundo la de 2018 (47,6%) y en tercer lugar la de 2016 (40,3%). Un récord que trata de diluir echandole la culpa al comportamiento de todos de los últimos 70 años.
El porcentaje coincide con las estimaciones del FMI que proyectó para este año una inflación de 57,3% y para el año próximo del 39,2%. Esto si no sucede ningún hecho extraordinario -no imprevisto- después de las elecciones del 27 de octubre.
El índice hubiera sido aún más alto si el gobierno no hubiera quitado el IVA a los productos más importantes de la canasta familiar. Solo hay que tener en cuenta que los alimentos y bebidas no alcohólicas aportaron la mayor incidencia sobre la variación mensual de septiembre 2019 en todas las regiones de la Argentina.
El plan económico del actual gobierno fue tan equivocado que, por ejemplo, solo el mes de setiembre superó las metas de inflación que el Banco Central conducido por Federico Sturzenegger había previsto para todo el año y que era del 5%. Un estudio del economista Sergio Chouza indica que la diferencia entre las metas de inflación del gobierno y la inflación real fue de 228 puntos.
En la campaña electoral de 2015, entre muchas otras, el presidente dijo que bajar la inflación iba a ser uno de los temas más fáciles de su gobierno. En la de este año vuelve a prometer lo mismo y nos auguro a todos un futuro mejor. Pedir sacrificios hoy a cambio de un futuro próspero para todos, en especial para nuestros hijos, justificado en una presunta “calidad de vida” artificial, por encima de las posibilidades, es el argumentos recurrente. Los resultados de agosto indican que los argentinos ya no compran más ese argumento.
(*) Leído en la cuenta de twitter de @azkaratekid