“No vengo como funcionario, vengo como hermano de Ana María”, dijo el juez federal de Reconquista, Aldo Mario Alurralde, cuando tomó el micrófono en el centro de la sala de audiencias en la que minutos después iba a ser imputado por femicidio su cuñado, Santiago Darío F. “Mi pedido se centra en justicia”, destacó el magistrado, que recordó a la víctima como “una persona dulce y buena”. Alurralde habló en nombre de su familia y ante el juez Penal que interviene en el caso, José García Troiano, a quien se dirigió en su doble condición de afectado y “como hombre de derecho”. “Que sea un mensaje para la sociedad y para muchas mujeres que, por no estar solas, se dejan manipular y someter”. “Ayer en el Día de la Madre tuvimos que festejar con su hijo en el velorio”, sentenció.
La exposición fue el preámbulo de la audiencia imputativa, en la cual la fiscal Ana Laura Gioria atribuyó a Santiago Darío F. de 66 años, el delito de “homicidio calificado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer habiendo mediado violencia de género”, en carácter de autor.
Para el Ministerio Público de la Acusación existe responsabilidad del concubino de Ana María Alurralde (59), cuya desaparición se produjo entre la tarde del jueves 17 y el viernes 18 de octubre.
El viernes pasado, el hombre se comunicó con el hermano de la mujer para decirle que al despertar, el garaje de su casa de barrio Schneider -Regis Martínez al 4000- se encontraba abierto, que le faltaba el auto y que le habían robado una tabla de planchar; y como restándole importancia, también le dijo que su hermana Ana María no estaba. Además hizo referencia a una nota, escrita de puño y letra, en la que supuestamente la mujer decía que había salido para mostrar a dos personas una casa familiar que está en venta.
Lo dijo “con una frialdad tremenda”, recordó Aldo Alurralde, quien rápidamente advirtió que “era imposible, porque la casa está por inmobiliaria y mi hermana no sabía manejar”. Además, ella “estaba absolutamente absorbida por él”.
A partir de ese momento, “suspendí toda actividad académica (estaba dando clases en Posadas) y me vine, porque ya como hermano uno presume que algo había pasado y que había un relato que no condice con la realidad”, analizó.
El cuerpo de Ana María fue hallado el sábado, después del mediodía, en zona de General Paz y calle Las Mandarinas, en jurisdicción de Ángel Gallardo. Previamente, había sido localizado el auto de la pareja, abandonado en la misma zona rural.
Según adelantó la fiscal Gioria, el informe preliminar de autopsia reveló que la mujer habría fallecido a causa de dos golpes en la zona del cráneo, los cuales se presume, habrían sido provocados por golpes de puño y hasta con algún objeto contundente. Además, al término de la audiencia, Gioria indicó que como hilo conductor entre la víctima y su agresor existe “una serie de evidencia científica” que “desmiente el relato del imputado respecto que nada había sucedido en el domicilio, que él se levantó y no la vio. Desde laboratorio nos dan cuenta de una escena de violencia dentro del domicilio”, dijo en referencia a manchas de sangre lavadas que fueron detectadas por los peritos.
Por último, y a propósito de las declaraciones del hermano de la víctima durante la audiencia, Gioria consideró “valiosísimo el testimonio que dio el Dr. Alurralde, de cómo a veces las mujeres no detectan lo que es un caso de violencia de género. No es necesario llegar a la agresión física, el hecho de someterla, aislarla de lo que les gusta hacer, de sus relaciones, todo ello constituye y configura violencia y es muy bueno que todas las mujeres lo sepan”.
Consultado acerca del pasado del concubino de su hermana y su relación con la desaparición de la profesora Marta Romero, hace más de 30 años, Alurralde reconoció que conocía el caso “pero ahora estoy hablando con el diario del lunes. Nosotros le preguntamos en familia, él relató ese hecho y se presentaba como una víctima más de una mujer que estaba en trámite de separación y que se había ido con otra persona. Lo cual siempre despertó la duda, porque había dejado una criatura. Ese patrón se volvió a repetir, siempre se presentó como una víctima y no tenía ninguna condena ni nada. Mi hermana no iba a estar con un femicida, ni yo lo hubiera dejado”, se lamentó.