Los trabajos finalizarían el mes próximo; la inversión, de casi $ 30 millones
El Paseo del Puerto está en el tramo final de su concreción
El objetivo de la obra fue aprovechar un espacio en desuso y que los santafesinos lo disfruten sin darle la espalda al río Santa Fe. El sector comprende un área de 300 metros de extensión: se construyeron una plazoleta, veredas con pavimentos drenantes y una bicisenda, entre otras intervenciones.
Flavio Raina Plazoleta. Está ubicada en la intersección de las calles Rosaura Schweizer y Gabriela A. Ullúa, rodeada por la bicisenda y por la vereda drenante que también tiene baldosas podotáctiles.
La zona portuaria de la ciudad viene sufriendo positivas transformaciones desde hace varios años. Un lugar que estuvo abandonado durante mucho tiempo, ahora cada vez tiene más vida. A fines del año pasado, el ministro de Infraestructura y Transporte, José Garibay, junto al presidente del Ente portuario, Sebastián Simez, firmaron un acta acuerdo para avanzar en la obra de una nueva costanera en el Puerto de Santa Fe: el Paseo del Puerto. Así decidieron denominar al trazado que abarca las calles Rosaura Schweizer, entre Ángela Vigetti y Gabriela Ullia, a la altura del ingreso por Sarmiento. El monto total de la obra fue de $ 29.796.293,17.
A un mes de su estreno, El Litoral recorrió el flamante espacio para observar lo realizado y también consultar acerca de lo que falta. Laura Gómez, Gerente de Administración y Finanzas del Ente Administrador Puerto Santa Fe (EAPSF), comentó: “Estamos muy contentos de que este proyecto culmine. Para nosotros es muy importante abrir espacios públicos a la ciudad, invitar a todas las familias para que vengan a visitarnos, conocer todo lo que está en jurisdicción portuaria y ver cómo fuimos creciendo”.
“Esto es recuperar un espacio público, que es el objetivo principal”, enfatizó. “Al estar conectado con la ciclovía, principalmente los fines de semana la gente ya se acerca con sus lonas a tomar mates. Por eso insistimos en que vengan las familias a conocer la zona”, agregó Gómez.
Flavio Raina Responsables. Mauricio Costa Hernández (staff del estudio Mendiondo y Asociados), Laura Gómez (Gerente de Administración y Finanzas del EAPSF) y Catalina De la Vega, inspectora del paseo costero por parte del Ente.
Responsables. Mauricio Costa Hernández (staff del estudio Mendiondo y Asociados), Laura Gómez (Gerente de Administración y Finanzas del EAPSF) y Catalina De la Vega, inspectora del paseo costero por parte del Ente. Foto: Flavio Raina
Detalles
La obra comenzó a ejecutarse a fines de mayo. El diseño y asesoramiento técnico estuvo a cargo del estudio Mendiondo y Asociados. Y tenía un plazo de seis meses; lo positivo en este sentido fue que no llovió tanto en este último período de tiempo, lo que permitió trabajar bastante rápido. La ingeniera Catalina De la Vega, inspectora del paseo costero por parte del Ente, dio algunas precisiones de la obra. “En estos momentos estamos haciendo detalles, como cuestiones de seguridad que fuimos descubriendo a medida que íbamos usando el espacio. Por ejemplo, reforzar la zona haciendo una baranda o vallado en todo el frente con postes y sogas, al estilo náutico. También pusimos más césped en la plazoleta para que quede todo prolijo”.
La extensión más grande que se puede observar en el paseo es la bicisenda, que conecta con la de Av. Alem, entra al Puerto y después se dirige al sector donde está Amarras. Las bicisendas tienen dos metros de ancho, son de doble carril y de hormigón. La longitud del recorrido es de 922 metros lineales.
Otro punto para destacar es la vereda, hecha con una tecnología innovadora: se trata de senderos drenantes y tienen una composición hecha con una base de piedra partida compactada, y se pueden ver piedras tipo canto rodado con resina que dejan filtrar el agua. La calle tiene adoquines: es decir, son todos pavimentos drenantes, para permitir una buena permeabilización del suelo ante lluvias extraordinarias.
“La superficie ocupada por la vereda es de 1.383,90 metros cuadrados, y los anchos de ésta varían de acuerdo al trazado. Otro detalle de las veredas es que se pueden ver las baldosas podotáctiles, hechas para el tránsito de peatones con discapacidad visual. Además, la costa contra el río que tiene unos 300 metros, goza ahora de bancos para que la gente pueda ocupar cómodamente y apreciar la naturaleza”, detalló De la Vega.
En este tipo de obras, siempre es importante la naturaleza que la rodea. “Tenemos una arboleda renovada. Se plantaron 6 timbós, 7 virapitás y 7 ceibos. Y hay un elemento extra: por la época en la que estamos, están florecidos los ceibos originales, lo que hace un paisaje realmente muy lindo de apreciar”, subrayó la profesional, y añadió sobre este punto: “Una de las premisas que tuvimos en el proyecto original fue no tocar los árboles que estaban. Por este motivo, la calle, la bicisenda y las veredas se van adaptando al dibujo de los árboles que hay en la zona, y así logramos tener una muy buena sombra”.
“Una de las premisas que tuvimos en el proyecto original fue no tocar los árboles que estaban. Por este motivo la calle, la bicisenda y las veredas se van adaptando al dibujo de los árboles que hay en la zona, y así logramos tener una muy buena sombra”, dijo De la Vega.
Desagües y plazoleta
La obra de desagües pluviales de la calle se conforma por los cordones cuneta que recolectan el agua, se dirige hacia las bocas de tormenta y de ahí sale hacia el río a través de tres descargas. “Tenemos hecho cuencos. Además, ya existían unos desagües pluviales utilizados por las fábricas y empresas de la zona. Quedó todo vinculado: lo que estaba y lo nuevo que hicimos”, aclaró la ingeniera.
Como todo paseo, tiene su plazoleta. La misma se ubica en la intersección de las calles Rosaura Schweizer y Gabriela A. Ullúa, y allí se reutilizaron los adoquines históricos de las calles del puerto para formar su solado.
Sobre el final, De la Vega precisó que los bancos se hicieron de hormigón, “y para sus patas se utilizaron cangilones recuperados del elevador de granos del puerto (cangilón es el recipiente que se utiliza para elevar granos y forman parte de las norias o cintas elevadoras)”. El paseo cuenta además con 30 columnas de iluminación led con doble lámpara: una apuntando hacia la calle y otra hacia la bicisenda. En toda la traza existen señalizaciones horizontales y verticales, tanto para la bicisenda como para la circulación vehicular. Hay 9 cestos de residuos diferenciados en secos y húmedos.
En la plazoleta se reutilizaron los adoquines históricos de las calles del puerto para formar su solado. La vereda fue hecha con materiales innovadores, que permiten un buen drenaje del suelo.