Juan Carlos N. tenía una vida normal, una hermosa relación con su pequeña hijita y planes para el futuro. Todo se truncó cuando tomó la decisión de separarse de su pareja, y comenzó a vivir en una pesadilla de la que aún no puede salir y que tiene como campo de batalla el bienestar de la niña, que pronto cumplirá 7 años. Una historia de incansable lucha, mentiras y amenazas, en la que la gran perjudicada es la chiquita, que no tiene contacto con su padre desde junio de 2017.
Este caso trascendió en los medios santafesinos cuando Romina L. denunció que su ex pareja había secuestrado a la hija que tienen en común. Resultó ser que la pequeña estaba disfrutando de unas vacaciones en Mar del Palta, autorizadas por orden judicial, y que no había perdido contacto con su madre, ya que hablaban por teléfono una vez al día. En diálogo con este medio, Juan Carlos contó su historia y reiteró el pedido a la Justicia para revincularse con su hija, ya que no le permiten verla. Hay más de 150 denuncias realizadas por su ex mujer, las cuales se hacían con el único objetivo de hostigarlo e impedir el contacto con la niña. “Adelante mío -mi ex- le ha dicho al juez: es un gran padre, pero la nena es mía”, comentó el hombre profundamente afligido.
Luego de la separación, la pequeña comenzó a ser atendida por una psicóloga que denunció a Juan Carlos por abuso. Se realizó una cámara Gesell que arrojó resultados negativos, por lo que se archivó la causa. Desde entonces, el joven padre exige que su hija deje de asistir al consultorio de esa profesional, y aunque existe una prohibición judicial, él indica que la niña continúa concurriendo a las consultas, llevada por su madre. En la causa intervino una psicóloga del Hospital de Niños que “dijo ante el juez que la nena necesita un tratamiento profundo, durante años. Que necesita revincularse con el padre”, pero aun así ese reencuentro continúa pendiente.
Por las irregularidades detectadas en la causa, “hice una denuncia ante la Corte porque hay un protocolo que se tiene que seguir, y me demoraron la medida urgente. Pidieron los expedientes, y en la primera semana encontraron 17 faltas de ética, y todavía no lo terminaron de leer. Llevan dos meses ya. A la secretaria, la desplazaron para que no atienda mi causa. Ella me dijo: perdiste el amor de tu mujer, perdiste el amor de tu hija” comentó indignado. “La fiscal me dijo: mirá, yo te voy a ser sincera. Tenemos pruebas, tenemos las evidencias, tengo los relatos de la psicóloga, pero la fiscalía está saturada”, y agregó que “no es una prioridad para ella porque tiene mucho trabajo”.
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En su relato, Juan Carlos expone la cantidad de situaciones desconcertantes que ha vivido durante la batalla por la custodia. Una de ellas sucedió cuando, al regresar de Mar del Plata con su hijita, se enteró de la falsa denuncia por secuestro que su ex había realizado. “El juez citó a la mamá para decirle que la nena estaba en unas vacaciones autorizadas”. Además, programaron una audiencia para “escuchar a la nena, porque cuando la llevé con el fiscal para que se la entregue a la madre, comenzó a llorar y patalear. Me la dejaron a mí, porque la nena no se quería ir”.
Días más tarde, “me cayeron tres patrulleros” a la una de la mañana. Juan Carlos estaba trabajando como remisero, mientras la pequeña dormía en su casa al cuidado del abuelo. Los oficiales “me dijeron que llevara a la nena y lo hice”. Apenas “llegamos a la comisaría, la madre la agarró. Mostré la orden que decía que había una audiencia pendiente, y que hasta entonces yo no tenía que entregar a la nena”. La respuesta que obtuvo fue que “intentarían sacar a mi hija con calma para no generar una situación violenta”.
Acto seguido, “llamaron a una psicóloga, que llegó enojadísima por el horario. Le preguntó a mi hija con quién se quería ir y ella, que estaba en los brazos de la madre -a quien le tiene miedo-, obvio que dijo que se quería ir con la mamá”. El hombre suspira y agrega: “Entonces me dijeron que firmara la restitución, y yo no quise, por lo que hicieron que mi ex se escapara por atrás con la nena”, que estaba en pijamas y no entendía lo que estaba pasando. El día de la audiencia, la pequeña no apareció, “el juez me preguntó dónde estaba, y cuando le dije que me la habían sacado me respondió que a él no le habían informado nada y que su orden de no restitución continuaba vigente”, lo que causó gran indignación. Luego de explicarle lo que había pasado, “el juez me dijo: lo que está en el expediente existe, y lo que no está no existe”; según Juan Carlos “toda esa actuación no pasó porque no hay nada en papel”.
Después de tanto tiempo luchando por reencontrarse, las chances de Juan Carlos aumentaron recientemente gracias a que el Abogado del Niño, que representaba los intereses de su hija, cambió. La nueva letrada considera primordial que la chiquita tenga contacto con ambos padres y que realice la terapia que se propone desde el hospital público.
A cargo de la causa, se encuentra el juez Fabio Marcelo Della Siega, del Tribunal Colegiado de Familia Nº 3, quien finalmente resolvió el pasado 17 de octubre que la pequeña asista al tratamiento psicológico propuesto por la profesional del Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, y ordenó la revinculación paterno-filial. Juan Carlos espera con ansias reencontrarse con la pequeña, algo que debería suceder en el marco de las sesiones. Pasaron más de dos años desde la última vez que se vieron, en junio de 2017.