Programa Historia y Memoria
Secretaría de Extensión Social y Cultural
Universidad Nacional del Litoral
Su fundación fue el corolario de un proceso en el cual fue cuestionada la orientación profesionalista de lo que fuera la Universidad provincial. Una tradición de institución abierta y plural que se mantiene en el presente.
Programa Historia y Memoria
Secretaría de Extensión Social y Cultural
Universidad Nacional del Litoral
La creación de la Universidad Nacional del Litoral se inscribe en el marco del ascenso del reformismo liberal que, en las primeras décadas del siglo XX, respondió a la progresiva complejización de la sociedad argentina. Dos de sus manifestaciones fueron la reforma política de 1912 y la reforma universitaria de 1918. La fundación de una universidad en el litoral fue el corolario de un proceso en el cual, entre 1912 y 1919, fue cuestionada la orientación profesionalista de la universidad provincial (creada en 1890) y, junto a los reclamos por la democratización del modelo tradicional de gobierno, se fue delineando el carácter regional de la futura institución.
Ya en 1914, los Centros de Estudiantes de Derecho y de Farmacia y Obstetricia propusieron la creación de facultades en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y lograron el apoyo de los respectivos gobernadores, Menchaca y Laurencena.
Bajo el lema patria, ciencia, trabajo y libertad, un congreso de estudiantes realizado en 1915 en la Biblioteca Popular de Paraná declaró la necesidad impostergable de creación de una universidad nacional. Una dirigencia estudiantil conformada, entre otros, por Alejandro Grüning Rosas, Pablo Vrillaud, Mariano Tissembaum y Horacio Varela, y la creación de la Federación Universitaria, fueron decisivas para que la cuestión se impusiera por sobre las identidades partidarias.
La reforma universitaria de 1918 influyó decisivamente. Entre ese año y el siguiente, las impugnaciones a la Universidad provincial ocuparon la esfera pública y tuvieron eco en la prensa de circulación nacional.
Es ley
Tras un arduo debate legislativo, el 17 de octubre de 1919 el presidente Yrigoyen ratificó la ley n°10.861 de creación de la Universidad Nacional del Litoral. La sede estaría radicada en la ciudad de Santa Fe y las facultades se organizarían en dicha ciudad, en Rosario, Paraná y Corrientes, en algunos casos sobre la base de instituciones preexistentes.
Cuando el 7 de abril de 1920 se produjo el traspaso formal de los bienes de la Universidad de Santa Fe a la Universidad Nacional del Litoral, la biblioteca pasó a la nueva Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Actualmente, con casi 200 mil ejemplares, constituye uno de los patrimonios más valiosos de la Universidad. Posee importantes colecciones en distintos idiomas y atesora un acervo documental para la investigación de la historia de la reforma universitaria en Santa Fe.
Hasta 1922, la UNL se rigió por el estatuto de la Universidad de Buenos Aires. Ese año adoptó el propio e incorporó aspectos centrales del movimiento reformista como los consejos directivos de las facultades, la designación del rector por la Asamblea Universitaria, la integración del estudiantado en los órganos de gobierno, el ingreso a la docencia por concurso, la extensión y la investigación.
En 1936, el Poder Ejecutivo nacional aprobó un nuevo estatuto. El mismo habilitaba un conjunto de herramientas para afianzar el perfil académico del cuerpo docente y otorgó centralidad a la investigación científica y al estudio de cuestiones de importancia pública. Bajo ese lineamiento fueron creados un conjunto de institutos de investigación, que se sumaron a los establecidos en la segunda mitad de la década de 1920.
De puertas abiertas
Las redes que el cuerpo académico configuró en esas décadas posibilitaron que la Universidad acogiera a investigadores y profesores europeos perseguidos por las dictaduras de Mussolini y Franco. Entre ellos, los italianos Beppo Levi y Aldo Mieli y los españoles Luis Santaló, Luis Jiménez de Asúa y Francisco Ayala. De este modo, se afianzó una tradición de institución abierta y plural que se mantiene en el presente.
Las tareas extensionistas estuvieron presentes desde muy temprano, vinculando la institución a la trama social que le había dado cuerpo en cada una de sus sedes. El Instituto Social, creado en 1928, y al que perteneció la única biblioteca pública nocturna de la región, articuló tres secciones con funciones específicas: la Extensión Universitaria, el Museo Social y la Universidad Popular. En 1929 comenzó, en los altos de la Facultad de Química, la instalación de los primeros equipos de lo que luego será la Radio LT10, segunda radio universitaria del país. La inauguración oficial de la emisora se realizó el 18 de agosto de 1931. Para ese entonces la ciudad de Santa Fe contaba con 125.000 habitantes.
Más tarde, se creó el Departamento de Extensión Universitaria, dependiente del Consejo Superior y organizado sobre la base de cuatro líneas de trabajo: Cultural y Artística, Educacional, Socioeconómica y Asesoramiento Científico y Tecnológico. Desarrolló una amplia agenda en toda la provincia de Santa Fe, desde la creación de centros de educación barrial, capacitación en sindicatos y organización de cooperativas, hasta la realización de ciclos de conferencias dictadas por académicos vinculados a la propia Universidad, a la UBA, al Conicet y al instituto Di Tella.
Ángela Romera Vera —destacada profesora de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales— fue la primera mujer en ocupar el cargo de directora de Extensión Universitaria. En ese marco de desarrollo institucional, en 1956 fue creado el Instituto de Cinematografía. Dirigido en sus comienzos por el cineasta Fernando Birri, produjo más de cuarenta películas y generó una vasta producción fotográfica. Conocido como la escuela de cine documental de Santa Fe, constituyó una de las creaciones más originales de la Universidad. El Instituto fue cerrado por el interventor García Martínez en 1975 y disuelto por la dictadura militar en 1976, desapareciendo parte de su producción.
Recuperación democrática
Como el resto de las universidades argentinas, la UNL no estuvo ajena a la inestabilidad política de las décadas de 1960 y 1970. Desde fines de los años sesenta y durante la primera mitad de la década del setenta fue epicentro de un intenso activismo político. Si desde mediados de 1974 empezaron a sumarse motivos como para poner en duda el optimismo en el cambio social y político, en el transcurso de 1975 la vida institucional se vio afectada por medidas restrictivas de la libertad de cátedra y de reunión, cesantías de profesores y expulsiones de estudiantes, que anticiparon lo que hubo de suceder a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y luego la justicia determinaron que la represión ilegal consistió en una operación integral ejecutada desde el propio Estado: detención, secuestro, tortura, asesinato y desaparición de ciudadanos. Las facultades tienen placas que recuerdan a quienes fueron víctimas de la represión y, actualmente, la Universidad está llevando a cabo acciones de reparación de los legajos de los miembros de la comunidad académica que sufrieron persecución política.
La recuperación de la institucionalidad democrática en 1983 implicó importantes desafíos. En primer lugar, la normalización institucional y, a partir de esa base, la puesta en marcha de la Universidad de nuestros días. El interés institucional por preservar el patrimonio y asegurar la conservación del acervo documental se materializó en 2004 con la creación del Programa Historia & Memoria y el Museo Histórico, que lleva el nombre de Marta Samatán en homenaje a la docente, escritora y una de las primeras mujeres en graduarse en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Presente de tradición reformista
La ley nacional n°27.416, del 29 de noviembre de 2017, declaró Monumento Histórico a la manzana de la UNL, compuesta por los edificios del Rectorado y de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, ambos construidos entre 1928 y 1942, bajo la dirección del arquitecto español Manuel Torres Armengol.
En el presente se renueva la relación de la Universidad con la sociedad a través de la reciente inauguración del Edificio de la Tecnología de la Información y Comunicación Aplicada a la Enseñanza y el Aprendizaje (Etica), emplazado frente a la Manzana Histórica. El mismo alberga a la Dirección de Comunicación Institucional, al Centro de Educación y Tecnologías (CEDyT) y a la Dirección de Medios, que comprende LT 10, lt10.com.ar, FM X y Litus TV.
Las instituciones se renuevan y perduran en la medida que son capaces de actualizar las tradiciones. La última reforma del estatuto, en 2012, da cuenta de la complejidad que hoy atraviesa a la Universidad, al tiempo que recupera la tradición reformista en la que se reconoce, así expresado en el preámbulo: “Forjada en la confianza del conocimiento por la razón, el pluralismo de ciencias e ideas, la laicidad y el universalismo, la Universidad Nacional del Litoral constituye una república universitaria que, comprometida con los postulados que le dieron origen, lucha por la generación y distribución del conocimiento como un bien público y social”.