“Hay gato para rato”. La cacofónica sentencia con que el presidente de la Nación, Mauricio Macri, remató la reunión del gabinete ampliado desarrollada en el CCK, corona por un lado la apropiación y resignificación del término que le fuera asignado despectivamente por sus detractores. Por el otro, clava una pica en un campo todavía inexplorado, que se abrirá a partir del 10 de diciembre, cuando Alberto Fernández encabece el gobierno nacional y esté por verse quién hará lo propio con la oposición. En ese sentido, la delimitación de territorio puede leerse como una declaración de intenciones, tanto para el conglomerado peronista como para el propio.
Al encabezar la reunión de gabinete ampliado, Macri afirmó que su gobierno “se va a casa con la conciencia tranquila y las manos limpias”, tras conseguir “transformaciones trascendentes”, como “despertar a millones de argentinos y recuperar la esperanza de que sí se puede”.
El mensaje del mandatario se entronca con el documento preparado por la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Hacienda, donde se repasan ocho puntos de la reciente gestión, bajo la premisa de que se deja un punto de partida “mucho más sano” que el de 2015.
“El país está listo para crecer. Sin magia, sin mentira y sin ficción; gracias al esfuerzo de todos los argentinos hemos revertido la herencia de 2015”, sostiene el informe. Y antes de puntualizar lo actuado a tal efecto, describe esa herencia del modo que Macri prefirió no hacer, al momento de asumir: “Un Banco Central sin reservas y restricciones cambiarias para importar y viajar; un déficit fiscal brutal (7% del PBI) con una presión impositiva récord; un desempleo mentiroso y una pobreza estructural altísima; una inflación ya alta durante 8 años y en ascenso; un tipo de cambio atrasado, que perjudicaba la actividad productiva”.
La memoria involucra también “un Estado arrasado, dominado por punteros y copado por militantes y empresas públicas quebradas, y una crisis energética con tarifas atrasadas que se sostenía con permanentes cortes de luz y gas y se abastecía con carísimos barcos de gas licuado que venían de Venezuela bajo contratos muy dudosos”.
A partir de ahí, el punteo de logros abarca el equilibrio fiscal primario, la menor presión tributaria -aunque admite que “sigue alta”-, un “tipo de cambio competitivo”, la suba de exportaciones y las mejoras en infraestructura y autoabastecimiento energético.
“En 2020 las exportaciones serán el motor más dinámico del crecimiento, con las cantidades exportadas cerca de su máximo histórico, con previsiones de buena siembra y cosecha; la maduración de algunas inversiones (como Vaca Muerta) y la tracción de Brasil como destino principal de nuestras manufacturas industriales”, anticipan.
También destacan lo hecho en orden a corregir problemas estructurales para avanzar contra la inflación, asegura que la deuda -tomada “porque heredamos un déficit enorme y muchas cuentas sin pagar”- dejará de ser un problema si el presupuesto se mantiene equilibrado, y que los niveles de desempleo son “similares” a los dejados por el gobierno anterior.
Tenés que leerMacri en la reunión de Gabinete ampliado: "Hay gato para rato" “No es sano que cada cuatro años parezca que tenemos que resetear y empezar de nuevo. Hay que consensuar al menos dos prioridades: un consenso pro exportador y otro pro empleo, dado que el empleo privado es el gran organizador social”, concluye el documento.
Así, la discusión entre la “pesada herencia” que Alberto Fernández atribuirá al actual gobierno haberle dejado, y las “bases para el crecimiento” que éste se adjudicará, será el eje en el que bascularán los discursos entre oficialismo y oposición en los meses por venir.
La otra cuestión, quien encabezará esa oposición, fue abordada también en la jornada en las alocuciones y en las lecturas de la concurrencia. Por caso, muchos marcaron la ausencia de los gobernadores radicales, que el mandatario atribuyó a circunstancias climáticas y sus críticos internos también, aunque otorgando otro sentido a la expresión.
En los discursos que precedieron al de Macri -algunos en boca de quienes podrían disputarle la conducción de la oposición, junto a los ausentes radicales-, María Eugenia Vidal arengó decididamente a “mantener la unidad”, pero también a “sumar nuevos liderazgos”. Casi como contrapartida, Miguel Ángel Pichetto se ocupó de dejar en claro que “no hay un proyecto político que no funcione si no tiene liderazgo” y que “ese líder es Mauricio Macri”. Con ecuanimidad, Horacio Rodríguez Larreta, el único gran triunfador del espacio en las últimas elecciones, sostuvo que “tenemos que estar más juntos que nunca”.
Macri se ocupó en su discurso de dejar en claro sus intenciones. “Quiero decirles que ésta fue la experiencia y el compromiso más importante y más grande que obviamente tomé en mi vida. Y también quiero decirles que un compromiso así no termina porque termina una gestión de gobierno”, subrayó.
Y, por si aún a alguien le quedaran dudas, la promesa de que “desde el lugar que me toque voy a seguir y espero que con todos ustedes trabajando para lograr este país que nos merecemos. Y para todos aquellos que desde el 2003 me preguntan si me voy a retirar de la política quiero decirles que estoy acá y que no me voy a ir a ningún lugar. Quiero decirles de verdad que hay Mauricio para rato... o debería decir hay gato para rato”.
“¿Han visto un estafador más grande que Bugs Bunny?”. La polémica afirmación con que Alberto Fernández remató su algo apresurado análisis del uso de los dibujos animados como herramientas de colonización cultural -y que usó como trampolín para efectuar un tiro por elevación a Mauricio Macri- tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales.
Entre las numerosas y fundadas intervenciones, merece destacarse la del crítico de cine -y evidente especialista en la materia- Leonardo D’Espósito, Luego de aclarar que Bugs no es un conejo, sino una liebre -como lo demuestran sus orejas y ojos- avanza con numerosos ejemplos, y sus respectivos links a videos ilustrativos, para reivindicar el carácter y los rasgos del personaje. Comenzando por el hecho de que uno de los creativos que lo desarrolló, el célebre Chuck Jones, lo definió como “un héroe cómico que va contra los abusones. Se inspira en Buster Keaton, que es también un héroe cómico”.
“El esquema de un corto de Bugs Bunny es sencillo: Bugs está tranquilo y algo por lo general malo o abusivo, viene a molestarlo. Y él se divierte ridiculizando al enemigo”, describe D’Espósito. Y subraya que “siempre, queda claro, Bugs es reactivo. Tiene más talento que sus ‘enemigos’ y entiende que la mejor manera de acabar con el abuso es ponerlo en ridículo. Que el arma es el humor. Nunca estafó a nadie”.
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