Está claro que los partidos se definen en ambas áreas. Puede que un equipo haya tenido mayor posesión de la pelota o haya mostrado un mejor juego durante el encuentro, pero si la jugada no termina en gol, no sirve.
Está claro que los partidos se definen en ambas áreas. Puede que un equipo haya tenido mayor posesión de la pelota o haya mostrado un mejor juego durante el encuentro, pero si la jugada no termina en gol, no sirve.
Los penales son una vía muy clara para marcar. Aunque muchos crean que la mayoría de los pateadores erran el tiro desde el punto penal, las estadísticas confirman lo contrario. La media histórica de penales convertidos/errados sigue intacta: 73/27 % en tiempo reglamentario y 70/30 en las definiciones.
Los números avalan lo dicho pero, como últimamente los llamados equipos grandes no se ven favorecidos, la perspectiva cambia. Para entender, River e Independiente erraron seis de los últimos 14 que patearon y Boca cuatro de 14 en tiempo reglamentario. Sin ir más lejos, los tres en la definición ante Almagro por Copa Argentina.
Sin embargo, en el último año y medio de las competiciones argentinas (Superliga, copas locales e internacionales en 2018 y lo que va de 2019) el actual porcentaje de efectividad es igual a la media histórica: 73 % convertidos contra 27 % errados. Y tomando en cuenta solo los penales de este año, el 77 % fueron convertidos y el 23 % errados.
Entre los equipos que más penales a favor tuvieron, en tiempo desde enero de 2018, el de mayor efectividad es Atlético Tucumán (convirtió 11 de 12) y el de menor efectividad es Unión, que apenas convirtió seis de los 10 que tuvo.
De hecho, el jugador más efectivo fue el “Pulga” Luis Miguel Rodríguez, ex jugador del conjunto tucumano, quien anotó siete de los ocho que pateó y el otro también terminó en gol.
Esta vez, el “Pulga” que había embocado todos los que había ejecutado con la camiseta de Colón, falló bajo la lluvia de la Nueva Olla contra Independiente del Valle de Ecuador.
Además, quizás por el 0-2 que lo obligaba y por el campo “mojado”, eligió olvidar el famoso “saltito” a colocar y le pegó con un caño, quizás a media altura pero con violencia. La historia, esta vez, es que Pinos se vestió de Burián y se quedó con el penal de “Pulga” a pura intuición. Se arrojó a su derecha e impactó el balón para evitar el descuento sabalero.
El penal fue convalidado por Raphael Claus luego de consultar con el VAR una dudosa jugada ¿Hubo penal?