Este miércoles desde las 20, en el Paraninfo de la UNL (bulevar Pellegrini 2750), la Compañía Coral de Santa Fe celebrará su quinto aniversario sobre los escenarios. Será a través de un concierto especial, donde la agrupación dirigida por Pablo Villaverde Urrutia contará con la participación especial de la soprano María Belén Rivarola y la pianista Quimey Urquiaga. Se interpretarán obras de Fauré, Bizet, Mendelssohn, Brahms, Guastavino, entre otros compositores. Se cobrará un bono contribución de $ 100 (el mismo día del concierto antes de ingresar).
Cuenta Villaverde: “Vamos a hacer distintos compositores: alemanes, franceses, rusos; y hay un argentino que es Carlos Guastavino; desde el segundo romanticismo hasta Guastavino que murió en el año 2000. Así que es bastante amplio el repertorio, pero siempre manteniendo un estilo de composición que se encuadra dentro del segundo romanticismo. En general es música de cámara: lo que va a cantar María Belén Rivarola es todo música de cámara lírica; Quimey nos va a acompañar en casi todo el repertorio, y alguna de las obras son a capella. El motivo del concierto es el quinto aniversario de la creación del coro, y Belén se une a nosotros porque participó desde el segundo año que se armó en adelante: todos los años cantó por lo menos en un concierto”.
—La Compañía se fundó dentro del Liceo Municipal Antonio Fuentes del Arco y fue tomando vuelo propio. ¿Cuál era la motivación en aquel momento?
—Sí, el primer año funcionó como Coro de Cámara del Liceo, yo era docente de la Escuela de Música del Liceo y en ese momento propuse realizar un coro paralelo al Coro Juvenil para poder realizar un repertorio diferente al que se realizaba con el otro coro. Después de ese año de experiencia vi la necesidad de independizar el coro, que en su totalidad estaba integrado por ex alumnos míos de otras agrupaciones, tanto de Paraná como de Santa Fe, para poder crecer y hacer una gestión 100% independiente y desarrollar lo que hoy después de cinco años es nuestra sólida Compañía Coral de Santa Fe.
—¿Cómo fue transformándose el coro en este tiempo?
—Fue creciendo en cantidad de integrantes y consolidando la idea primera de hacer un repertorio diferente al que la mayoría de los coros realiza, nosotros no hacemos arreglos corales, solamente hacemos música creada y pensada desde su primera nota para un coro, con acompañamiento instrumental o a capella. Hay muchos chicos que cantan conmigo desde muy pequeños, algunos son coreutas míos desde los nueve años...
—¿Qué imágenes o momentos te vienen a la cabeza a la hora de repasar estos cinco años?
—El primer concierto, una gran obra la “Petite messe solennelle” de Rossini, un desafío en todo sentido: por lo menos desde que tengo recuerdos en esta ciudad nunca se había puesto un piano de cola en una iglesia; en otros países que tengo la suerte de conocer esto es muy común pero en Santa Fe fue una gran odisea. Los momentos compartidos con colegas de la lírica, sobre todo con Belén Rivarola, con la que compartí maestro... Horacio Amauri... mi gran maestro. La gira por Italia con el coro en el 2019, y amén de lo musical, grandes y divertidos momentos vividos con mis coreutas en cada ensayo y todos los conciertos a sala llena.
—Vuelven a compartir concierto con María Belén Rivarola, que participó en tres galas anteriores, y Quimey Urquiaga, que incluso giró por Italia con ustedes. ¿Son también ellas parte de este recorrido?
—Sí, como te decía antes, con María Belén compartimos un modo de pensar la música a través de la técnica. Además ella este año trabajó durante muchas semanas con muchos de los chicos haciendo un trabajo de estudio de la voz. Con Quimey trabajamos por primera vez para la gira de Italia y descubrimos una pianista de una musicalidad extraordinaria. Saber acompañar a un coro o a un cantante no es una tarea simple, además logramos tener una conexión que al igual que con Belén, nos hace más simple poder hacer música y transmitirla casi sin hablar.
—¿Cómo fue el proceso de preparar el programa del concierto a distancia con ellas?
—Este programa lo hicimos hace unos meses en el Centro Naval de Buenos Aires, el miércoles se agrega “La Rivarola” como broche de oro a estos cinco años. Cuando trabajás con grandes músicos la energía fluye y todo es muy simple aunque estemos en tres ciudades diferentes.
—Después de celebrar el aniversario, ¿qué desafíos vislumbrás para el futuro de la Compañía?
—Seguiremos creciendo, no sólo en número sino también en calidad. Para mí, es importante que cada coreuta que se suma año a año crezca dentro del coro y que el coro crezca gracias al aporte de todos nosotros. Vienen grandes proyectos: somos jóvenes como coro, tenemos un sello propio, una estética musical y visual que nos caracteriza; siento que estamos bien encaminados, además el hecho de ser autogestionados nos da la libertad de crecer sin un techo... Ese es el mayor desafío: crecer y seguir brindándonos al público lo mejor que podamos.