Antes de dejar su cargo como intendente, la administración municipal de José Corral pretende formalizar el Programa Escuelas de Trabajo, donde se capacita a jóvenes en situación de vulnerabilidad social en distintos oficios, en una ordenanza: es decir, darle un marco jurídico para que la iniciativa continúe. El Ejecutivo iba a remitir este martes -según fuentes consultadas por El Litoral- un mensaje al Concejo donde propone que el Legislativo local declare a ese programa como “política de Estado local”.
Según el texto del mensaje, el marco normativo estará a la cabeza de una estructura orgánica administrativa, “que deberá contemplar la Dirección Escuelas de Trabajo, un Departamento Administrativo, un Departamento de Intervención Interdisciplinaria, una Sección Oficina de Empleo y la Sección Orientadores”.
“El acompañamiento personalizado y continuo de cada joven se hará a través de orientadores especializados, que tendrán por función despertar aptitudes, habilidades, curiosidades y deseos (...), a fin de orientar (a los jóvenes inscriptos al programa) en la construcción de su proyecto de vida desde un punto de vista integral”.
También, el Escuelas de Trabajo deberá contar “con un equipo profesional interdisciplinario”, cuya función será “el apoyo a los orientadores, la definición de estrategias a utilizar para el abordaje integral (de cada caso particular) y el seguimiento de las situaciones identificadas como complejas”.
Misión, objetivos y descentralización
Esa estructura administrativa se conforma para garantizar los objetivos de Escuelas de Trabajo. En este sentido, se menciona en el mensaje que la misión del programa será “promover el ejercicio de la autonomía y la ciudadanía plena de los jóvenes, prioritariamente aquellos de 18 a 24 años o en situación de vulnerabilidad social”.
Para lograr esa misión, se plantean cursos de acción que tengan como principios “la integralidad de las intervenciones desde un enfoque de derechos humanos; el acompañamiento personalizado y continuo de los jóvenes; un anclaje territorial y de proximidad, a través del funcionamiento descentralizado y la construcción de infraestructura de calidad en los barrios a los que pertenecen los jóvenes destinatarios del programa (...) y la articulación estratégica con programas públicos (nacionales y provinciales), del sector privado y de la sociedad civil”.
Entre los objetivos del Programa Escuelas de Trabajo, se puntualizan: “Fortalecer la subjetividad de los jóvenes; dotar de herramientas a los jóvenes para potenciar sus capacidades y lograr su desarrollo de forma autónoma; incentivar el acceso de los jóvenes a la primera vivienda, la cultura, el deporte, la salud, promoviendo derechos (...) que tiendan a reducir los índices de violencia”.
También, “desarrollar instancias de formación y capacitación tendientes a mejorar las condiciones de empleabilidad, que potencien el acceso al trabajo por parte de los jóvenes a través de herramientas de intermediación, inserción laboral, emprendedorismo y apoyo en la búsqueda de empleo; y acompañar a los jóvenes en los procesos de inserción y culminación de sus estudios primarios, secundarios o superiores (...).
En los fundamentos del mensaje -que una vez que tenga estado parlamentario podrá ser tratado por el Concejo, por la actual conformación o la nueva que asumirá en diciembre-, se sostiene que “ante la evidencia de que existen muchos jóvenes santafesinos se encuentran en una situación social deteriorada, sin posibilidad de inserción laboral y en muchos casos atravesados por la violencia del entorno, resulta imperativo dotarlos de las herramientas y un espacio adecuado para cambiar su realidad y proyectar un futuro distinto”.
Se destaca del programa en el texto del mensaje que “la definición de las líneas de acción para su implementación se sustentaron en la recolección previa de información, que permitió un adecuado diagnóstico de la realidad de los jóvenes en situación de vulnerabilidad y la puesta en marcha de una verdadera política pública de juventudes, desde el anclaje territorial y la proximidad”.
A partir de esta realidad diagnóstico -prosigue-, “se decidió pensar la condición juvenil en términos no generalizables, desde la singularidad de cada persona y en función de los territorios que habitan”. El desafío cotidiano es “trascender miradas totalizantes, esencialistas, estigmatizantes, adultocéntricas, pedagogizantes, y por eso se optó por hablar de juventudes en plural”.