En horas del mediodía del sábado, desconocidos llamaron a los padres de Luciana Salazar para decirles que habían secuestrado a la vedette y su pequeña hija Matilda y que requerían una alta suma de dinero para liberarlas. Incluso pusieron al teléfono una voz femenina -haciéndose pasar por la propia Luciana- pedía ayuda llorando.