La película protagonizada por Morgan Freeman y Jessica Tandy tuvo su premiére el 11 de diciembre de 1989 en Washington. Describe los prejuicios sociales y raciales en el sur de Estados Unidos, a partir de la relación entre una viuda de avanzada edad y su chofer. Ganó cuatro Oscar.
Zanuck Company / Warner Bros / Majestic Films International Hoke (Morgan Freeman) no sólo debe trasladar a Miss Daisy en el auto, también debe aprender a lidiar con su particular carácter.
Hubo tres películas comerciales estadounidenses estrenadas en 1989 que, desde prismas diferentes, observaron la problemática de las diferencias raciales. “Haz lo correcto” de Spike Lee, focalizada en un barrio humilde que se tiñe de violencia social en un día caluroso. “Tiempo de Gloria” de Edward Zwick, que rescata una historia hundida en la Guerra de Secesión, donde los soldados negros cumplieron un rol central. Y “Conduciendo a Miss Daisy”, la más reflexiva y reposada de las tres, ganadora del Oscar y convertida en clásico.
El film se presentó por primera vez en pantalla el 11 de diciembre de 1989, en Washington. Se trata de una reposada road movie (lo más significativo tiene que ver con los cambios que opera un viaje, en este caso una serie de viajes, en los personajes) inspirada en la obra teatral homónima de Alfred Uhry, que narra la estrecha relación que se forja entre una anciana y su chofer Hoke durante un cuarto de siglo, y a partir de ese eje temático repasa las modificaciones que se produjeron en Estados Unidos -en especial en el sur- en la convivencia racial.
La traducción del título original (“Driving Miss Daisy”) al castellano, no es suficientemente precisa: en realidad, hace referencia a las dificultades que tiene Hoke para manejar el mal carácter de su patrona. En efecto, y más allá de su mensaje humanitario, el principal atractivo del film radica en la química desarrollada por la pareja protagónica. De un lado, Jessica Tandy compone a un personaje duro, antipático y corrosivo en sus comentarios. Del otro, Morgan Freeman interpreta a un hombre pacífico, comprensivo y afable. Del choque entre estos dos extremos se nutre el film en sus mejores tramos. Pero es también interesante verificar cómo el director, Bruce Beresford, introduce pequeñas pero precisas pinceladas del contexto histórico y social de cada época.
Para Jessica Tandy (ver aparte), este film implicó el reconocimiento con el Oscar. Pero tal vez el más beneficiado fue Morgan Freeman. Su carrera, que había mostrado avances tras su labor en “Street Smart” (1987), se proyectó definitivamente y le daría calce en films como “Los imperdonables”, “Sueño de Libertad” y “Pecados capitales”.
Prestigio
La película adquirió gran prestigio tras su estreno. Al punto de que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le confirió el Oscar a la Mejor Película de 1989. Justo un año en que habían resultado nominadas tres películas que se convirtieron en clásicos de los ‘80 (casi de principios de los ‘90 en realidad, que fue cuando llegaron al público masivo), “Nacido el 4 de Julio” de Oliver Stone, y “La sociedad de los poetas muertos”, de Peter Weir. El hecho de que en la última entrega del Oscar el premio a la Mejor Película haya sido para “Green Book”, que tiene muchísimos puntos en común respecto del argumento de “Conduciendo a Miss Daisy”, demuestra tanto las preferencias temáticas de la Academia como la vigencia que sigue teniendo el film protagonizado por Freeman y Tandy, a treinta años de su llegada a la pantalla.
Premios
Cuatro Oscar ganó “Conduciendo a Miss Daisy”. Fue la más galardonada de 1989 por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, seguida por “Tiempo de gloria”, que se quedó con tres estatuillas.
Por una vida en la actuación
En la entrega de los premios Oscar de las producciones de 1989, una actriz de 80 años se quedó con el galardón correspondiente a la categoría de Mejor Actriz. Por su labor en “Conduciendo a Miss Daisy”, Jessica Tandy fue seleccionada por encima de Isabelle Adjani, Pauline Collins, Jessica Lange y Michelle Pfeiffer.
Más allá de la interpretación puntillosa de una anciana terca que se niega a reconocer sus dificultades, la Academia privilegió en este caso hacer un reconocimiento a la trayectoria de Tandy. Es que la actriz británica no sólo se destacó en el teatro, donde encarnó por primera vez, en 1948, el papel de Blanche DuBois en la obra “Un tranvía llamado Deseo”, sino que a lo largo de las décadas intervino en numerosas producciones cinematográficas.
Trabajó a la par de actores como Gregory Peck, Paul Newman, James Mason, Robin Williams, Glenn Close, Meryl Streep, Christopher Reeve y Vanessa Redgrave. Y con directores de la talla de Alfred Hitchcock, Joseph L. Mankiewicz, Robert Benton y James Ivory.