Mantenerse hidratado, reconocer la necesidad de ingerir agua y realizar actividad física por la mañana temprano o luego de la caída del sol son algunas de las recomendaciones a tener en cuenta.
Crédito: archivo El Litoral
El golpe de calor es el aumento de la temperatura del cuerpo por una exposición prolongada al sol o por hacer ejercicios en ambientes calurosos y poco ventilados, y se produce porque el cuerpo pierde agua y sales, explicaron los profesionales a través de un comunicado de prensa.
También lo definieron como “un cuadro de deshidratación generalizada” cuyos síntomas son tener sed, dolor de cabeza, la sensación de tener la boca pastosa y sudar en exceso, que pueden aparecer al momento o después de algunos días de altas temperaturas”.
“La clave está en poder reconocer la necesidad de mantenerse hidratado”, explicaron.
Respecto a los adultos mayores, recordaron que “se vuelven menos sensibles a sentir sed, por lo que deben recordar y tener como hábito tomar agua. Cuando la temperatura sube y comienzan los síntomas el cuerpo puede haber perdido entre 4 y 6 litros, que se deben reponer de forma constante”.
El golpe de calor también se da usualmente mientras las personas jóvenes hacen entrenamiento físico, debido a la perdida de agua.
“Para estos casos se recomienda hacer actividad física por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol. Teniendo en cuenta que la mayoría de las plazas son de cemento conviene buscar lugares que sean frescos, donde corra brisa o viento”, explicaron.
Respecto a los grupos más vulnerables a contraer golpes de calor, reiteraron que son los ancianos y los niños.
“A medida que aumenta la edad, las personas se vuelven menos susceptibles a regular la temperatura, sufren períodos de hipotermia durante el invierno y tienen problemas con el calor en verano. Con respecto a los bebés, los síntomas de la deshidratación son muy similares: suelen estar tranquilos, con una baja en su actividad normal, se quedan dormidos, pierden la iniciativa, tienden a no comer ni llorar”, explicaron.
Y, por último, detallaron las medidas preventivas a tomar: “Si la persona es joven, se le debe dar líquidos. La rehidratación no debe hacerse solo con agua, es recomendable agregar bebidas con sales, o un jugo de fruta y después enfriar el cuerpo”.
Respecto a las personas mayores y los bebés, afirmaron que “tienen que estar en condiciones frescas, con agua suficiente. Si comienzan a sudar mucho, o están demasiado tranquilos o que tienen sed hay que ofrecer líquidos. Y si se quedan dormidos o se desmayan hay que concurrir a un médico”, concluyeron.
Con información de Télam
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