Al menos nueve espacios públicos en lugares estratégicos de la ciudad donde confluyan y se complementen todos los sistemas de movilidad urbana de la ciudad, desde paradas de colectivos, taxis y remises, incluso descansos para peatones, estacionamiento para bicicletas, puestos de venta y recarga de tarjetas Sube y Seom. Se llamarían Estaciones de Transferencia Multimodal, lugares de llegada y salida, articulados respecto de las ubicaciones y horarios. Y quizás algún día, un joven puede descolgar su bici del portabicicleta del “bondi” que se tomó para llegar cerca de su facultad (algo que aprobó el Concejo, y nunca se cumplió), y seguir su rumbo pedaleando a destino. Esa es la idea de movilidad complementaria.
En esto consiste —palabras más, palabras menos— la propuesta de un proyecto de ordenanza ingresado por un concejal de la ciudad. ¿Qué intenta con esto? “La articulación de los diversas formas de movilidad bajo el concepto de complementariedad, permitiendo mayor eficacia y seguridad en las conexiones, mejores instalaciones para los usuarios, eficiencia en las prestaciones y refuncionalización de determinados espacios públicos”, para “contribuir con la implementación de un sistema de movilidad integrado y sustentable”, dice la iniciativa legislativa en ciernes.
El proyecto plantea diseñar un plan para la construcción e instalación de una Red de Estaciones de Transferencia Multimodal (TRAMU) en nodos estratégicos de la ciudad. Los lugares propuestos son los siguientes: una estación frente al nuevo Hospital Iturraspe (Blas Parera y Gorriti); otra en Plaza España, a una cuadra de la terminal; una terminal en Bulevar Pellegrini y Av. Freyre; también, en la intersección de Av. Gorriti y Av. Aristóbulo del Valle; otra en Plaza del Soldado; en Ciudad Universitaria (barrio El Pozo); en la zona de la UTN local; también en la intersección de 3 de Febrero y San Jerónimo, y una última en la zona del Cementerio Municipal.
“Para diseñar, construir y poner en funcionamiento cada Estación de Transferencia Multimodal, el Ejecutivo deberá realizar un estudio integral del entorno de cada uno de los emplazamientos, para determinar la escala, diseño arquitectónico, equipamiento necesario, pautas de construcción y demás condiciones para su funcionamiento”, dice el texto del proyecto, cuyo autor es Lucas Simoniello (UCR-FPCyS).
En ese estudio se analizaría la factibilidad de dotar a cada estación de equipamiento necesario, como paradas accesibles y techadas para colectivos urbanos e interurbanos, taxis y remises; punto de funcionamiento del subsistema “Subite a la Bici”, con instalaciones para la reparación de bicicletas; baños públicos accesibles, bebederos y puestos de carga de celulares alimentados por energía solar fotovoltaica.
Además, puestos de venta y recarga de tarjetas Sube y de Seom; puntos de atención ciudadana; equipamiento para la guarda segura de bicicletas y motocicletas; rampas de accesibilidad, senderos seguros, sistema sonoro y audiovisual de aviso e información accesible de arribos, recorridos, frecuencia y puntos de interés; iluminación perimetral; parquizado; retardadores públicos de agua de lluvia, en caso de que la estación se emplace en una zona crítica de la ciudad (...) y espacios con juegos para la infancia.
El Ejecutivo podrá celebrar convenios de colaboración con otros Estados, municipales o provinciales; con universidades, organismos públicos, ONGs y con cualquier otra institución vinculada a la temática. En particular, se promoverá la coordinación con la UTN Santa Fe y el Ente de Coordinación del Área Metropolitana de Santa Fe.
“La intención es que todos los sistemas de movilidad puedan ser complementarios entre sí, y que haya un espacio físico dispuesto para eso. Ya hay terminales multimodales en otras ciudades del país, y creemos que la ciudad de Santa Fe se debe este debate. Se intenta repensar la lógica de los espacios públicos tal como están planteados, hoy con escasa coordinación en materia de movilidad, que no aportan soluciones acordes a las reales necesidades de la ciudadanía”, dijo Simoniello en diálogo con El Litoral.
Y puso algunos ejemplos respecto de este “desorden”: “En el espacio frente al hospital Iturraspe, que no tiene nada más que árboles, cuando se tenga que intervenir urbanísticamente, lo ideal sería que se contemple infraestructura para la movilidad. La parada de colectivos está desfasada del efector de salud, y las rampas están mal establecidas, por ejemplo. Esto se puede mejorar. Lo mismo con la conectividad que debiera tener la Plaza España con la Terminal de Ómnibus”, agregó. Y adelantó que se trabaja con profesionales en movilidad urbana para abrir la participación y mejorar, si se considera así, su proyecto original.
En lo que respecta a la arquitectura que tendrían estos espacios multimodales, “esto aún no está definido. Lo que decimos es que al momento de ejecutar intervenciones urbanas (crear una plaza o ensanchar una calle, por ejemplo), se tenga en cuenta a la movilidad, pero entendida bajo el concepto de complementariedad”, subrayó.
—En 2017, el Concejo aprobó por ordenanza que las líneas de colectivos tengan portabicicletas, como hay en otras ciudades. Esto nunca se implementó. Aquella iniciativa planteaba que alguien pueda, al tomar un colectivo, “colgar” su bici para, una vez descendido de ese transporte motorizado, descolgar su bicicleta y seguir a su destino en ella. ¿Esto podría considerarse también?
—Sí, pero esto tendrá relación con cómo quedará la situación con las empresas del transporte público. Es decir, si se licita o se revisan los contratos actuales. Pero pensemos en dónde están los puntos de “Subite a la bici”: consolidados en la zona más central de la ciudad. Lo mismo con las bicisendas, concentradas en el centro-oeste. Entonces, lo que se intenta es complementar a todos los subsistemas de movilidad.
“No queremos que se desperdicie, cuando se intervenga el espacio público, la posibilidad de que la ciudad se piense seriamente en nuevos términos de movilidad urbana”, dijo Simoniello.