De un lado están las “emergencias” estatales que aumentan tasas de caminos, ingresos brutos, sellos, bienes personales, retenciones. Del otro los actores económicos que en su mayoría son contratistas sin campo propio pero con inversión en maquinaria que en buen aparte se produce en el país, en semillas y en agroquímicos para reponer fertilidad al suelo.
Y cuando aún están pendientes los aumentos de retenciones a la llamada “ley de solidaridad”, un informe de la Sociedad Rural Argentina reveló el impacto de la presión tributaria en la producción agrícola para la campaña 2019/20. Y explica por qué han vuelto los “tractorazos” y los enojos de productores autoconvocados que exceden el cauce institucional de las entidades del campo que mantienen diálogo con el gobierno nacional.
“Las reglas de juego tributarias tuvieron un cambio significativo respecto de lo que ocurría al momento de la toma de decisiones empresariales de los productores, luego de la vuelta del DNU 37/2019, la modificación en los impuestos inmobiliarios provinciales y las nuevas tasas viales”, dice el documento.
Y advierte que “este análisis ha tomado las alícuotas de derechos de exportación vigentes hoy, que emanan del DNU 37/2019. Por lo tanto, no ha tomado los límites máximos de alícuotas legislada en la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, en el marco de la Emergencia Pública”.
El estudio tomó los valores de precios de insumos al momento del período analizado, los precios futuros a cosecha predominantes durante el mes analizado para cada cultivo y el precio del arrendamiento como costo factor tierra.
En el caso de la soja, “el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 87% en septiembre de 2019 a 94% en diciembre de 2019. Esto significa que, para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos, su resultado económico se verá reducido en un 54%, un poco menos de la mitad del resultado que esperaba cuando sembró”.
Para el maíz, “el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 81% en septiembre de 2019 a 94% en diciembre de 2019. Esto significa que, para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos, su resultado económico se verá reducido en un 68%, casi dos tercios del resultado que esperaba cuando sembró”.
Finalmente en el caso del girasol “el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 85% en septiembre de 2019 a 97% en diciembre de 2019. Esto significa que para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos su resultado económico se verá reducido en un 80%, por causa de los impuestos su resultado será tan solo una quinta parte de lo que estimaba obtener cuando decidió llevar adelante la siembra”.
Fueron afectados por cuestiones climáticas y cambios de reglas de juego al momento de la cosecha. En trigo el cambio de reglas de juego encontró al productor con las decisiones de inversión ya tomadas. El productor al momento de sembrar estimó que los impuestos representarían un 88% de su resultado, y luego del cambio de reglas de juego, el peso de los impuestos pasó al 97%. Esto significa que para los que vendieron sus granos luego de cambio impositivo, los aumentos de impuestos le redujeron su resultado económico un 75%. Lo mismo le pasó al resto de los cultivos de invierno, como la cebada.
En el caso de los cultivos de siembra temprana, los cambios impositivos cayeron, al igual que en el trigo, cuando los cultivos ya estaban sembrados, mientras que, para los cultivos de siembra tardía, el productor en algunas zonas ha tenido la posibilidad de adecuar su decisión de inversión al nuevo contexto. Esto significa que los productores ven reducida la renta entre dos tercios y un 80 % según los casos, aplicando el nuevo escenario fiscal.
71 % promedio aumentaron las alícuotas de retenciones. Inmobiliario y tasas viales promediaron incrementos de 55 % en las provincias agrícolas. El pacto fiscal suspendido deja sin efecto las bajas de ingresos brutos y sellos.
“Para este análisis se cuantificaron la totalidad de los impuestos que termina pagando el productor de cualquier manera, tanto al momento de la venta, como los impuestos cargados sobre la totalidad de los factores de la producción que utiliza el productor para realizar la actividad”. Es decir que el análisis calcula el saldo de IVA, Ingresos Brutos (directos e indirectos), Impuesto a combustible, Impuesto a los Créditos y Débitos Bancarios, Autónomos, Impuesto Automotor, Impuesto a las Ganancias, Derechos de Exportación, Impuesto de Sellos, Impuesto a la propiedad inmobiliaria y Tasas Municipales.