Inmerso en un contexto tan volátil, el mercado laboral está en una eterna transformación. En ese proceso, quienes quedan muchas veces a la deriva, son aquellos que no se actualizan a las nuevas demandas.
El ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social analizó los retos que requiere preparar trabajadores para las empresas tecnológicas. “Tenemos el desafío de poner valor agregado a nuestros recursos naturales, de poder exportar conocimiento”, sostuvo.
Inmerso en un contexto tan volátil, el mercado laboral está en una eterna transformación. En ese proceso, quienes quedan muchas veces a la deriva, son aquellos que no se actualizan a las nuevas demandas.
Para definir políticas que orienten a estudiantes, jóvenes o trabajadores en general, Roberto Sukerman, ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Provincia, se reunió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con directivos de las empresas Accenture, Mercado Libre y Digital House, allí planteó los planes de expansión y crecimiento que tiene para la provincia de Santa Fe.
“Son empresas de base tecnológica que tienen sedes en la provincia y tienen profesionales muy capacitados. En el caso de Accenture es una empresa típica de economía del conocimiento, Santa Fe acaba de adherir a la Ley Nacional, y lo que hacen es brindar servicios de calidad a distintas empresas del mundo. Mientras que, Mercado Libre en el Puerto Santa Fe tiene dos pisos con personas trabajando y con intenciones de expandirse, por lo que necesitan unos 5 mil profesionales y lo plantean como una cuestión creciente. Por eso es fundamental revertir la tendencia de nuestros jóvenes a estudiar carreras tradicionales y avanzar hacia carreras vinculadas a la tecnología”, comentó en una entrevista con El Litoral. Además, Sukerman detalló las intensiones políticas que pretende impulsar desde el Ministerio Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
Crear mano de obra calificada
—¿Santa Fe está preparada para capacitar a sus jóvenes y ofrecerlos a ese mercado laboral?
—Sí, por supuesto. Está preparada por las muy buenas universidades públicas y en algunos casos privadas, que tienen propuestas educativas que están a la altura de las circunstancias. En definitiva, los profesionales que trabajan en estas empresas son profesionales que, en su gran mayoría, salieron de la universidad pública. Lo que sucede es que los jóvenes siguen eligiendo carreras tradicionales.
—Es un desafío incentivarlos a estudiar carreras con más demanda de trabajo ¿no?
—Soy abogado y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional de Rosario y le digo a mis estudiantes que debería haber más ingenieros que abogados si queremos tener un crecimiento de país.
—¿Por qué?
—Porque nosotros tenemos el desafío de poner valor agregado a nuestros recursos naturales, de poder exportar conocimiento. Pensemos que todo el conocimiento que se exporta, en el caso de Accenture nos contaban que ellos administran 20 mil pozos petroleros y Argentina tiene 10 mil en total, es decir que ellos administran el doble que existe en nuestro país, y eso significa exportar conocimiento. Son dólares que entran al país y lo que nosotros necesitamos es eso.
Tecnología y trabajo
—¿En qué rincón queda el trabajador en virtud de los avances tecnológicos?
—Tenemos una situación donde pueden dejar sin trabajo a las personas las políticas neoliberales o no industrialistas. También esto que era una creencia de que la tecnología dejaba sin trabajo a los trabajadores rudimentarios, ya queda claro que no es así.
A veces, a uno le suena chocante decir cuáles oficios o tareas van a dejar de hacerse por el ser humano y empezarán a hacerse por máquinas porque resultan muy apocalípticos, pero lo cierto es que cualquiera de nosotros puede hacer un repaso de actividades que van a dejar de existir en el corto o mediano plazo.
—Pero ¿hay una intención política de no quedar atrás?
—Sí, lo bueno es que va a haber otras actividades y oportunidades, y desde Trabajo queremos acompañar el proceso porque queremos tener una cabeza de trabajo para el siglo XXI y no limitarnos a hacer capacitaciones en oficios de trabajos que son del siglo XX o del XIX. Por eso queremos asumir el desafío y acompañar los procesos, que a veces puede ser un puente para la selección de personal, o trabajar con las universidades o el Ministerio de Educación para generar carreras cortas. Por ejemplo, a un programador lo podés formar al año o a los tres años, por eso desde una competencia que es Provincial como los terciarios podemos brindar esas carreras.
—¿Qué más analizan?
—Cómo mejorar la escuela técnica, si nuestros chicos se reciben sabiendo más mecánica, electrónica o computación, van a tener mucha más salida laboral si salen de un bachiller común. Todo esto lo pensamos desde un campo de pleno empleo, en esta área podemos decir que “el que no trabaja es porque no quiere” porque en realidad lo que falta es personal. Hay empresas de tecnología que no pueden seguir creciendo porque no tienen programadores. Desafío mayor es que para tener un ingeniero, en cualquiera de sus ramas, estamos hablando de la carrera más corta de cinco o seis años como mínimo, y si vos tenés que empezar a palear ese déficit de profesionales hoy, necesitas seis años. Además, hay otro factor interesante, las carreras vinculadas con las tecnologías las estudian, casi en su totalidad, los hombres. Son muy pocas las mujeres que las estudian, es por eso que también hay que fomentar en las mujeres que estudien este tipo de carreras para generar una paridad laboral más rica.