Las familias que fueron adjudicadas (el 6 de diciembre) para habitar los dos bloques de 29 viviendas en el barrio Barranquitas aún no pueden vivir en el lugar ya que no cuentan con los servicios esenciales de energía eléctrica, desagües cloacales ni agua potable.
“Apenas asumimos la gestión comenzamos a recibir reiterados llamados y reclamos de parte de los adjudicatarios, a quienes se les había adjudicado las viviendas y entregado las llaves. Pero no pueden habitarlas porque se encontraron que no tienen los servicios básicos habilitados, y el central es el de la luz”, indicó Paola Pallero, directora de Hábitat del municipio, en diálogo con El Litoral, y agregó que las viviendas “no poseían factibilidad técnica de la EPE, requerían una obra complementaria de una subestación transformadora con un tendido de líneas de media tensión, que aproximadamente cuesta unos $ 3.500.000”.
Las casas, que fueron construidas en el marco del Plan Nacional de Hábitat, además de no contar con suministro eléctrico, carecen de obras complementarios fundamentales para acceder a los servicios básicos. “Los desagües cloacales también faltan. Las viviendas estaban preparadas para la conexión a las cloacas, una obra inexistente, por lo que lo resolvieron con los biodigestores que, al no tener una estructura suficiente, cedieron y quedaron inutilizados todos”, destacó Pallero.
Respecto a los biodigestores que lucen rotos a un costado del edificio, la directora comentó: “La ejecución de la obra complementaria fue rescindida con la empresa contratista en octubre. Después gestiones políticas del gobierno anterior hicieron resolver la ejecución, de manera precaria y provisoria, de los servicios y eso devino en esta situación actual”.
Al ser consultada sobre qué solución le darán a este problema dijo: “Ya nos reunimos con los vecinos para poder hacer fuerza entre todas las partes, y en este proceso de unos tres meses de plazo, poder ir contemplando algunas situaciones con la Secretaría de Políticas de Cuidado y Acción Social para que ninguno quede en la calle durante este tiempo”, indicó la referente de Hábitat.
“En estas condiciones no podemos vivir”
“Nos entregaron la llave y nos dijeron ‘de una semana a 15 días van a tener luz’, desde entonces no tuvimos novedades. Tomamos contacto con la gente de Hábitat y se pusieron el problema al hombro”, comentó Patricia Villanueva, una de las vecinas adjudicataria, quien padece paraparesia espástica progresiva y debe trasladarse en silla de ruedas. Al respecto, Patricia denunció que las rampas de acceso al edificio no son adecuadas y que sin ayuda no puede ingresar a su vivienda. “En estas condiciones no podemos vivir, sin agua ni luz. Confiamos en que en dos o tres meses nos resuelvan los problemas para poder habitar nuestro hogar, de esta forma es imposible”.
Los vecinos que fueron beneficiadas con estas viviendas, son familias en situación de vulnerabilidad social, víctimas de violencia doméstica o en emergencia habitacional.
Los dos bloques habitacionales son custodiadas por móviles de la GSI (Guardia de Seguridad Institucional), ya que los adjudicatarios denuncian que ya han ingresado a robar elementos en algunas viviendas, sobre todo en el bloque de departamentos ubicado a metros del terraplén.
“Está la GSI con una unidad permanente. Les pedimos a los vecinos que traten de visitar sus viviendas, ya solicitamos el permiso para que puedan poner rejas y el cambio de cerraduras”, indicó Pallero.
En total se entregaron 29 actas de adjudicación, con un acto el 6 de diciembre encabezado por el ex intendente José Corral. “Se trata de una vivienda definitiva con todos los servicios y la emoción de ellos nos contagia porque es un logro no solo de la familia sino de toda la ciudad”, había mencionado Corral en su discurso.
“Esto es un legado que queda, que ya hicimos y demostramos que en un sector como éste, donde están las Barranquitas, que era el patio trasero de la ciudad, se puede hacer una inversión pública de calidad en un trabajo en conjunto con las familias”, sostuvo el ex intendente de la ciudad.