Transitando el final del primer mes del año, la cuestión de emergencia ocupa las prioridades en las agendas de gobiernos. Si bien el rumbo económico fue la principal preocupación ciudadana a la hora de votar, la seguridad parece ser hoy la realidad más acuciante. Así lo reflejan las noticias día a día: asesinatos, violaciones, homicidios, robos, golpizas, enfrentamientos y discusiones. Los involucrados ya no distinguen categorías sociales, y todas las variables coinciden en un punto: la violencia.
“¿Cómo se llegó a esta situación? ¿qué estamos haciendo?, ¿dónde estamos viviendo?”, fueron las preguntas de El Litoral a la reciente secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Patricia Chialvo, para indagar qué es lo que subyace en esta realidad alarmante y cómo se relaciona la dimensión económica con la social.
Chialvo encontró fundamentos en el “debilitamiento del Estado” y en la “falta de vínculos institucionales” a nivel social, aunque sumó un “recorte importante en intervenciones” sobre la cuestión económica. “Se ha construido una manera muy grave de violencia, fuera y dentro de las familias, y en toda la sociedad”, respondió.
Respecto de las situaciones en las que se ven involucrados la niñez y adolescencia, dijo que hay un “recrudecimiento en la gravedad de las situaciones de maltrato”. Mencionó que hay coincidencias con los fiscales de las causas en que hay “una gran cantidad de denuncias”, pero agregó que “lo que más nos preocupa la calidad de las mismas”.
Sostuvo que “el desafío es formar nuevas relaciones”, pero que hay que hacerlo de forma “integral”. Sobre esto, advirtió: “que el ministerio de Desarrollo Social esté en un barrio, no garantiza un trabajo de hecho en el territorio”. Y sobre las soluciones a implementar, mencionó que buscarán “trabajar desde todos los niveles, haciendo foco en la educación y la salud”.
—En este contexto marcado por la violencia, ¿cuál ha sido el grado de involucramiento que ha tenido la política?
—El de una presencia institucional, pero de manera estanca. En los barrios que visitamos, ni el centro de salud dialoga con la escuela, ni la escuela se habla con la vecinal. Así, cada uno construye una realidad institucional de manera aislada.
Incluso hacia adentro del ministerio, nos encontramos distintas áreas que intervenían en un mismo territorio, pero que no estaban al tanto. Todo esto tiene que ver con una falta de articulación inter e intra institucional. Y esto produce un Estado débil.
No quiero dar nombres de barrios para evitar la estigmatización de las personas que allí residen, pero nos hemos encontrado una realidad de trabajo desintegrado en cada lugar.
—Cito como ejemplo algunas de las ligas barriales de fútbol donde concurren muchos jóvenes de la ciudad capital, donde hay un desaprovechamiento por esta falta de relación y trabajo en conjunto.
En los centros de salud, solicitamos información para saber cuál es el estado en el que están los jóvenes que asisten, y nos encontramos que no tenían una revisión médica. Es decir, no admiten como propio un club que está afincado en el mismo territorio, que tiene su propia trayectoria, y donde concurren muchos jóvenes a realizar actividades deportivas.
—¿Hacia dónde apuntas las vías de solución?
—Más que soluciones, buscaremos distintas formas de abordaje sobre las problemáticas. Pero tenemos que trabajar de forma interrelacionada, priorizando el abordaje conjunto, para lograr soluciones específicas para cada territorio.
Sobre el ámbito de aplicación de la secretaría de niñez, adolescencia y familia, se trabajará en relación a la comunidad y no con destino único. La solución no es únicamente un centro de alojamiento. Hay programas -que no se estaban trabajando- que pueden ser articulados con municipios y comunas.
Con el que más se venía trabajando y tiene mayor renombre por algunos conflictos que se han generado es Familias Solidarias, al que le daremos prioridad. Pero, también, vamos a centrarnos en otros programas que dejaron de funcionar -como Familias Ampliadas o los de autonomía progresiva- y que han sido debilitados.
—¿En qué beneficiaría la declaración de emergencia? ¿Por qué se busca que sea general y no en particular?
—Las necesidades no son solamente económica o de seguridad. Buscamos disponer de recursos -humanos y materiales- con los que hoy no contamos en algunas áreas. Es lo que quiero decir con el trabajo integrado. Por ejemplo, en el mes de febrero, comienza la repartición de las tarjetas alimentarias, y esto va a requerir que estemos todos presentes para que su correcta distribución sea efectiva. Eso reciente a personal de otras áreas.
Además, en el caso de la secretaría, tenemos muchísimos casos que son muy graves, algunos más conocidos como el de Rafaela y el de Santo Tomé. Allí, son los niños y los jóvenes los que se encuentran involucrados.Y no poseemos los recursos institucionales para poder alojar y abordar las situaciones de otra manera si solo nos enfocamos en la solución punitiva.
—Como diputada provincial, usted viene solicitando la emergencia alimentaria y social hace algún tiempo. ¿Por qué cree que genera resistencia?
—Evidentemente, parece que la palabra emergencia a la gestión anterior la asustaba o le costaba reconocer la real dimensión del problema. Veíamos que la situación se estaba agravando. No solo con lo alimentario sino también con lo laboral y lo social.
Hay que recordar que el presupuesto con el que contamos fue elaborado por quienes hoy son la principal oposición. Pero si buscáramos reutilizar lo destinado a otras partidas, entraríamos en un problema de incumplimiento del deber o malversación de fondos.
Hoy, el que define los destinos de la provincia es esta nueva gestión y buscamos reconducir recursos a estas cuestiones de urgencia. Por eso insistimos en la necesidad de dialogar y reconocer la situación.
Solidaridad para evitar estigmas
Dentro de el discurso del nuevo gobierno nacional figura, de forma constante, la palabra solidaridad. Chialvo coincidió con el concepto como intención, pero dejó entender que también hace falta responsabilidad.
“A mí me preocupa la estigmatización. Nos concentramos mucho en culpar a las personas y no ver toda la situación que hace que se construya la violencia y la delincuencia. Así, solo retiramos un individuo y no corregimos nada del entorno que va a encontrar a otra persona en esas mismas condiciones”, apuntó.
Como ejemplo de la falta de integralidad en respuestas a los problemas que derivan en estigmas, dijo: “Se construyeron escuelas de trabajo, que es muy bueno. Pero, si el destino es la inclusión laboral, no puede ser que no haya relación con el ministerio de Producción para saber en qué sectores es necesario formar a los jóvenes. Después llegan a sus casas y no sabe qué hacer con lo que aprendieron, ni cómo armar un currículum”.
En ese sentido, comentó que desde la nueva gestión provincial se buscará “fortalecer las cooperativas de trabajo”, en paralelo a la llegada de los programas nacionales. “Desde el ministerio de Desarrollo Social y el de Trabajo de la provincia, junto al ministerio de Infraestructura nacional, buscaremos potenciar a las cooperativas que son quienes están en el territorio”, comentó.
Chialvo reconoció que “hay situaciones de consumos problemáticos muy graves”, e insistió en que “no encontramos estamentos del Estado para realizar una articulación correcta”.
Calificó de “urgente” el abordaje sobre estos casos. Y añadió que “todo lo que tiene que ver con salud mental sigue siendo uno de los principales problemas‘.
“Necesitamos mejores instituciones para realizar un correcto abordaje, porque sino se termina constituyendo un peligro para sí mismo y para el conjunto de la sociedad”, sostuvo.