Por Pablo Benito
El arranque de la Gestión Perotti fue una sorpresa para el mundo de la política. Más allá de “Despertar al Gigante” el gobernador lo mandó de vacaciones. Propios y extraños esperan que esta sea una decisión política de Poder y no confusión administrativa de no saber (qué hacer).
Por Pablo Benito
No se trata aquí de analizar una gestión, que aún no comenzó, sino de interpretar la impronta de un gobierno que, en sus primeras decisiones, manifiesta un orden de prioridades y un concepto del manejo del Estado en lo que podríamos determinar como dos variantes de una misma acción pública: Gestión o Administración.
Se administra lo que hay o se gesta lo que falta. En estos primeros días, el rafaelino, priorizó administrar lo que hay, siendo muy poco creíble el factor “sorpresa” de aquello que estaba “escondido”. A decir verdad, tampoco puede tomarse como improvisado el golpe dado por la nueva administración que congeló salarios, pagó con inusitada demora a los empleados públicos, detuvo en seco la obra pública y subió el perfil de su Ministro de Seguridad a la vez que una ola de violencia crecía con la estadística de vitamina y nutriéndose de una disputa con la cúpula de las fuerzas policiales.
“Nada de esto fue un error”
Mal, bien, regular o peor, estos días de Omar Perotti como Gobernador estaban tabulados, pensados y programados. Incluso la intentona de imponer la reforma constitucional antes de su asunción para asegurar su reelección sin ser él parte del beneficio, fue un acto de gobernabilidad, mirando a 4 años (no a ocho, en principio).
Las razones pueden ser varias, aunque las consecuencias inmediatas son determinadas y previsibles.
Hacer caja en los primeros meses puede fortalecer o equilibrar las arcas públicas, pero en un contexto de recesión que puso la velita de su primer año cumplido, en la torta, es de un impacto económico, social y anímico en la población de una violencia inusitada.
Los políticos hacen política y 2020 no desafía a la matemática y es un numero par. No es año electoral, por lo que se gasta poco, se arriesga mucho y empatiza nada.
Tenerla y mostrarla
Los políticos manejan poder, con lo que se entiende la paralización del pago a proveedores del Estado de compromisos anteriores. Se preparan hectolitros de café aguado y tibio para dar marco a las mil reuniones para “renegociar” y lo primero que verán los acreedores locales será una birome. Birome nueva, la que firma cheques, transferencias y conformidad, tiene nuevo dueño. Puede verse como un gesto mafioso, pero la mafia no era más que política por otros medios y el Poder y sus vericuetos son los mismos desde que las pinturas rupestres dan cuenta de la inteligencia del ser humano para describirse a sí mismo.
Las empresas constructoras, las de servicios, los medios de comunicación pasarán por Casa Gris -eso sería lo esperable- para besar el anillo de la mano de quien empuña la lapicera.
Los empleados públicos que sobrevivan al pago en el día 10-15 de su salario, también agradecerán a su gobernador por pagar un 9, luego un 8, un 7, hasta normalizar. Los salarios ya son de miseria, pagados tarde son de tragedia, no sólo para el asalariado sino también para quien está esperando en el mercadito, con la changa a medio hacer, las financieras y bancos que no son de esperar. Ansiosas como inmobiliarias, impuestos y tasas.
Un grado de crueldad, importante, asoma en el horizonte humanista de las decisiones de facto tomadas por el gobernador, pero nada que no se haya realizado ya ni algo que no se encuentre en el manual de “Introducción al manejo del Poder desde la administración de lo público”.
“Que no panda el cúnico”
¿Podría haber reacción social? Sí, podría. Pero en un campo de batalla plagado de cadáveres, estar vivo es una bendición. “Podría ser peor”, es el ansiolítico, calma ánimos y también reduce las pulsaciones cardíacas a niveles imperceptibles.
La cosa estaba mal y el Estado provincial agrega nuevos desocupados, sobre todo en el área de la construcción. Las obras públicas paralizadas y la desinversión en las empresas públicas que se verá en los primeros meses se suma a la resta de una economía regional en crisis.
Perotti también programa ser la cara invisible de las malas noticias, poniendo en uso, el ya en desuso, vocero. El ex periodista Leo Ricciardino, el ventrílocuo de las malas nuevas en un plan de comunicación osado, útil, pero no tan honorable.
“Va ser muy lindo hacer un puente”
La obra pública será un gran tema del gobierno provincial, no por lo que haga sino porque será el factor de empatía con el gobierno nacional, también. La escuela académica del equipo económico provincial es liberal. Puede ser pragmática, sí. Puede ser setiembre o Julio. Agosto puede adelantar o atrasar, pero sigue siendo frío. El punto de partida de la base intelectual, incluso del mismo Perotti, es el equilibrio fiscal por encima de todo. La administración con password y programa de carga de datos. Los números cierran o cierran. La política es la segunda fase del orden. El gobernador hizo lo que cree es lo mejor, no es lo que dijo en campaña, en cuanto al perfil.
Onaissenyek, un Keynessiano al revés
Él es Onaissenyek, un Keynessiano al revés. No concibe el Estado como dinamizador sino como ordenador y más aún el Estado provincial que no tiene mayores herramientas de modificar las generalidades de la economía. La producción y el desarrollo deben estar al servicio de las cuentas ordenadas del Estado.
La obra pública, para este pensamiento económico, está más cerca de ser gasto que inversión.
Se puede o no estar de acuerdo, pero debemos asumir que el Estado provincial está sobredimensionado a instancias de los resultados, pero también es cierto que el empleo público es la primer herramienta de redistribución de recursos que tiene la sociedad.
Dirán que no es empleo genuino y bla que bla. Pero sacar, aunque sea por 10 días ese dinero del mercado -en la actual crisis- es de una temeridad importante.
La UOCRA, vía Buenos Aires, está tranquila -a lo UOCRA de su titular Gerardo Martinez- a punta de pistola y ravioles sin ricota de por medio, pero es terreno fértil para que vuelvan las “oscuras golondrinas” a poner manos en las obras.
Las Cámaras de la Construcción locales del sector público saben por dónde viene. Las obras reprogramadas, las actuales y futuras, vendrán en un paquete cerrado, desde Buenos Aires, con el financiamiento nacional. Si logran mantenerse tendrán que ser subsidiarias o tercerizadoras. Algo que ya estaba instalado en grandes obras -como las termoeléctricas- aunque ahora puede que hasta un plan de bacheo venga amañado por un titular de la obra, ejecutado por una empresa local. Omsilaredef, federalismo al revés.
Tiempo al tiempo
El cambio de época empezó, recién empezó -parecería por el calendario-, pero parece que, en realidad, el ciclo entró en su fase más fuerte y despiadada. Pago a acreedores externos con deuda interna, sobre todo social.
La línea de Perotti, está en consonancia con Fernández-Fernández, pero carece del folclore progre que éste, con el guión de la Cámpora, le imprime al ajuste “piola”.
El refrán de los ex comunistas guevaristas reconvertidos a burgueses, asumió como propia aquello de que “pensamos que íbamos a cambiar el mundo, pero el mundo terminó cambiándonos a nosotros”, muchos catadores de sapos devenidos a perottistas hoy están modernizando el concepto y eso de “volveremos, volveremos” se actualiza en volver el tiempo atrás hacia ese peronismo que los tuvo de protagonista en los ‘90. Ser gobierno los cambió a ellos en vez de haber impuesto otra forma de gobierno. Eso sí, a Perotti no lo cambió, la sorpresa hubiese sido si comenzaba de otra forma y con otras prioridades. No priorizará el bienestar social sino la “paz y el orden” social. En eso sí que no mintió.
El arranque de la Gestión Perotti fue una sorpresa para el mundo de la política. Más allá de “Despertar al Gigante” el gobernador lo mandó de vacaciones. Propios y extraños esperan que esta sea una decisión política de Poder y no confusión administrativa de no saber (qué hacer).
Él es Onaissenyek, un Keynessiano al revés. No concibe el Estado como dinamizador sino como ordenador y más aún el Estado provincial que no tiene mayores herramientas de modificar las generalidades de la economía. La producción y el desarrollo deben estar al servicio de las cuentas ordenadas del Estado.