Por Ricardo A. Qüesta
Por Ricardo A. Qüesta
La única forma de aceptar que haya hambre en la Argentina es haber designado una comisión investigadora constituida por representantes del gobierno y la oposición con sendos especialistas en nutrición designados por ambas partes para que hubiesen hecho un estudio al azar en todas las provincias argentinas, con muestras estadísticamente significativas, para verificar el estado de nutrición de la población. Es decir hacer una investigación correctamente conducida basándose en las reglas y métodos de la ciencia social.Y documentar los hallazgos, si los hubiere, para que los aprecie la población. Pero en esos casos puntuales se debería analizar sus causas.
El gobierno de Mauricio Macri incrementó los planes sociales con respecto al número existente durante el gobierno de Cristina Fernández; en el acuerdo que hizo con el FMI, parte del préstamo recibido iba a ser destinado a ayuda social.
Creo que después de las paso y por pedido de la oposición se reforzó con una partida adicional el dinero destinado a planes sociales. El diputado nacional por Santa Fe Rossi expresó que la suma que el gobierno destinaba a planes sociales era importante, pero no vendría mal un refuerzo. Resulta que ahora hay hambre en la Argentina. Como si súbitamente hubiese caído un rayo que en lugar de provocar muertes o incendios, provocó hambre. Poco o nada creíble este cuento. Pregunté a varios maestros de barrios pobres si sus alumnos están débiles o desnutridos. Me dijeron que no. Pregunté a un profesor de colegio secundario de un barrio próximo a la periferia de la ciudad donde se supone viven familias de menos recursos; me dijo que no. Hablo con los cuidacoches que tienen planes sociales y les pregunto si los planes les permiten alimentarse bien; me dicen que sí, administrando bien el dinero. Recorrí en los dos últimos años varias provincias del NO y no vi chicos ni personas desnutridas ni siquiera en los barrios periféricos y más pobres. Que haya bajado el poder adquisitivo del dinero de los planes sí es aceptable, en especial después de las paso, pero eso se soluciona readecuando el monto destinado a esos planes sociales al haber una perdida del poder adquisitivo causado por la inflación.
De modo que las autoridades y funcionarios del gobierno no deberían decir que hay hambre en la argentina porque eso no es cierto; es sólo una excusa para justificar el saqueo al que va a ser sometido el contribuyente al aumentar abusivamente los impuestos. El peronismo siempre difama a sus rivales políticos y hacen creer utopías a la gente que después no cumplen. Lo deseable sería que los pobres se preocupen por aprender a trabajar y se les inculque desde chicos que son tan inteligentes como cualquier otro ciudadano y que por lo tanto no deben abandonar la escuela o los estudios, de modo de aprender oficios o profesiones gracias a la enseñanza gratuita que hay en nuestro país y de ese modo ellos podrán conseguir con su esfuerzo comprarse una vivienda digna y no llenarle la cabeza de fantasías que se las va a regalar el gobierno con el dinero que le sacan a los que trabajan y se esfuerzan.