Nadia asegura que es víctima de una historia de desesperanza, en medio de violencia de género. La semana pasada se conoció su caso, a raíz de un violento incidente en el que ella y su hijo adolescente resultaron lesionados. Su ex fue apuñalado en ese momento. Ahora, él salió del sanatorio y ella se siente “desamparada”.
El Litoral Nadia Antonela Perezlindo cuenta con un botón antipánico, pero dice que vive con temor.
10:48
Nadia Antonela Perezlindo tiene 32 años y se gana la vida haciendo tareas de limpieza en un local comercial de la zona costera. Vive en barrio Juventud del Norte, en la zona noroeste de la ciudad. Este fin de semana se conoció su historia, de desesperación y temor. Ella y sus hijos se vieron involucrados el miércoles pasado en un gravísimo incidente, encadenado con una historia de violencia de género que ella denunció en varias oportunidades. En este último episodio, ella y su hijo adolescente resultaron con lesiones. El chico terminó muy golpeado. Su ex, con una puñalada en el vientre, fue a parar al hospital. Sus otras dos hijas y su pequeño de 5 años vieron todo y quedaron shockeados.
“Por las redes sociales me enteré de que él ya salió del sanatorio y no va a quedar preso. Tengo terror de lo que pueda llegar a hacernos a mí y a mis hijos”, dijo este lunes la mujer, que ahora cuenta con un botón “antipánico” que le dio la Municipalidad hace algunas horas. “Llevé a mis hijos a la casa de mi madre, en otro barrio. Tenemos mucho miedo de lo que pueda ser capaz este hombre. Yo tengo que volver a mi casa, porque la tengo que cuidar, aunque ahí cerca vive toda su familia”, se lamentó Nadia.
Abandono
La mujer contó que el problema es con su última pareja, cuatro años mayor que ella, a quien conoció hace aproximadamente una década. Con él tuvo a sus dos hijos menores, una niña de 8 años y un pequeño de 5 que el miércoles pasado terminó escondido debajo de su cama, con los oídos tapados y llorando.
Ese día, a la tardecita, ella salió de su casa con su hijo adolescente de 14 años para hacer mandados, pero a los pocos metros fue interceptada por su ex, que llegó en moto. Allí se generó una dura lucha que dejó como consecuencia tres heridos: ella golpeada, su hijo muy lastimado y el hombre apuñalado.
“Fue muy angustiante ver cómo le pegaba a mi nene. Está todo golpeado. Orina sangre y toma antiinflamatorios y analgésicos. Le duele la columna. Con él y los hermanitos nos quedamos encerrados con llave. Ellos estaban tan asustados que no querían abrir la puerta ni a mi familia y amigos que querían visitarnos. Ahora que él salió del sanatorio y no va a ir preso los llevé con mi mamá. Tenemos terror de lo que pueda hacer este hombre, que es muy violento. A raíz de las notas periodísticas, la Municipalidad me dio un botón antipánico, pero él no respeta nada. Desde diciembre tenía una medida de restricción, pero se reía de la ley y de los policías. Me decía que nunca lo iban a agarrar. Me siento abandonada, desamparada”, se quejó la mujer.