Por María Teresa Rearte
Tres Pontífices de la Iglesia Católica visitaron, cada uno durante su Pontificado, el campo de exterminio de Auschwitz / Birkenau.
Por María Teresa Rearte
Con relación a la conmemoración del 75º Aniversario de la Liberación de Auschwitz / Birkenau, es importante tener presente el comportamiento de los Papas de cara a este acontecimiento y a la Segunda Guerra Mundial.
Tres Pontífices de la Iglesia Católica visitaron, cada uno durante su Pontificado, el campo de exterminio de Auschwitz / Birkenau.
LA PEREGRINACIÓN DE JUAN PABLO II
Juan Pablo II lo hizo el 7 de junio de 1979. Celebró la Eucaristía. E hizo memoria de que ese lugar fue “construido sobre el odio y el desprecio del hombre, en nombre de una ideología demencial”.
Al lugar se llega atravesando una puerta con la inscripción “Arbeit macht frei”, que -al decir de Juan Pablo II- “contradecía radicalmente con lo que ocurría dentro”. Calificó el sitio como “el Gólgota del mundo contemporáneo”. Se arrodilló ante tumbas que en su mayoría eran sin nombre. Y destaco que “Auschwitz es una cuenta con la conciencia de la humanidad mediante estas lápidas que dan testimonio de las víctimas que han perdido las naciones”.
Sobre la guerra destacó que “lleva consigo un desmedido crecimiento del odio, de la destrucción, de la crueldad”.
VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA BENEDICTO XVI
Llegó al campo nazi de exterminio el 28 de mayo de 2006, como parte de su viaje apostólico a Polonia. Expresó que “fue un lugar de horror, de acumulación de crímenes contra Dios y contra el hombre, que no tienen parangón en la historia”, y añadió: “el Papa Juan Pablo II estuvo aquí como hijo del pueblo polaco. Yo estoy hoy aquí como hijo del pueblo alemán”. Subrayó lo de “hijo del pueblo alemán”, para expresar “como hijo del pueblo sobre el cual un grupo de criminales alcanzó el poder mediante promesas mentirosas, en medio de perspectivas de grandeza, de recuperación del honor de la Nación y de su importancia, con previsiones de bienestar, y también con la fuerza del terror y de la intimidación. Así, usaron y abusaron de nuestro pueblo instrumento de su frenesí de destrucción y dominio”.
“El lugar donde nos encontramos -destacó- es un lugar de la memoria, el lugar de la Shoah”. E hizo notar que “el pasado no es sólo pasado. Nos atañe también a nosotros y señala qué caminos no debemos tomar y qué caminos debemos tomar”.
LA ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
En el año 2016 el silencio y la oración marcaron la presencia del Papa Francisco en el campo de Auschwitz / Birkenau. A pie y con paso lento, pasó bajo la inscripción “Arbeit macht frei”, “El trabajo libera”, sobre la cual en su momento se había expresado Juan Pablo II.
En la plaza donde los prisioneros de los nazis eran ahorcados, Francisco tocó y besó una de las vigas de soporte de la estructura que era utilizada para la horca. Caminó junto al muro de los fusilamientos. Y extendió sus manos para tocarlo. Dejó una vela y permaneció “en silencio y oración”.
En el campo de Birkenau el Papa Francisco caminó delante de cada una de las 23 estrellas conmemorativas del Monumento Internacional en memoria de las víctimas del nazismo.
“Ante esta enorme tragedia, esta atrocidad, la indiferencia no es admisible y la memoria es un deber”, afirmaba el Papa Francisco al final de la oración mariana del Angelus, en la víspera del 75° Aniversario de la Liberación de Auschwitz / Birkenau.
LA CONMEMORACIÓN DE ESTE AÑO
Para la conmemoración de este año se celebra en la ONU en Nueva York un Simposio Internacional organizado por el Observador Permanente de la Santa Sede, bajo el título “Recordando el Holocausto: los esfuerzos documentados de la Iglesia Católica para salvar vidas”.
LAS INTERVENCIONES DEL PAPA PÍO XII
En este sentido durante la Segunda Guerra Mundial el Papa Pío XII ayudó a los perseguidos mediante el sistema de ayuda humanitaria puesto en marcha por la Iglesia Católica.
En 1939, meses antes de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII trató de preservar la paz mediante un intento de mediación entre las potencias europeas que estaban al borde de la guerra. Pero su intento fracasó.
El 24 de agosto de 1939, una semana antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Pío XII emitió un mensaje radiofónico en el que advertía que “el peligro era inminente”. Y también “aún queda tiempo.”
Terminó afirmando “ que no hay nada que perder con la paz y en cambio sí todo con la guerra”.
Al lugar se llega atravesando una puerta con la inscripción “Arbeit macht frei”, que -al decir de Juan Pablo II- “contradecía radicalmente con lo que ocurría dentro”. Calificó el sitio como “el Gólgota del mundo contemporáneo”. Se arrodilló ante tumbas que en su mayoría eran sin nombre.
Benedicto XVI expresó que “fue un lugar de horror, de acumulación de crímenes contra Dios y contra el hombre, que no tienen parangón en la historia”, y añadió: “el Papa Juan Pablo II estuvo aquí como hijo del pueblo polaco. Yo estoy hoy aquí como hijo del pueblo alemán”.
En 1939, meses antes de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII trató de preservar la paz mediante un intento de mediación entre las potencias europeas que estaban al borde de la guerra. Pero su intento fracasó.