Un delincuente asaltó una pinturería del norte de la ciudad. El empleado que atendía al público se salvó de milagro, porque falló la pistola del ladrón.
Captura de video Todo ocurrió en un local de Pinturerías Universo, en avenida Blas Parera al 7900.
“Fue todo muy rápido, pero a la vez se me hizo eterno. El tipo llegó en bici, al local como un cliente más, pero apenas lo hizo sacó su arma, me apuntó y gatilló. Fue a quemarropa, pero tuve mucha suerte, porque la bala nunca salió”, contó Adrián, quien fue asaltado este miércoles por la mañana -cerca de las 10- cuando hacía su trabajo en una pinturería del norte de la ciudad. Todo quedó registrado en las cámaras de vigilancia con las que cuenta el negocio y duró menos de medio minuto.
A pesar de que ya pasaron varias horas, de sus 51 años y de su aspecto robusto, el hombre todavía se quiebra al recordar. “Se volvió como loco cuando le falló la pistola. Me llevó detrás del mostrador. No atiné a hacer nada, porque lo ví decidido a todo. Le entregué lo poco que había en la caja, cambio, monedas. Entonces me amenazó y me dijo que me tire al piso, que no lo mire porque me iba a asesinar”, recordó Adrián, quien es empleado de la empresa desde hace una década.
Con ojos llorosos y voz temblorosa, cuenta que todavía no puede sacarse de la cabeza el momento del robo. “No estoy en condiciones de trabajar, pero tengo que seguir. Es terrible, porque pienso qué hubiese sido de mi familia si me pasaba algo. Tengo cinco hijos de entre 23 y 8 años; y dos nietitos de 4 y 2. Creo que tengo un ángel que me salvó, porque soy muy creyente. Le agradezco a Dios”, manifestó.
“No sé cómo seguir -se lamentó-. Esta es una empresa muy seria. No se le puede pedir más seguridad de la que tiene (cámaras, alarmas, servicio privado de monitoreo). Los guardias llegaron rápido y la policía también. Pero todos los comerciantes de Blas Parera estamos desamparados. Nada alcanza para prevenir y frenar la ola de inseguridad que vivimos los trabajadores de la zona norte de la ciudad. Estamos viviendo mal como sociedad. Y no estoy en contra de la policía. Creo que ellos hacen su trabajo, atrapan a los delincuentes, pero están cansados de que la Justicia los libere a las 48 horas. Entonces, esos ladrones vuelven a hacer lo mismo, a cometer hechos delictivos”.
“Causa mucha impotencia todo esto. A un asaltante le cuesta muy poco arruinar a toda una familia y todo por dos pesos con cincuenta. Es necesario difundir los hechos para que los gobernantes hagan algo. Parece que ninguna muerte alcanza. Pasó lo del muchacho de la fiambrería (Julio Cabal) en pleno centro y nada cambió, porque sigue la violencia”, disparó.
Deja vu
“En febrero, hace dos años, ya habían entrado a robar también de esta forma. En ese momento también me gatillaron en la cabeza. Tengo suerte. Otras tres veces se metieron, pero pude resistir y sacarlos a empujones para que no roben. No se puede vivir así”, se quejó.