El humorista cordobés "Flaco" Pailos, se presenta el 10 de febrero en Casino Santa Fe con su show unipersonal. En una entrevista previa, explicó que sus fuentes principales son las vivencias personales y la calle. Que la época dorada del humor político fue la época de Carlos Menem. Y que para hacer reír es necesario aggiornarse. “Cuando el humor es profundo y bienintencionado, no es ofensivo”, aseguró.
Gentileza producción Tras una década como músico, a mediados de los ?90 el Flaco Pailos se volcó de lleno al humor. Es decir que de sus 54 años, lleva 35 años arriba del escenario.
Aunque esté al otro lado del teléfono y no cuente chistes, Fernando Pailos hace reír. Es que el “Flaco” tiene un talento que distingue a los buenos humoristas, en especial a los cordobeses: el de convertir, como por arte de magia, la vida cotidiana y sus percances en una excusa para divertirse. Mientras prosigue con su temporada en Villa Carlos Paz, donde presenta “El circo del Flaco Pailos” junto a Chichilo Viale, Willy Magia y el staff del Circo Piskuí, se hará un espacio para viajar a la ciudad Santa Fe y realizar una función de su unipersonal “Solo de humor, más rápido más gracioso”, en Casino Santa Fe.
Será el próximo lunes 10 de febrero a partir de las 21.30 y propondrá al público un monólogo de actualidad un viaje imaginario por distintos países. “Ahí aparecen las figuras de un cubano, un árabe, un chino y un jamaiquino. Me voy cambiando arriba del escenario, donde tengo un perchero que me permite hacerlo rápido, mientras hablo con la gente. Y hago chistes sobre las experiencias que tuve en algunos de esos países. Se hace todo bastante dinámico y la gente lo disfruta mucho”, contó a El Litoral.
En el espectáculo, el “Flaco” también toca un rato la guitarra, con un repertorio que varía según el lugar en que se presenta otro y despliega la rutina de los borrachos, uno de sus “hits”. “Me marco un tiempo de una hora y media, que es lo que dura el unipersonal y voy cambiando chistes, adecuandome al lugar. Como imito las tonadas de las provincias y me sale bastante bien, juego con eso y con la actualidad del lugar”, aseguró.
—¿De dónde te nutrís para generar esos personajes y esas historias? ¿Cuáles son tus fuentes?
—Uso de todo un poco. Cuando comencé a hacer humor, hace muchos años, lo único que había era lo que tenía uno en la cabeza, chistes de amigos o situaciones. Después los libritos. Me acuerdo que había muchos, como el de Pepe Muleiro. Empecé a comprarlos y me nutría de ahí. Acá en Córdoba, todos los días salgo a la calle y me vengo con un chiste nuevo. Es una fuente inagotable. Con la onda del stand up, también me dediqué a escribir un poco. Por ejemplo, en el unipersonal cuento mi primera visita al proctólogo, cuando te tienen que “ortear” por primera vez, por la próstata. Hago como un llamamiento a que el humor también sirve para tomar conciencia, porque los hombres después de los 40 años no le damos bola y la próstata es importante. Así, cuento mi primera visita, que es verdad en un 80 por ciento y el resto le agrego humor. La gente se siente identificada. En general, saco de todos lados: de vivencias personales, de cosas que me cuentan en la calle, de Internet, escribo.
—¿Cuáles son las temáticas que hacen reír más a la gente, o por lo menos a la gente que te va a ver a vos y con la cual podés testearlo?
—Las vivencias personales. Yo hago como un racconto de esos días en que te levantás a la mañana y te sale todo mal. Te despertás y tu mujer te dice “Jorge” cuando te llamás “Osvaldo”. Vas al baño y tarda en salir el agua caliente de la ducha. Cuando sale, buscás el jabón y siempre te toca el chiquito, usado, gastadazo. Después cuando te vas a lavar el pelo, si vivís con mujeres, en el baño encontrás una colección de potes. Pero la palabra shampoo no la encontrás nunca y te terminás lavando el pelo con crema de enjuague. Eso tiene muy buena cabida, todo el mundo se siente identificado.
—El tipo de humor que hacés juega mucho con eso.
—Claro. Esas cosas las tomo como evidencias personales, las vuelco en el escenario y voy combinando chistes. Queda una cosa bien compacta y la gente se divierte mucho.
El humor y la política
—En los 25 años que llevás en el humor, pasaste un montón de épocas del país, buenas, malas, regulares. ¿Cómo ves la situación actual y como incide en el trabajo de los humoristas?
—Soy un tipo muy optimista. A cada cambio de gobierno, por más que no me convenza mucho, siempre le pongo una ficha. Creo que la época dorada del humor, en lo que tiene que ver con los chistes, fue la época de Menem. Hace poco lo veía en la televisión llegando al Congreso y era una película de Star Wars, era Yoda. Cuento eso y la gente se caga de risa. El otro día recordé algunos chistes de aquella época y la gente se cagó de risa, por ejemplo, cuando les decía que vos veías a Menem y a la Bolocco y parecían Chucky y una Barbie. Pero lo que me pasó el año pasado fue que conté un chiste de que Macri fue a una escuelita muy pobre en Jujuy y les dio un discurso a los chicos, donde les dijo que en la Argentina no había hambre ni corrupción, que había salud, trabajo, educación y los chicos le gritaron: “Llevenós a Argentina”. Y un tipo del público me dijo: “Vos siempre contás chistes contra Macri, contá contra Cristina”. Y le respondí: “Maestro, este chiste que acabás de escuchar, lo vengo contando desde la época de Alfonsín”. Y no se ha modificado mucho. Hice, en un disco, un ping pong de preguntas y respuestas. Fue en el 2000 y lo siguen repitiendo, porque es actual. Lo pasaron en España y en Chile. Para resumirte, la política es muy parecida en todos lados. No pasa de moda, como el tango “Cambalache”.
—Es bueno que poder tomar con humor algo que, desde otro punto de vista, es trágico.
—Termina siendo tragicómico. La gente dice: “Nos fue para la mierda, tuvimos cuatro años de mierda”, pero podés escuchar esos chistes y reirte un poco de la realidad.
La necesidad de aggiornarse
—¿Qué perspectivas le ves al humor en el futuro?
—Yo digo una frase que no se si soñé, escuché o leí, pero me salió. “Si la imaginación consuela al hombre de lo que no es, el humor lo consuela de lo que es”. A veces hago funciones a beneficio, he ido a hospitales con gente con cáncer, discapacitados o enfermos terminales. Hice humor con cosas terribles, que me pasaban los mismos pacientes. O fui a casamientos de judíos donde me decían: “—¿Por qué no contás cuentos de judíos? —Porque se van a enojar. —No, nosotros nos cagamos de risa de esas cosas”. El humor nos hace ver esas cosas y nos cura de esa forma, siempre que no sea ofensivo. Hace poco subió una chica al escenario y le preguntamos si tenía novio. Nos dijo “tengo novia”. Quedamos todos mudos y dije “bueno, está noche comemos torta”. Y se entró a morir de risa. Creo que cuando el humor viene bien profundo y con buenas intenciones, no es ofensivo. Hay que tener cuidado, ser realista, ver que ofende y que no. En una nota que hice en Clarín, decía que no se hacen más chistes de gays porque ya no tienen gracia. Hay que aggiornarse, pero el humor va a seguir siendo un salvador para toda la gente, para ver la realidad en forma graciosa.
Temporada
—En tu última propuesta “El circo del Flaco Pailos”, que se estrenó a fines de diciembre en Carlos Paz, sumaste a Chichilo Viaje, Willy Magia y el circo Piskuí. ¿Qué balance hacés del recorrido que hizo el show y cuales son las perspectivas?
—La temática del circo la tenía pendiente y se pudo realizar. Los chicos de Piskuí aportan sus acrobacias y malabares. Chichilo hace de presentador y después hacemos los payasos Pindonga y Machirulo. Está la magia de Willy. En el primer mes el balance es excelente, nos ha ido muy bien. El boca a boca es fantástico, el espectáculo está bien aceitado y tiene de todo. La gente participa mucho.
Puntos de venta
Las entradas se encuentras disponibles en www.ticketway.com.ar; en Nexon Santa Fe (San Martín 2637, Aristóbulo del Valle 6780 y Blas Parera 6980); Nexon Santo Tomé (7 de marzo 2091); Nexon Paraná (Urquiza 1031); Teco Tour Paraná (25 de Mayo 453); Credifé Santa Fe (25 de Mayo 2610); Credifé Esperanza (Sarmiento 1960) y Credifé Rafaela (9 de Julio 114).