Economía social "sin pobres para pobres", con eslabones de asociación y más ferias

Un pequeño emprendimiento de la economía social —una “empresita” de panificaciones, por ejemplo— es como una isla solitaria, que compite con otras islas, que a su vez ofrecen los mismos productos que aquélla y en el mismo mercado (un único barrio). Pero si se unieran asociativamente esas dos islas, o tres, o más, conformarían un archipiélago: y así, crecerían las posibilidades de ampliar los volúmenes de producción, un mayor alcance de llegada territorial, de ventas e incluso, de llegar a las góndolas de los supermercados.

Además —siguiendo la metáfora—, si estos “archipiélagos” asociados tienen el apoyo apropiado; si cuentan con un circuito de ferias y mercados estable en la ciudad y si, a su vez, disponen de una plataforma virtual donde figuren sus productos (sean éstos alimenticios, textiles, de diseño, etcétera) para que los consumidores los conozcan y adquieran, la cosa mejora. Y así, el concepto de economía social y popular sale de aquella vetusta idea de un Estado asistencialista, y se encarama sobre los hombros del emprendedurismo autosustentable.

Ésos son —palabras más, palabras menos— algunos lineamientos sobre los cuales la gestión municipal ha redefinido el concepto y las políticas en materia de economía social. “Planteamos salir de esa idea de la economía popular que refiere a una política asistencialista a los sectores empobrecidos, y pensar esta economía como un subsistema dentro de la economía general, que provea bienes y servicios de la misma calidad que aquellos que proveen las empresas privadas”, le dice a El Litoral Mariano Granato, secretario de Integración y Economía Social municipal.

Esto alude a aquel concepto de la economía social “alejada del asistencialismo, de una economía de pobres para pobres. Todo lo contrario: que ese tipo de economía pueda ser autosustentable y vinculante”, agrega. Y tiene que ir de la mano de la economía general de la sociedad santafesina, como una fuerza más, con dinámica e impulso propios, y no “como una fuerza asistida”.

Estrategia I: comercialización

Desde esa área municipal se rediseñó la política en economía popular desde dos grandes lineamientos: “Primero, mejorar los sistema de comercialización, vinculando los productores con las ferias y mercados, con el apoyo del Estado municipal, con la idea de mejorar las posibilidades de ventas de estos productores y de emprendedores locales, quienes a su vez puedan vincularse con el sector privado. Y que no sólo sean proveedores del Estado, porque esto cae en un círculo vicioso que no le permite independencia y crecimiento” a la economía social, añade el funcionario.

Pero además, se intenta multiplicar esos espacios físicos de venta como ferias y mercados: “La tradición en la feria tiene una potencia vincular muy grande, porque la gente se encuentra cara a cara con el productor, se genera un vínculo social... Es todo lo contrario a ir a una góndola, retirar un producto, no saber quién lo produjo y luego, pasar por la caja de cobro”, agrega Granato. La idea, que se conocerá en breve: un circuito de ferias y mercados de la ciudad, con más lugares disponibles para éstas.

Y la otra idea para mejorar las condiciones de comercialización es un soporte web, una plataforma virtual desde donde cualquier ciudadano de la ciudad y región conozca los emprendimientos y sepa de lo que produce cada uno. Además, los consumidores podrían puntuar, darles una calificación a los emprendedores y sus productos: “Esto aún está en proceso, porque nos encontramos relevando, ‘mapeando’ todos los emprendimientos sociales de la ciudad”, aclara el secretario.

Otra estrategia a desplegar serán las intermediaciones con el mundo del comercio: Es que hay muchos productos de calidad que produce la economía social, y que no tienen espacios para venderse: “Perfectamente podrían venderse en los comercios de la ciudad”, subraya.
En las librerías, en lugar de comprar una agenda de un proveedor chino —por caso— “se puede vender y comprar perfectamente una agenda de calidad que hace un productor de la ciudad, y conseguida a un muy buen precio. Y luego, ese productor local podría vender en otras ciudades de los alrededores”, insistió el funcionario.

Estrategia II: “enlaces” asociativos

El segundo punto es mejorar la capacidad de producción de los actores de la economía social. “Aquí, buscamos que los emprendimientos mejoren en su calidad técnica y productiva, para que sus productos sean competitivos en el mercado. Y para esto, se intenta salir de la idea del emprendedurismo como una forma ‘meritocrática’, donde un emprendedor individual compite con otros, de su mismo rubro. No es el sentido”. “Entonces —prosigue— buscamos generar procesos asociativos de trabajadores que puedan ofrecer productos de calidad y que se inserten en el mercado general”.

Pone otro caso: “Hoy vemos en los barrios que está lleno de hornos pizzeros y máquinas de coser. Entonces, lo que vamos a fomentar es que esas familias emprendedoras (de los rubros panificación o textil) puedan organizarse y asociarse. Al hacerlo, podrán comprar en conjunto, pagando insumos a precios más baratos. La línea de producción será más eficiente y el producto tendrá mayor calidad. El asociativismo cuenta con una enorme potencia para hacer crecer la economía social. Además, se intenta darles el soporte técnico para que se puedan formalizar como actores del sistema económico”.

Finalmente, el funcionario confirmó que las líneas de entrega de microcréditos a emprendedores continuará, pero sobre la base de la asociatividad. Y que el Diseña Santa Fe, entre otros espacios, se potenciará.

“Estos lineamientos tienen relación con un vínculo estrecho con las organizaciones de la economía popular. Todo tiene como base el diálogo y la articulación con las organizaciones que ya vienen trabajando el tema, y van a tener un espacios protagónico en nuestro programa”. Mariano Granato, Secretario de Integración y Economía Social municipal