Busquemos un punto de partida para tratar el tema del título. La Droga y La Policía. En apariencia enfrentadas. Deberíamos plantear, subsidiariamente, qué otras cosas debe resolver (enfrentar) la policía como lo que es: el brazo del Poder Ejecutivo... según relaciones con el Poder Judicial... y en acuerdo con leyes que emanan del Poder Legislativo.
Un ovillo, una punta. Noticia de El Litoral. “El 58 % de los pacientes que ingresaron críticos al Cullen había consumido drogas. Los datos registrados por la sección de toxicología del hospital revelaron que 461 personas tenían rastros de sustancias psicoactivas en la orina: el 70% de cocaína y marihuana. A tres de cuatro heridos por arma blanca y de fuego les dio positivo alguna sustancia, y la más detectada fue la cocaína (en el 80% de los casos)”. La noticia es del 9 de febrero del 2020. Hospital Cullen.
Mismo ovillo, otra punta. En Infobae se lee: “El libro ‘Los Monos. Historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno’, escrito por los periodistas Germán de los Santos y Hernán Lascano fue publicado hace dos meses por la editorial Sudamericana. Revela el entramado de poder, negocios y poder de la familia Cantero. Ayer estaba prevista la presentación oficial en Rosario, pero se tuvo que suspender tras el escrache de Lorena Verdún, la viuda de Ariel ‘Pájaro’ Cantero, uno de los ex líderes de la organización.” Esta noticia tiene años. El libro alcanzó una venta estimada en 7 ediciones de 2.500 ejemplares cada una. El acto fracasado fue en octubre de 2017.
¿Qué parte de esta historia no se entiende? ¿Dónde está el secreto del silencio, de la inacción, de la rémora sobre el tema?
Desde fuera de cualquiera de los sitios del gobierno, desde el periodismo, igual podemos plantearnos una hipótesis de trabajo. Supongamos una fuerza de 30.000 policías ¿Con qué grado de instrucción general? ¿Con qué grado de preparación especial? ¿Cuándo fue la leva? ¿Cuántos cuadros intermedios, cuántos jefes, cuánta tropa...? ¿Dimensionado o descompensado?
Hay cuestiones que no se mencionan pero deberían saberse. No existe un porcentaje significativo de aspirantes a policía provenientes de los 5 departamentos del sur. Poquísimos del Departamento Rosario. Para ser Granaderos había condicionantes físicos. Para ser astronauta también. No es lo mismo pero ¿qué requisitos físicos son necesarios para la Policía Provincial? Es un tema que nadie quiere afrontar: ¿de dónde vienen y qué desean de sus vidas los aspirantes?... ¿son pocos, son muchos, es cierto que son mayoritariamente de dos departamentos?... ¿Es el cargo de Policía una salida laboral?... ¿Cuál es el sueldo básico?... más allá de sus preferencias sexuales ¿cuántos varones, cuántas mujeres?... ¿Hay saldo negativo y son más los que se retiran que el número de ingresantes y por eso se acepta a todos con pocas exigencias?... Los cuadros superiores provienen, en esta situación, en el 2020, de los años de escasa instrucción militar y nula instrucción general cuando, con 4 meses, se los denominaba “policía”... Y otra faceta que debe entenderse como necesaria y sobre la que el silencio es amenazante: ¿están en condiciones de obedecer, de aceptar Jefes de Fuera del Territorio y que no tienen con ellos afinidad de pasado, problemas y soluciones...? Sobre este interrogante aventuro respuesta periodística: opino claramente que no. Con mayúsculas. NO. Hay otro interrogante que asombra: el Hospital Cullen tira una encuesta pero... ¿análisis de sangre y de orina sorpresivos a los policías... cuando se harán...?
Algunos colegas, como también algunos actores políticos, siguen sin entender que el territorio provincial es uno, el mismo, para el cuatrero, el borracho, el ladrón, el violador, el descuidista, “los barra”, el asesino y todas las variantes del delito que azotan la calle, el barrio, las ciudades, la suma de transgresiones que aparecen así, atravesando el límite de lo permitido, el límite de la ley. Con los agregados de género y los etcéteras que se quieran agregar. Ese es un territorio. Es único.
El territorio de la cocaína, las pastillas, la marihuana, la poca heroína y el terrible “paco” no es el santafesino, es el nacional. Rosario. La Matanza. Cosquín. El país.
En el territorio de la cuadra, del barrio, del club, de la ciudad y de la provincia se puede y se debe entender el tema de la droga que, pongo en mayúsculas: ES DELITO FEDERAL...
Deberán disculpar la insistencia con una palabra: territorio. Proviene de tierra, región que se pisa, que se conoce, a la que se pertenece. El territorio del policía, del ciudadano y del delito es el mismo y cabe la pregunta: quién es el que debe custodiar ese territorio, para quién y en nombre de quién.
No queda (nunca) tiempo libre porque está claro que la sumatoria de los delitos se lleva a Cronos en el bolsillo. No tienen tiempo propio los funcionarios que deben ocuparse de nuestro cuidado. Ni Tocqueville y la Democracia en América ni Rousseau y el Contrato. Más cercano y efímero. No hay tiempo que perder. En octubre de 2021, si no hay reelección, comienza el tiempo de descuento de Omar Ángel Perotti. Votamos su seriedad y su eslogan: Paz y Orden. Creemos que era una oferta necesaria. Práctica. Simple. (“la sumatoria de los delitos se lleva a Cronos en el bolsillo”...).
Está claro que los defensores de los capitales de la droga buscarán salvar a sus defendidos y el dinero ayuda. Es parte del Contrato Social. También es parte de ese Contrato que la pistola en el cinto y la potestad del orden, como monopolio de la fuerza, nos deja en manos de la policía que supimos conseguir. Esta policía. Esa contradicción. Delito santafesino. Delito Federal.
Dos idiomas y varios dialectos se confunden en la calle, sigamos con la palabra que define: el territorio. El delito federal es un idioma. El delito a secas es otro. Los policías sin dinero, los policías borrachos, los policías drogadictos, los policías coimeros, los policías violadores, los policías pobres y al viento de sus tres pesos y su familia desvalida, los policías sin grado de instrucción ni alicientes, los policías con jefes ricos (¿se hará alguna vez la declaración de bienes de todos los altos funcionarios policiales, sus familias, sus parientes políticos...? ¿Será pública?
Los policías provinciales persiguiendo drogadictos es, en serio, un oxímoron perfecto. Los capturarán en nombre de terceros, incautarán cobrando peaje, abandonarán sus tareas en pos de una delincuencia que no les pertenece. Vamos a lo peor, excepto en Rosario, donde en 12 años explotó todo y voló por los aires la sociedad, la compra venta de drogas y sus pactos en los otros 18 territorios no son el eje de la violencia y eso altera las estadísticas.
DOS EJEMPLOS QUE NO FUERON
Un actor político sugirió, después de la defección de Obeid, cuando entregó la provincia, aboliendo y no reformulando la Ley de Lema. “Déjenme hablar con Binner, que no suelte a este ejército sin Jefe Propio...”.
Binner siguió comiendo un asado cuando le contaron este mensaje... tragó el último bocado y comentó: “el matambre de cerdo dicen que es más sano que el de la vaca...”. Allí quedó la conexión peronismo saliente y socialismo entrante en el poder (y no fue el ex ministro quien enviara el mensaje, tal vez me conste) No es posible, ahora se ve, despojar de continuidad a un ejército.
Alguien, también en el nebuloso sitio de las anécdotas, en otros años, le dijo al más alto funcionario posible: unifiquemos archivos. No dejemos que entren por tenencia de un arma los que comercian millones de pesos diarios en drogas. Es una “pe... (usó una palabra fortísima) y la respuesta fue mas críptica: de esa pe... viven muchos políticos que usted y yo conocemos muy bien... lo sabemos, ¿no?”
Las dos anécdotas son falsas: es necesario que así sea. La Droga y la Policía no deberían llevarse bien y estamos seguros que sería necesario que así sea. Que sería necesario.
Dos idiomas y varios dialectos se confunden en la calle, sigamos con la palabra que define: el territorio. El delito federal es un idioma. El delito a secas es otro. Los policías sin dinero, los policías borrachos, los policías drogadictos, los policías coimeros, los policías violadores, los policías pobres, los policías con jefes ricos...
No queda (nunca) tiempo libre porque está claro que la sumatoria de los delitos se lleva a Cronos en el bolsillo. No tienen tiempo propio los funcionarios que deben ocuparse de nuestro cuidado. Ni Tocqueville y la Democracia en América ni Rousseau y el Contrato. Más cercano y efímero. No hay tiempo que perder.