La película de Adolfo Aristarain de 1992 se proyectará el lunes en el Mercado Progreso, dentro del ciclo de Cine Clásico de Verano Capital. La cita es a las 20.30 y al finalizar habrá un debate.
Golem Mario (Federico Luppi) y su hijo Ernesto (Gastón Batyi) escuchan al geólogo Hans (José Sacristán) quien les comunica una serie de novedades que los obligarán a tomar medidas drásticas.
En algún punto, la última ganadora del Oscar a la Mejor Película, “Parásitos”, y “Un lugar en el mundo”, la cinta argentina dirigida por Adolfo Aristarain en 1992 que se proyectará este lunes a las 20.30 en el Mercado Progreso (Balcarce 1635) como parte de la programación del ciclo de Cine Clásico de Verano Capital, se relacionan. Es que ambas, en ambientes distintos, denuncian como un sistema social en el cual las desigualdades tienden a ser obscenas puede estallar en formas imprevisibles, clavando sus esquirlas en todas partes. Sea una casa familiar de clase alta en Seúl o una modesta cooperativa agrícola de un pueblito perdido del interior de Argentina.
La película de Aristarain está construida a partir de los recuerdos de un joven que viaja hasta un paraje de la provincia de San Luis para reconstruir una serie de hechos que marcaron su adolescencia y decidir que es lo que va a hacer de ahí en más. Así comienza un largo flashback donde rememora a sus padres, antiguos exiliados de la dictadura militar que tras retornar de España se mudan a Valle Bermejo donde montan una escuela y una cooperativa. Allí también coinciden una monja comprometida con los pobres y un geólogo español que llega contratado por una multinacional para realizar unas misteriosas inspecciones en la zona.
No le hacen falta a Aristarain golpes bajos, ni giros inesperados, ni movimientos virtuosos de cámara. Como en otras obras suyas, la clave está en la nitidez de los personajes, moldeados con cariño y en la jerarquía de la historia, que desarrolla temas como la lealtad, las convicciones, el amor, el miedo, la dignidad y la búsqueda de la identidad.
Personajes y convicciones
Con trazos parecidos a los que usó en “El arreglo” (1983), Federico Luppi construyó al Mario de “Un lugar en el mundo” como un hombre aferrado a unos códigos a los que no quiere renunciar aunque eso implique poner en juego su patrimonio, su familia y su propia vida. “Habré perdido la guerra, pero por lo menos quiero darme el lujo de ganar una batalla”, dice en un momento. Aunque eso signifique abandonar el confort de un departamento en Buenos Aires para vivir en una casa precaria de adobe y edificar una escuelita y una cooperativa rural.
El personaje de Cecilia Roth es el que resume la profundidad emocional del film y José Sacristán es el desencantado español que llega para alterar el frágil equilibrio que sostiene a la pareja. Leonor Benedetto, Rodolfo Ranni y Hugo Arana completan el reparto. Más allá de las polémicas que se generaron en torno a la nominación al Oscar (cuando las autoridades del INCAA designaron a “El lado oscuro del corazón” para buscar un lugar en la terna, Aristarain intentó pasarla con nacionalidad uruguaya) el filme resistió el paso del tiempo y es uno de los más queridos de los ‘90.