No son horas fáciles para el campo. Son cada vez más los chacareros que no le creen al gobierno que las retenciones no se tocan. El “por ahora” que coincidieron todos en resaltar luego de la reunión del jueves pasado. habla a las claras de una negociación con final incierto. Quizá el nuevo encuentro entre las partes, pactado para el próximo martes, devele el misterio. Todos apuntan a que ese día el ministro de Agroindustria, Luis Basterra, confirmará lo que todos prevén: las retenciones, finalmente, se van a tocar. Entonces llegarán los argumentos: el campo seguirá hablando de una “traición” a lo convenido en la campaña electoral, aunque sabe que el gobierno insistirá en el aporte patriótico que los que mas tienen deben aportar en este momento. No hay que olvidarse que en la fila de los sectores que pueden subir sus aportes en primer lugar está el agro, específicamente el agro exportador.
Aunque muchos intenten minimizar ciertos comentarios, a simple vista se puede evaluar que el gobierno tiene un objetivo muy preciso desde un primer momento. Como dijo el presidente Fernández, el peronismo aprendió la lección del 2008 con la 125 y sabe que mientras el agro esté unido (Mesa de Enlace) le seguirá siendo difícil enfrentarlo. Por eso, junto a los sectores más permeables a los acuerdos, Federación Agraria y Coninagro, principalmente la primera, está buscando romper ese bloque. Es que FAA representa a los productores más pequeños, muchos de los cuales integran los denominados grupos autoconvocados, que antes de perder lo poco que tienen van desde este fin de semana a las rutas y se constituyen en un gran foco de resistencia. Fernández sabe lo que ese tipo de movilización significa y los resultados que arroja. Por eso, antes de lanzar el incremento de otros 3 puntos a las retenciones a la soja, evalúa definir una grilla de productos a los que les aplicaría alguna reducción en las alícuotas, como el girasol, el arroz y el maní, a lo que se agrega algo resuelto en la propia ley de emergencia económica sobre las economías regionales.
Pero el ambiente de confianza que se había generado apenas Fernández se convirtió en el presidente electo, ya parece haberse diezmado. Al gobierno le interesa comenzar a cerrar algunos números y por eso no lo desvela que se esté terminando esa especie de la “luna de miel” con los sectores económicamente más fuertes. Hay que recaudar y aunque en ningún borrador eso esté escrito, Economía ya hace cuentas con obtener 450/500 millones de dólares “extras” del campo por el aumento de las retenciones a la soja exportable. De lo contrario no hubiese cerrado el registro de exportación, como lo hizo la semana pasada, medida que inexorablemente orientó los comentarios hacia el anuncio del incremento a las retenciones. “Tienen que entender la situación de la Argentina”, le pidió al sector agropecuario el mismo Fernández.
Dos de las entidades representativas del agro mantienen distancia en la relación con el gobierno. Jorge Chemes, presidente de CRA, aseguró que podría haber manifestaciones y asambleas y, quizás, un cese de comercialización. Hasta hoy confía en la palabra de Basterra. “Esperamos que se cumpla. No depende de nosotros. Si no se cumple, el campo va a manifestarse. Las retenciones son una parte del problema que es el enorme paquete impositivo que aguanta el productor”, dijo en declaraciones televisivas, adelantando que su sector espera el anuncio del incremento. Daniel Pellegrina (SRA) adelantó que “nos vamos a juntar nuevamente pero nuestra posición va a seguir siendo la misma: además de que no hay que aumentar el 3% en el caso de la soja, tenemos que ir hacia un cronograma claro de eliminación de las retenciones y hacia un cambio impositivo con una virtuosidad mayor, basado en un impuesto más coparticipable como es el impuesto a las Ganancias. Necesitamos un esquema que incentive la producción y las exportaciones”, aseguró.