El epidemia de coronavirus esta provocando pánico global y ha frenado las actividades económicas a tal punto que los organismos internacionales creen que afectará de manera negativa el crecimiento mundial. Más de dos mil muertos y cerca de cien mil enfermos detectados hasta el momento pusieron en alerta a las organizaciones supranacionales, científicas y estatales, que debieron implementar los mecanismos de alerta sanitario para enfrentar la situación, que amenaza con convertirse en una pandemia según la OMS.
La expansión del virus produjo también una serie de dificultades en la vida cotidiana de la población que en el caso de los países más afectados convirtieron ciudades frenéticas a una parálisis inhabitual. La santafesina Virginia Priano vive en Milán desde hace dos meses con su esposo, aunque desde hace 6 años trabaja con la fundación Scholas Ocurrentes, una red de escuelas patrocinada por la Iglesia Católica para promover la vinculación de todas las escuelas del mundo.
-¿Como se vive esta epidemia en Italia, que después de China e Irán es el país donde más muertes provocó? ¿Es como en Argentina, el principal tema de la agenda de los medios?
-Habituada a lo que en Argentina son los medios y lo que le pasa a la gente, acá es diferente. A nivel vida cotidiana, los italianos no tiene ni el pánico ni el nivel de alarma de nuestro país. A la mayoría de la gente le da fastidio tener que tomar tantos recaudos. Donde hay grandes cambios es en la actividad de la ciudad. En el resto de Italia varía mucho, depende de la región. Una cosa es en el norte y otra el sur. Las consecuencias las están sufriendo todos, pero es diferente la manera en que afecta la vida en Milán que en Roma. En Milán sigue todo bastante parado, pero en Roma me cuentan mis compañeros que las actividades se están normalizando, aunque los eventos están todos canceladas.
-¿Toman medidas del tipo “no acercarse a una cierta distancia una persona de otra”, por ejemplo?
-Esta semana pegaron carteles en lugares públicos donde informan de una ordenanza sancionada estos días que establece que no se puede estar a menos de dos metros una persona de la otra. Es muy común que en Italia la gente vaya a un bar a tomar un café en la barra de un bar, uno al lado del otro. Eso no le permiten. Ahora tenes que sentarte para evitar estar junto a otro. Son pequeñas cosas que alteran la vida cotidiana de las personas. Los bares están vacíos.
-Contas que la ciudad esta parada ¿Eso quiere decir que las clases están suspendidas, que las oficinas publicas no atienden, los supermercados restringen la atención?
-Hay un poco de todo. El ministerio de Educación suspendió las clases hasta el 15 de marzo pero se dice que extenderán la medida por mas tiempo, hasta el 31 de marzo. Respecto a la actividad laboral es variado. Muchas empresas han implementado el home office la semana pasada y lo han extendido ésta. Las medidas que se toman en general son por una semana, se evalúa y se resuelve su prórroga o no. Las personas que conozco y que trabajan desde una multinacional hasta una empresa pequeña han sido afectadas por medidas variadas. Lo que se busca es que las personas no se aglutinen en un lugar y eso se nota no solamente en la ciudad. En general hay poco movimiento.
El Litoral.
Foto: El Litoral.
-Después de China e Irán, Italia es el país donde más muertos por coronavirus hay. La mayoría de los muertos son en Milán y en la región.
-Las más afectadas son las regiones de Lombardía y Veneto. Y dentro de la primera está lo que denominan la zona roja , que es uno de los lugares bloqueados, donde la gente no puede salir porque está en cuarentena y donde tampoco se puede entrar. De todos los afectados que hay, la gran mayoría está en la Lombardia, en segundo lugar en la región de Emilia Romana y finalmente la zona del Veneto. En los pequeños pueblos de esas regiones está la policía en los ingresos y nadie puede salir ni entrar nadie. En la región en la que vivo la gente se mueve mucho, sobre todo en tren. Hay quienes trabajan en Milán y viven en otros pueblos o ciudades. Los transportes funcionan con normalidad pero se han reducido mucho las frecuencias de los trenes. Al mismo tiempo se busca evitar que la gente se mueva, que se tome un tren, porque son lugares donde hay mas posibilidades de contagio. En Roma hubo grandes eventos que había organizado el Vaticano que fueron postergados, como una que iba a realizarse en mayo sobre el “Pacto Educativo Global” del que iban a participar personas de todo el mundo; otro en Asís que iba a tratar sobre la economía de Francisco que también se suspendió. En el Angelus del Papa del domingo pasado la plaza de San Pedro estaba casi vacía y eso no es habitual.
-Entre muchas cosas, Milán es una ciudad turística ¿Como lo afecta?
-Es lo que mas se nota. Dicen que los hoteles están casi vacíos. Hay cadenas de hoteles que le han dado vacaciones obligatorias a sus empleados porque casi no hay pasajeros. Las pérdidas económicos son enormes. El Duomo y los museos volvieron a abrir el fin de semana pasado pero con horarios restringidos y limites a la cantidad de personas que pueden entrar. Se nota muchísimo que hay pocos turistas. Además hay una gran cantidad de vuelos cancelados. Milán es una ciudad que vive mucho de ferias y exposiciones. Por ejemplo en abril iba a hacerse la feria más importante que es la del mueble y decoración y se canceló para junio. La semana pasada terminó la de la moda y por el virus mucha gente que iba a venir no lo hizo, se cancelaron desfiles. En Milán hace más de un mes que viene sintiéndose estas restricciones y no saben hasta cuando se va a extender.
-En China los casos de nuevos contagios empezaron a descender aunque en otros países empezaron a crecer como en Estados Unidos. ¿Que dicen en Italia?
-A nivel gobierno, han bajado mucho la alerta. Lo que yo percibo en la gente es que no tiene el pánico que uno percibe a través de los medios hay en Argentina. Siento que la gente en Italia no está tan pendiente de lo que dicen los medios. En los noticieros por supuesto se habla de esto pero la gente no está todo el día en su casa pendiente de lo que dicen. Por supuesto que depende mucho de la zona. Pero esto también hace que bajen los niveles de alarma. De todas maneras el hecho de que se estén cancelando tantas actividades en todo el mundo, que se cancelen vuelos, o se pongan restricciones a los pasajeros es lo que más consecuencias tiene. Por ejemplo, hay países que no permiten el ingreso de italianos. Hay dos aerolíneas que cancelaron hasta junio los vuelos entre Estados Unidos y Milán. Con Londres pasa algo parecido.
-Hace dos meses que estas en Milán. ¿Cual es tu percepción sobre lo que está pasando?
-La verdad es que no tengo temor ni soy miedosa. Además, creo que el hecho de ser argentino nos incorpora un nivel de resistencia para un montón de cosas. Lo que más me cuesta es habituarme a estar dentro de casa lo que más que puedas. Los primeros días no afecta tanto, pero cuando pasan diez días te empezás a desesperar. La mayoría de los días en Milán llueve y hace frío. Encerrada, escuchas las sirenas. Todo eso afecta. Los argentinos somos un poco egocéntricos y queremos que lo que pasa en el mundo también nos pase a nosotros. Era como que estábamos esperando un enfermo de coronavirus desde hace 15 días. Ocurre lo mismo que cuando fue lo de la gripe A. Un instante de psicosis y después pasa. Si mirás los medios en Italia, son muy parecidos a los nuestros, panelistas debatiendo, tres médicos hablando, pero la gente no le presta tanta atención, no están con las noticias minuto a minuto. Le preguntas a un italiano que pasa con el Primer Ministro y la mayoría no tiene ni idea. En los últimos tiempos hubo cinco ministros de educación en el país y no se cuanta gente lo sabe.
-No lo viven con la intensidad argentina.
-No porque los afecta menos en su vida cotidiana. Pasan cosas pero la gente sigue igual.