Ya pasaron 10 años desde que al Turco Alí se le ocurrió llevar al plantel a ese volante central fuerte y metedor. Nicolás Bruna apareció en aquella temporada y al año siguiente integró el plantel de Kudelka que consiguió el ascenso a Primera. No fue el único logro, pues también integró el equipo que en 2014 volvió a ascender, esta vez de la mano de Madelón y en aquél maratónico torneo en el que se jugaron 20 fechas en menos de cuatro meses. Allí llegó el momento de emigrar y se fue a Huracán, donde jugó poco, pero conquistó la Supercopa del 2015. Allí vino el ofrecimiento para volver al ascenso, jugó en Sportivo Belgrano de San Francisco y luego al sur para ponerse la camiseta de Brown de Madryn. Debutó en la cancha de San Martín de Tucumán y recuerdo que aquella noche calurosa, mostraba con orgullo su mejor “credencial”: la de decir que llegó a Unión a los 5 años, con edad de escuelita, y que ese día concretaba el gran sueño del debut con la camiseta que más quería.
Hoy, a los 29 años, Nicolás Bruna está jugando en Italia. Su club actual es el Chiesanuova, al que llegó a fines de 2019. Anteriormente, militó medio año en el Anconitana. Su equipo, ubicado en una zona cercana a Ancona, juega en un torneo regional, una suerte de Promocional y la camiseta es igual a la de Unión. Habló en La Primera de Sol y se refirió a su vida tan particular en el Viejo Continente, con esta pandemia del coronavirus que afecta al mundo.
—¿Sentís que Italia está aislada del mundo?
—Es lo lógico, lo que hizo China. Tengo un amigo allá y me contó que hace 60 días que no salen a la calle. Esto va a ser exponencial y lo que más preocupa es que la gente subestima el coronavirus. No es sólo la enfermedad, sino todo lo que conlleva: faltan médicos porque están contagiados. En mi caso lo viví en carne propia, tuvieron que llamar a un familiar de mi novia para que trabaje.
—¿Se vé algo de vida normal?
—Sólo están abiertos los bancos, los supermercados y las farmacias. Hace un par de días que anunciaron una especie de “estado de sitio”. Yo estoy en un complejo con otros cinco argentinos y la pasamos bien, salimos a correr, tomamos mate, hacemos vida normal. Pero con el correr de los días se va a poner más pesado. Y lo que se está hablando es que se va a suspender el torneo, no se va a jugar más.
—Más que extremistas, hay que ser cautelosos. Si querés salir de la ciudad, te multan o te meten preso. De la única manera que podés hacerlo es por trabajo o con autorización médica. Si me llego a enfermar, voy a ir a un hospital y no voy a tener cama. Cuando una ambulancia tardaba entre 3 y 6 minutos en llegar a tu casa, ahora demora una hora y media en llegar, si es que llega.
—¿Te moviliza saber qué es lo que pasa con Unión?
—Por supuesto. Antes de la conferencia de Madelón hablé con Nicolás Iparraguirre, me contó que Leo se iba y a los partidos, si no es muy tarde, los veo a todos. Leo mucho lo que pasa en Unión.
—¿Te sorprendió esta decisión que tomó Madelón?
—No me lo esperaba, máxime por los resultados que se estaban dando. Creo que lo afectó mucho la derrota con Dock Sud de Copa Argentina, pero no pensé jamás que podía irse.
—Madelón dijo que le costó “concentrar a los jugadores” para enfrentar a Dock Sud. ¿Es distinta la motivación cuando se juega ante un rival de menor categoría?
—No se lo subestima al rival, pero inconscientemente no se prepara de la misma manera. Posiblemente, Leo se haya sentido insatisfecho de no haber conseguido el objetivo de concentrarlos de la mejor manera. No es lo mismo Dock Sud que Boca. El técnico está para eso, para evitar la inconsciencia del jugador o la mala concentración antes de jugar un partido con un rival menor.
—Volviendo a tu situación personal, ¿qué recaudos tomás cuando salís a la calle?
—Si vas al Supermercado, te encontrás con cola afuera para evitar aglomeraciones adentro. Hay una regla de que tenés que estar a un metro como mínimo de otra persona. Y lo otro, como el uso del barbijo o el alcohol en gel, que lo tienen que exportar porque hubo desabastecimiento. Hace un par de semanas, la gente se llevaba de todo. Después se calmó y ahora volvió de vuelta esa desesperación por aprovisionarse con todo.
—Entre 2.500 o 3.000 casos nuevos por día.
—¿Te comunicás con tu familia?
—Tenemos un grupo de whatsapp y estamos en contacto siempre. No soy de hablar mucho. Con mi viejo nos peleamos para ver quién habla menos (risas). Yo les digo que empiecen a tomar recaudos ahora, antes de que empiece el frio, porque dicen que el virus no ataca en temperaturas superiores a 26 o 27 grados. Italia las tomó tarde y estamos a un paso de ser China, que cerró todo. Debiera ser un compromiso a nivel mundial. En China pasan cosas feas, mi amigo me contaba que a la gente la tratan mal, como delincuentes, los llevan atados. Es feo además porque frena toda la actividad comercial.
—Imagináte si llegamos a ese extremo en Argentina...
—A una economía tan vapuleada, la puede llegar a destruir por completo.