El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue este miércoles el objetivo de un cacerolazo en varias ciudades del país a causa de su gestión del coronavirus por segundo día consecutivo.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue este miércoles el objetivo de un cacerolazo en varias ciudades del país a causa de su gestión del coronavirus por segundo día consecutivo.
Brasil, con 428 casos confirmados y cuatro fallecidos, ha salido a los balcones de las principales ciudades del país para protestar, antes incluso de la hora fijada en redes sociales, las 20:30 horas (hora local).
En algunos barrios de Brasilia, Río de Janeiro y Sao Paulo, sus habitantes se han anticipado y han aprovechado el momento en el que el dirigente de extrema derecha emitía por televisión nuevas medidas para combatir la expansión de la epidemia.
Así, miles de ciudadanos, muchos de ellos en una cuarentena voluntaria, golpearon sartenes y cacerolas desde sus ventanas y balcones como símbolo de protesta a la actitud del mandatario, al que consideran irresponsable por no hacer lo suficiente contra el avance del patógeno.
La protesta, se repitió de una manera más intensa que en la víspera, al grito de “Fuera Bolsonaro” y “homicida de los ancianos” en ciudades como Sao Paulo (en Bela Vista, Pinheiros o Vila Mariana), Rio de Janeiro (Laranjeiras y Copacabana), Brasilia y Recife (en Pina y Boa Viagem), entre otras.
La ciudadanía brasileña no olvidó las palabras de Bolsonaro de hace una semana, cuando se refirió al coronavirus como “una fantasía”, que, gracias a la labor de la prensa, había generado “histeria” entre la población.
Media hora después del acto de protesta, en varios barrios pudientes de Sao Paulo, Rio de Janeiro y Recife, se produjeron algunos cacerolazos en favor del propio dirigente alentadas por él mismo, aunque fueron más tímidas que las de los críticos.
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“Es grave, pero no podemos caer en la histeria. Tenemos que llevar paz y tranquilidad a todos, sin desconocer lo que se está aproximando. Es grave, es preocupante, pero no llega al grado de histeria o conmoción nacional”, recalcó el mandatario este miércoles en una llamativa conferencia de prensa en Brasilia.
El presidente brasileño, quien cumple en tres días 65 años, ha estado rodeado de ministros infectados por el virus de Wuhan, pero, según él mismo comunicó, las dos pruebas que hizo para detectarlo dieron negativo.
A pesar de que era recomendable una cuarentena preventiva por ser un caso sospechoso de tener el coronavirus, el antiguo capitán en la reserva saludó y abrazó a numerosos seguidores el pasado domingo en una manifestación alentada por él mismo y convocada por las redes sociales en respaldo a su Gobierno.
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, ya alertó que la lucha contra el patógeno no ha hecho nada más que comenzar y comparó lo que se avecina a subir el monte Everest.