La propagación de la pandemia causa estragos no sólo en la salud, que es lo prioritario e importante, sino también en las economías. Como en cualquier casa o empresa, los clubes de fútbol se ven seriamente afectados. El simple hecho de mencionar que la actividad más importante —los partidos— está suspendida, sirve de punto de partida o de base para entenderlo; agregando también que el cierre total de las instalaciones es otro gran problema, teniendo en cuenta que el socio no tiene ninguna contrapartida para lo que está aportando mensualmente a la institución.
Hay tres grandes grupos de ingresos (o cuatro) que tienen los clubes: 1) Los derechos de TV; 2) los ingresos por cuota societaria, y 3) la venta de jugadores. El cuarto no se toma muy en cuenta aunque suma —y bastante— para el presupuesto anual: los sponsors. Y la razón por la que no se ubica en el mismo nivel del resto, es porque esos ingresos, en la mayoría de los casos, se perciben por anticipado.
El tema de la TV es preocupante aunque tiene un par de aristas sobre las que se asienta un pronóstico optimista, a saber:
* 1) La TV destina actualmente 457 millones por mes al fútbol y con la creación de la Liga Profesional y el retorno de la Afa a poseer el poder sobre el fútbol de Primera, hay que renegociar un contrato que tenía al 2022 como fecha pasible de rescisión. Una de las ideas que se maneja, es la de renegociar con quiénes hoy tienen los derechos, manteniendo la relación y extendiendo el vínculo hasta 2025 o 2030, tomando a cuenta los pagos que se realicen en estos meses que no haya fútbol para que los clubes sigan contando con ese ingreso que en muchos casos resulta vital.
* 2) En este aspecto, uno de los grandes desafíos es mantener los 2,1 millones de abonados al “pack fútbol”, cifra que no llegó a ser la que se proyectó, pero que no es para desechar. En este sentido, el desafío será el de mantenerlos para que los ingresos no se le caigan, sin fútbol.
* 3) Si bien existe una razón de fuerza mayor, también hay un negocio que posiblemente siga resultando seductor. El fútbol argentino es apetecible para cualquiera y en todo el mundo. La pandemia genera un inconveniente que no es exclusivo de nuestro país, por lo que la generalización del problema puede ser el principio de la solución. ¿Los poseedores de derechos televisivos no le pagarán a nadie en todo el mundo?, difícil.
“No sabemos si la TV va a pagar, creemos que sí, pero no sabemos; no sabemos si el socio va a pagar, creemos que sí, pero no lo sabemos. Los sponsors se pagan generalmente por adelantado. Y en cuanto a los ingresos por venta de jugadores, se complica porque no hay bancos, no hay clearing y no podemos ingresar los cheques”, es la respuesta que El Litoral recibió de parte de Jorge Cíceri, el tesorer de Unión, cuando se lo consultó.
Unión es un club muy particular por la variedad de actividades. Cuenta con más de 160 empleados y la cifra se estira hasta los casi 400 si se le suma el IPEI. Es cierto que el instituto educativo está subsidiado, lo cuál implica mayor protección porque el Estado acude, pero el subsidio no es de 100 por ciento de los salarios. Conclusión: el club queda atado a que la gente pague su cuota de escolaridad.
* 1) Ingresos de TV: a Unión le ingresan entre 13 o 14 millones de pesos mensuales. Con ese dinero, se paga la totalidad de la planilla de sueldos del plantel profesional. Esto no implica que sea el presupuesto total del fútbol, porque hay otros gastos (viajes, concentraciones, desayuno y almuerzo diario de los jugadores, etcétera) que se pagan con los otros ingresos. “El fútbol se lleva prácticamente el 60 por ciento o quizás más del presupuesto del club”, es lo que se dice en Unión. Eso sí: entrelazar los ingresos de la TV con la planilla de sueldos, como hacen varios clubes, permite que se esté “totalmente al día con el plantel, no le debemos un solo peso a ninguno”. ¿Por qué?, simple: la TV paga religiosamente. Entre el 10 y el 15 de cada mes, está el dinero en la cuenta de los clubes. Y lo hace por adelantado. Ejemplo: a mediados de marzo pagó la cuota de marzo, no la de febrero. Y Unión abona este mes, el sueldo de febrero.
* 2) Cuota societaria: si bien el padrón societario “habla” de entre 19 y 20 mil socios, “los que pagan están en el orden de los 16 a 17.000, lo cuál no deja de ser una muy buena cifra y hasta diría histórica, a excepción de aquellos años de los ‘60 y ‘70, con otro contexto totalmente distinto, cuando el club llegó a tener alrededor de 25 mil socios porque las actividades funcionaban a pleno y no había, en ese entonces, muchas piletas de natación en la ciudad”. Hay un dato alentador: entre el 60 y 65 por ciento, aproximadamente, está adherido a un débito automático o directo. Eso genera un nivel de cumplimiento importante. ¿Y el resto?, difícil dimensionar lo que podrá ocurrir, mucho más con aquéllos que pagan la cuota al cobrador o concurren al club. Se sabrá recién cuando la situación se normalice, lo cual también es una incógnita.
3) La venta de jugadores: Unión provocó varios negocios en los últimos 8 o 9 meses que permitieron ingresos superiores a los 7 millones de dólares. En junio se fueron Brítez, Zabala y los hermanos Pittón (Fragapane quedó libre). En enero lo hicieron Cavallaro (ejecución de cláusula de rescisión), Acevedo, Damián Martínez y Yeimar Gómez Andrade. Unión tiene algo más de 1 millón de dólares a cobrar de manera inmediata, pero hay que ver de qué manera se recibirá ese dinero. “Si es con cheques, estamos complicados”, se dice en el club, al menos mientras dure esta fuerte restricción a las operaciones bancarias.
La reducción de salarios y su reformulación, es algo que se está hablando con mucha fuerza en Europa.
En esto hay que hacer una salvedad: los montos que se manejan en el fútbol europeo son incomparables con los que se pueden manejar en la Argentina. No hay jugadores que ganen menos de 2 o 3 millones de dólares anuales en los principales paises de Europa, con lo cuál son cifras inigualables en Argentina.
En Unión, el tema ni se trató, ni se pensó ni se analizó. “Tendría que hacer algo consensuado entre los clubes y el gremio de los jugadores. No puede ser algo unilateral, sino corporativo, entre todos y con total consenso”, se dice en el club. La realidad es que de los 400 o 500 millones anuales de presupuesto, hay 300 millones que se gastan en el fútbol, porque además de los sueldos y de todo lo que se menciona más arriba, hay otros gastos como el mantenimiento de las instalaciones que también demanda una importante salida (si vale un ejemplo, Unión ha gastado una cifra millonaria en la compra de semillas y productos agroquímicos para que la cancha esté en perfectas condiciones).
De todos modos, estos valores —sobre todo el salarial del plantel— están totalmente adecuados a la realidad de llevarse lo que genuinamente se origina con el espectáculo: los derechos de TV. Claro que, en el presupuesto general y comparándolo con otros clubes, esos derechos significan mucho en Unión y poco en los clubes grandes. Por ejemplo, en algún momento se dijo que la TV era el 2 por ciento del presupuesto de Boca; en el caso de Unión, que recibe menos dinero de la TV que Boca, eso implica por lo menos un 20 por ciento o quizás más de su presupuesto general. Y ni hablar de lo que se paga en otros paises. Hace poco, Unión eliminó de la Sudamericana a Atlético Mineiro de Belo Horizonte. Es cierto que está entre los cinco o seis grandes de Brasil, pero el presupuesto mensual de Mineiro es el mismo que el presupuesto anual de Unión. Es decir, estamos hablando de una relación “12 a 1” que quizás no se dé con los “grandes” de nuestro país, pero hay que pensar en que esa relación debe ser abrumadoramente superior para el “grande” en detrimento de Unión.
“No hicimos una estimación de la pérdida que esto nos ocasiona. Tiene que ver con el tiempo y la respuesta de la gente. No podemos saber qué va a hacer el socio cuando llegue el cobrador, tampoco podemos saber si esto se termina el 1 de abril o sigue. Tampoco sabemos el costo corriente teniendo el club cerrado. Es cierto que somos grandes consumidores de gas, luz y agua, pero esto termina siendo un gasto menor en comparación con los sueldos, por ejemplo”, señalan en el club.
El problema también es que no se conoce la respuesta final del socio. Al no haber fútbol ni actividades, es decir, al tener el club cerrado, habrá gente que se borrará y pretenderá volver luego. No es lo mismo que se borren 1.000 a que se borren 2.000 o 3.000. Lo ideal sería que no se borre nadie o que la cifra sea ínfima, por aquello del necesario respeto a la pertenencia. Pero estamos viviendo un tiempo muy complicado y nadie está exento de sufrir alteraciones en su economía personal o familiar.
Sólo quedaron dos personas en el club
La cuarentena obligatoria hizo que el club cerrara sus puertas y que los chicos de la pensión fueron enviados a su casa antes de que se decrete la cuarentena total. Adentro del club, sólamente quedó el matrimonio que cocina y atiende a los chicos de la pensión desde hace mucho tiempo y que viven allí. Son los únicos que permanecen en el club, “a excepción de algún personal de seguridad que está en la puerta”, señalan a El Litoral.
La situación es crítica y complicada, porque, por ejemplo, la cancha no podrá ser mantenida. “Esto nos cuesta millones de pesos, va a haber que cortar, pocear la cancha, sembrar, tirar fertilizantes. No va a tener la humedad que debe tener. No tenemos personal que pueda realizar este trabajo porque no está permitida la circulación de la gente”, le comentan a El Litoral. Y es lógico, el personal que se dedica a cuidar la cancha y que ha logrado que el 15 de Abril tenga un estado impecable, debe respetar la cuarentena, no vive en el club y por lo tanto el campo de juego quedó a merced del descuido durante todo este tiempo.