Hasta hoy mucho se ha dicho del coronavirus, y mucho estamos aprendiendo en esta pandemia nunca antes vivida.
Como si fuese una idea dominante, quiero declarar que esto también pasará, para dejarnos más limpios, más sabios, más obedientes y más solidarios. Deseo compartirles el siguiente salmo, que alentó a mi corazón para enfrentar el miedo y el temor propios de la situación mundial que atravesamos. Se trata del Salmo 57, tomado de la Biblia (Libro de los libros), seleccionando las frases que más alentaron mi fe y confianza en el único Dios Verdadero y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Dice: “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos. Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. Él enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad.Pronto está mi corazón, mi corazón está dispuesto; cantaré y trovaré salmos. Me levantaré de mañana. Te alabaré entre los pueblos, Oh Señor, cantaré de ti entre las naciones, porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria”.
Si pedimos que Dios cambie nuestra mente y corazón, no podemos esperar otra cosa que bendición y vida feliz.