—¿Mario, qué sos?, pregunta El Litoral
Atlético, que estaba quebrado, pasó del Argentino “A” a jugar la Copa Libertadores bajo su conducción. Dice que la receta es “equivocarse lo menos posible: elogia a Diego Erroz (mánager) y Miguel Abbondándolo, su mano derecha.
—¿Mario, qué sos?, pregunta El Litoral
—“Soy peronista de Perón”, responde de una.
Así arranca la charla que llevó varios días con el dirigente que cambió la historia del fútbol en Tucumán como presidente de Atlético. Se llama Mario Leito, tiene 55 años y en su cuenta de Twitter (@marioaleito) se presenta como “‘papá de Mariano y Morena, aogado, peronista, Diputado nacional por Tucumán (FDT) y Presidente del Club Atlético Tucumán”.
En la entrevista, por cuestioness obvias, nombra a María del Cármen, esposa y madre de sus hijos. Justo él, mejor que nadie, sabe la importancia que es tener a la madre y el dolor con miedo cuando no la tiene.
Una noche cualquiera de 1976, Mario era Marito con apenas 11 años, tenía fiebre como caulquier chico y su madre Nélida lo cuidaba sentada en una silla, al lado de su cama. Hubo un grito que vino de afuera. Un grupo de hombres, encapuchados y con armas, se había metido a la casa y exigía que todos salieran de las habitaciones.
“Me acuerdo de todo, hacía muchísimo frío, esa noche se llevaron a mi vieja delante nuestro en plena Dictadura. Luego, apareció detenida. Duró poco tiempo, por suerte”, dice el hoy presidente de Atlético Tucumán.
—Por lo visto, lleva la gestión en la sangre...
—Mi pasión fue siempre la política desde chico. Fui director de juventud del gobierno de Ramón Ortega y apoderado del PJ cuando le ganamos a Bussi la gobernación. Fui interventor de la obra social estatal y gerente de empleo en Tucumán en el gobierno de Menem. Hoy soy Diputado Nacional por mi provincia.
—¿De dónde es?
—De una ciudad llamada Monteros, a 50 kilómetros de la capital me vine de chico a estudiar y ya me quedé en la capital. Somos una familia de mucha lucha y militancia.
—Cuénteme su historia en Atlético Tucumán...
—Hincha de toda la vida, llegué en el 2003 como secretaria a esa primera Comisión Directiva y acá sigo. Fueron dos mandatos de secretario y ya son cinco períodos como presidente.
—Bajo su mandato, Atlético Tucumán pasó de jugar el Argentino “A” a la Copa Libertadores
—Así dicen...(se ríe)
En estos años, de la mano de Mario Leito, el estadio José Fierro amplió su capacidad con dos nuevas plateas, y se modernizó con nuevos vestuarios, sala de prensa, sala de reuniones y otros espacios. Ahora, está al nivel de los clubes más importantes del país. También compró un nuevo predio de 20 hectáreas, ubicado en San Andrés, que será destinado a las divisiones inferiores.
—Cuándo mira hacia atrás...¿qué recuerda?
—Estábamos en la tercera categoría, concursado, literalmente quebrado e institucionalmente descontrolado. Cuando echamos una mirada para atrás y vemos todo lo que hemos transitado estos años y donde llegamos, la verdad que nos llena de alegría. En lo personal es un orgullo de ser presidente de Atlético Tucumán.
—Pasar de la nada misma al todo en un puñado de años: ¿cuál es la receta Mario?
—Muchas veces me preguntaron cuál era la receta y capaz que no tengamos la receta. Porque no hay una fórmula; lo que nosotros hicimos básicamente fue atender dos cuestiones que creíamos que eran importantes: uno lo institucional y otro lo deportivo. Dentro de lo institucional, no sólo tener fortaleza sino estar atentos con todo el manejo económico del club.
—¿Qué fue lo más duro?
—Nos costó mucho llegar a tener un club saneado, porque siempre dijimos que no hay que gastar más que lo que entra. Nosotros la padecimos, porque en ese trayecto del Argentino “A” a jugar todos estos torneos internacionales, pasamos momentos muy complicados y difíciles. Atlético estaba concursado, endeudado e con deuda post concursal en la tercera categoría. O se que la respuesta sería “un poco de disciplina”.
—Y empezó a entrar la pelotita...
—En el tema deportivo, todos piensan no se puede salir del fondo si nos vas ganando y ascendiendo de categoría. A la hora de armar los planteles siempre tenemos un grado de audacia, pero siempre vemos de traer jugadores a los que le podíamos pagar. Para eso hay que rodearse de gente muy capaz pero con la camiseta puesta. Nosotros dimos en la tecla, porque tenemos equipo de trabajo muy importante. A la hora de tomar esas decisiones, pensamos en qué nos puede rendir.
—Entonces, no es sólo Mario Leito...
—Tiene que ver con el tema de la conducción. Debe ser muy clara pero hay que armar equipos de trabajo donde cada uno cumpla un rol. Nosotros creemos que a éso lo conseguimos. El que debe conducir debe convencer a los demás qué es lo mejor en ese momento. No existe la conducción del que está arriba todo lo impone, porque cuando todo lo impone por ahí hay muchos que no están de acuerdo.
—¿Con quiénes se asesora o se rodea, presidente?
—Nosotros dimos en la clave respecto al manáger y al directivo que debe ponerse al frente. Con relación al manáger, no es solamente para él un trabajo más: debe tener compromiso, trabajo y conocimiento de las cosas que hace. Con Diego Erroz —el ex futbolista que hoy es el secretario técnico de Atlético Tucumán— hemos logrado tener a un persona nuestra que tenía todas estas cosas y cumplía todos estos requisitos.
—¿Y el nexo en Comisión Directiva quién es?
—Por sobre de él, en representación de la directiva está un gran amigo que es Miguel Abbondándolo, una persona que tiene un enorme conocimiento en el fútbol, muy relacionado en ese ambiente y que conoce tanto a los representantes como a la mayoría de los dirigentes del fútbol argentino. Así cortamos camino. Miguel cuenta con toda mi confianza y lo tiene a Diego Erroz, además de otros directivos de confianza que colaboran.
—Me gambetea la respuesta a la famosa receta de Atlético...
—Mirá, si bien es cierto que no siempre que vos traigas refuerzos todos los jugadores te van a rendir, hay que tratar de equivocarse lo menos posible. Ahí estuvo el secreto de Atlético en estos años.
—Pifiarla lo menos posible...
—Es que nosotros no vamos a la góndola a bajar lo que realmente queremos. Nosotros pasamos por la góndola después que pasaron varios de los clubes importantes del fútbol argentino. Cuando va Atlético Tucumán, vemos lo que quedó y ahí nos vamos armando.
—Más allá de esta “hermandad” de mercado en los últimos tiempos (Pulga, Aliendro, Bianchi), encuentro similitudes de Mario Leito en Atlético con José Vignatti en Colón
—(hace silencio)
—Es que Vignatti también tomó al club en la “B”, fundido, con cancha de tribunas de madera y lo hizo jugar copas. Ahora, cuando volvió lo sacó de un Salvataje con deudas millonarias
—Sí, me contó
—El tema es que acá pasaron —sin gloria— el “Coco” Basile, “Tata” Martino, “Pacho” Maturana, el “Patón” Bauza, el mismo Comesaña, algo que parecía imposible...
—En Colón pasaron grandes técnicos y de los mejores de la Argentina. Y por ahí, quizás, está el error, porque muchos de los mejores técnicos del fútbol argentino no nos sirven a clubes como los nuestros. Nosotros debemos de contratar los mejores técnicos para clubes de las categoría donde estamos nosotros, clubes como Colón y Atlético Tucumán. Y en eso nosotros creemos haberle “pegado”, ahí está la diferencia.
—Interesante la reflexión...
—Es que tuvimos cuatro técnicos muy importantes y tal vez la diferencia esté en eso. Uno fue Jorge Solari, que me llevó de “El Infierno del fútbol” —así bautizó Mario Leito al viejo Argentino “A”— al Nacional “B”. Ahí llega el “Chulo” Rivoira y ascendemos del Nacional “B” a Primera División. El tercero es el “Vasco” Azconzábal, con el cual volvemos lograr el ascenso a Primera División.
—Y el cuarto fue el “Vikingo” Zielinski
—Siempre lo cuento: cuando lo íbamos a traer al Ruso Zielinski algunos nos decían “No, ése viene de fracasar en Racing‘. Yo tenía una mirada distinta: creía que era un técnico a la medida de clubes como los nuestros. Apostamos por él, logramos sostenerlo en el tiempo y nos dio excelentes resultados.
Crisis en tiempo de coronavirus...
“Por ahora nos mantenemos en contacto y tenemos reuniones por teleconferencias y analizando cuestiones a futuro. Antes de la cuarentena, con el presidente de la AFA fuimos al predio de Ezeiza todos los presidentes de Primera, esperando que esa foto de unidad sea el punto de partida para que estemos mejor”, dice Mario Leito a El Litoral.
—¿Se viene dura la mano con la plata?
—La situación de los clubes estará complicada por como está todo. El presupuesto de los clubes sale por derechos de televisión, venta de jugadores, venta de entradas, abonos anuales y sponsoreo de publicidades.
—¿Dónde estará el mayor impacto?
—Mirá, el dinero de la TV implica entre el 8 y el 10 por ciento del presupuesto para los clubes grandes, pero para clubes como Atlético Tucumán (yo le llamo la clase media baja del fútbol argentino) ahí andamos en 50 por ciento de lo que entra por la televisión. Vamos a suponer que la plata de la tele siga igual, porque hay un compromiso...
—Entiendo: le preocupa el resto; o sea el otro 50 por ciento del dinero
—Es que al estar parado el fútbol y en medio de una crisis, las cuotas de socios, las entradas a la cancha, los abonos y las publicidades se van a caer. Es lógico que pase eso y los clubes lo vamos a sentir.
“Salieron cuando murió Grondona”
—Mario, no parece fácil “leer” el fútbol argentino
—¿Por qué?
—Grondona, Segura, Armando Pérez, el 38-38, la Superliga, ahora la AFA de nuevo
—Grondona fue el dirigente deportivo más importante de los últimos 50 años en Argentina. Muchos se preguntaban ¿Grondona sí o Grondona no?; para mí la respuesta es Grondona sí, aunque quizás no con todo lo que Grondona tenía...
—Eran tiempos de “Sí, Julio”
—Es que fue un dirigente muy importante, tenía una manera de relacionarse que asombraba. En vida de Grondona hubo dirigentes del fútbol argentino a los que no se les conocía la voz. Y cuando murió Grondona le empezamos a conocer las voces a varios. Cuando él estaba, no volaba una mosca. Tanto silencio podía ser parte del temor, pero la realidad es que fue un gran dirigente.
—Después pasó de todo...
—Lo del 38-38, despúes de la muerte de Grondona era la primera elección con dos listas armadas. Eso fue un papelón y por eso llega la Superliga.
—¿Qué dejó la Superliga?
—Se lograron cosas importantes, en medio de una crisis económica que pasaban todos los clubes. Se había conseguido saber con claridad cuando jugabas y dónde jugabas. No había que golpear puertas para cobrar un cheque. Se logró el recurso de la televisión y el tema del sponsoreo se empezó a repartir en partes iguales. Esas son las cosas que hay que rescatar.
—Y ahora de vuelta en AFA
—Así es, decidimos volver a la AFA. Hoy, sin dudas, Chiqui Tapia es el mayor referente del fútbol argentino. Hay que ayudarlo para que esa foto de unidad del otro día pueda reflejarse, mucho más en esta etapa de crisis por la pandemia.
—¿A qué apuntan con lo de Tapia?
—Todos tomamos la decisión de volver a la AFA. Queremos clubes y torneos más previsibles. Cada uno busca tener un club que sea un poquito mejor.