Tomás Rodríguez | Especial para El Litoral
El día que Frondizi fue elegido presidente, el notable piloto argentino fue privado de su libertad por guerrilleros cubanos.
Tomás Rodríguez | Especial para El Litoral
Cuando restaban pocas horas para largarse el II Gran Premio de Cuba, el domingo 23 de febrero de 1958, el quintuple campeón del mundo de Formula Uno Internacional, el argentino Juan Manuel Fangio, fue secuestrado por el Movimiento Guerrillero 26 de Julio, comandado por Fidel Castro, desde Sierra Maestra.
Ese mismo día, a casi tres años del derrocamiento del gobierno justicialista por la denominada Revolución Libertadora, casi al final de su gobierno, totalmente desprestigiado, hubo elecciones generales. Con la proscripción del peronismo, la Unión Cívica Radical Intransigente aplastó y llenó las urnas de votos en todo el país con la lista que encabezaba el joven dirigente desarrollista Arturo Frondizi, sobre el postulante de la UCR del Pueblo, Ricardo Balbín, quien no aceptó el resultado de la convención partidaria en el hoy centenario partido fundado por Leandro Nicéforo Alem.
La categórica victoria de Frondizi, abogado porteño radicado en el barrio de Almagro, fue producto del acuerdo con el ex presidente Juan Domingo Perón. En la provincia, el médico cordobés, Carlos Sylvestre Begnis, radicado en Rosario fue electo gobernador y los intendentes de las dos principales ciudades, Luis Cándido Carballo en la Chicago Argentina y Ramón Lofeudo en Santa Fe, todos ellos surgieron de las filas de la UCRI.
Juan Manuel Fangio había nacido el 24 de junio de 1911, a las 0.10, siendo anotado en el Registro Civil de Balcarce un día antes, por sus padres, Loreto Fangio y Herminia Déramo.
Los títulos mundiales los obtuvo en 1951, 1954,1955, 1956 y 1957. Entre los años 1950 y 1958 largó en 51 carreras; ganó 24, 10 veces salió segundo, una vez tercero y en seis ocupó la cuarta posición. Por otra parte, ocupó 29 veces la pole position; dio la mejor vuelta en 23 y llegó a sumar, en 278 giros la cantidad de 64 puntos.
En Europa lo llamaban “El Mago de los fierros” y también “Demonio de las pistas”, no fue solamente el indiscutible campeón de la Fórmula Uno, sino también una personalidad activa por su dosis de misterio y por su tesonera dedicación al automovilismo. Para algunos pilotos que lo sucedieron fue simplemente el mejor conductor de la historia.
Tanto los aficionados como los expertos, aún hablan del “Método Fangio” y de su gran salto. En el mundo, muchos conocieron a la Argentino por medio de sus fulgurantes victorias; su carrera ocupó apenas 11 años, pero su nombre ha quedado para la historia asociado a la construcción de uno de los deportes más apasionantes.
El operativo
“Disculpe Juan, me tendrá que acompañar” -escuchó el piloto la noche anterior a correr el GP de Cuba 1958. La escena se produjo en el hall del Hotel Lincoln de La Habana, cuando un militante del Movimiento 26 de Julio interrumpió la charla que el balcarceño sostenía con sus mecánicos. Ayudado por una pistola calibre 45, el revolucionario lo obligó a que lo siguiera hasta la calle, donde los esperaba un automóvil.
Fangio había sido invitado a participar en una carrera de autos Sport en la isla. La prueba era parte de los acontecimientos deportivos programados por el gobierno cubano para mejorar la imagen del dictador Fulgencio Batista, quien por esos días enfrentaba la más dura crisis de todos sus años de mandato.
Unas horas después del secuestro de Fangio, la noticia ocupaba los titulares de las principales agencias de noticias, diarios y revistas de América y Europa. El semanario cubano Bohemia señalaba: “En París, Londres, Nueva York, Roma, Ciudad de México y Buenos Aires le dieron importan tes espacios en las primeras planas”.
Las agencias cablegráficas especulaban con el sensacional secuestro del más afamado automovilista del mundo. La Habana era noticia, el régimen político imperante, las motivaciones de los revolucinarios y el estado de tensión que se vivía, quedaron bajo la lupa de todas las capitales del planeta.
Mientras el corredor argentino, que a los 46 años era el piloto que más títulos había ganado en Fórmula 1 y era seguido por multitudes de espectadores, la dictadura cubana debía recurrir a la represión, ante la imposibilidad de manejar la situación pacíficamente.
La guerrilla avanzaba y los actos de sabotaje se repetían casi a diario; 24 horas antes del secuestro de Fangio, un grupo de rebeldes había realizado un audaz golpe contra el Banco Nacional de Cuba, sin robar un centavo; simplemente prendieron fuego a millones de cheques. También había circulado la versión de que Castro ofrecía la paz a cambio de elecciones supervisadas por la OEA y el control militar de la provincia de Oriente. Rumores y actos inesperados se mezclaban para crear un clima de confusión, incertidumbre y expectativa.
Los miembros del movimiento guerrillero decidieron al liberar a Fangio: enviaron un a carta al embajador argentino Raúl Güevara Linch (primo del Che), para aclarar que su problema era interno y su objetivo era simplemente propagandístico.
Nunca habló de política
Juan Manuel Fangio nunca se había definido políticamente; creía en su suerte, pero agradecía al peronismo a la hora de hablar de su primer viaje a Europa; mientras que a los conservadores les debía el financiamiento de sus primeras carreras y con lo revolucionarios cubanos, los unía una amistad de años.
El sueldo que recibió como agregado de la embajada argentina en Roma y la compra de dos Ferraris en 1949, fueron los aportes más notables de Juan Domingo Perón a la carrera del incomparable campeón.
En sus comienzos, “El Chueco” había sido apoyado por Hortensio Míguez y Oscar Raúl Besusta, dos caudillos conservadores de Balcarce que ayudaron al piloto en su primer GP, poniendo el grueso del dinero en una colecta popular. En ese momento, agradecido a la gente que lo respaldaba, tomó esa tendencia política e incluso, participó como fiscal y como jefe de mesa en algunas elecciones, siempre recordaba que tenía su libreta electoral firmada por el mismo.
El Automóvil Club Argentino también tuvo su ascenso en el ascenso de Fangio. Ellos se encargaron de comprar los cinco primeros coches con los que corrió internacionalmente: tres Maserati y dos Simca-Gordini.
Fangio nunca se afilió a ningún partido político, porque decía que “el deporte no debe jugar mucho en la política”. Sobre la ayuda del peronismo, el quíntuple campeón mundial afirmaba que “si un gobierno me dio apoyo, lo devolví con triunfos, De esta manera cumpli como argentino”.